viernes, 30 de diciembre de 2011

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Supongo que habrá quién no pueda “verlo como yo”; quien se pueda enganchar de lo primero que se asome o quien se pueda asir de cualquier saliente para poder conseguir el no acordar conmigo o sencillamente el no desear “estar conmigo” aquí, fuera del laberinto.

Y lo puedo entender a manera de reto, de postura retrógrada, de capricho o de simple experimento desde su perspectiva mas, sé bien, que la mía tiene su cauce, su arista, su propio prisma y caleidoscopio que me ofrece toda la gama necesaria para estar aquí, aunque lloroso, pero con “la espada de la razón desenvainada” en pro de guerra ante lo evidente que intenta revertirse en mi contra.

Lo puedo entender si tú me lo dices, si eres tú quien hace énfasis en mi poca o mucha razón que, supongo, aún poseo; lo entenderé también si coincides conmigo con el llanto, con esa presión, con ese permanecer azorado y temeroso ante la postura mundana que parece más inhumana cada vez que cuestionas…

Lo podré entender si tan sólo lo susurras en mi oído logrando que, a pesar del poco volumen en tu voz, ella se pueda colar hasta lo más recóndito de mis huesos y termine por erizar mi piel…

Y sabré que lo he comprendido cuando termine este llanto, cuando sostenga en una sola mano tu sentir y/o sufrimiento, cuando te sienta a la par en mi andar o yo en el tuyo y la comunión sea más que el ingerir a la vez, cantar al unísono, coincidir en el abrazo o gritar al mundo la misma palabra cuando no podamos más con su presión…

Entenderé, entenderás… y volveremos a ser uno, a dejar de restar los días, a sumar más noches, semanas, meses, años… La vida misma.
Sabrás y sabré entonces que ha sido una vez más el amor el que termina por triunfar a costa del todo, de todos e incluso de nosotros mismos.

lunes, 26 de diciembre de 2011

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Cada vez más fuera del dédalo fue que escuché mi canción "La moneda".
Esta, para quien no le conoce, habla de esa esperanza que todos tenemos alguna vez en nuestra vida (a pesar de entrelazar cuestiones supersticiosas y de otra índole conforme transcurren nuestros días).

Dónde fué que quedó dicha esperanza? Es acaso que la he perdido? ...o quizá alguien más se ha encargado de echarla a la mierda por mí?

Cada quien tiene su versión de "cómo le fue en el baile" y, en base a esto, las versiones podrán ser diferidas e incluso distorsionadas desde cada una de dichas partes... eso, sin contar el que pudieran caer en suma contradicción.
Entonces, todo queda sin sustento; todo queda al sólo escucharlo sin poder ser revisado, analizado o valorado.

Y esta canción ("La moneda") no ha sido la única que llegó a mis oídos...
"La última respuesta" estuvo también acechando mi cordura al, hace un poco más de un mes, haber preguntado yo mismo al destino cuál era dicha respuesta y, aunque ciertamente la escuché y la contemplé para mí, por una simple razón no se gestó ni formó parte esencial en mi haber.

No me enorgullece en lo más mínimo el decirlo en esta ocasión por escrito en este espacio donde, sin dédalo, sigo preguntándome qué ha sido con aquella esperanza tan clara y firme que tenía, que me orilló a decir fraes hermosas, que me hizo sentir el hombre más seguro (al menos por un breve lapso) y que termina hoy por carecer de sustento y fuerza.

No quiero sostener aquella última sentencia cuando escribí lineas arriba que "quizá alguien más se ha encargado de echarla a la mierda por mí..." pues volvemos a aquella misma postura donde tanto una parte como otra dirá el "cómo le fue en el baile" y, entonces, el círculo vicioso convertirá todo este menester en sólo una idea vacua sin sustento, sin rumbo e inservible.

...y sí, ya me he recordado que me has dicho que no sea tan duro en mis juicios hacia mi persona, que no me culpe tanto y que no culpe a nadie más; que los errores se han dado, los problemas se han vuelto mayúsculos y que sólo es cuestión de trabajar en ello... punto por punto.


...y ¿cómo trabajar en ello si no encuentro a la susodicha esperanza?

viernes, 23 de diciembre de 2011

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No he terminado de comprender el por qué, este estar fuera del laberinto, me otorga la dicha o desdicha de despertar con incertidumbre mayúscula, con tristeza arraigada a la piel, con añoranza en el rostro, con el amor un tanto disipado o con el deseo arrastrando por alguna prenda que se mira sucia en el cesto de la ropa.

Y no pido comprensión a este respecto... sólo hago la observación y acotación que requiero hacer para terminar de desgranar qué fue en realidad lo que me azoró todo este día y que, a esta hora en que arribo a casa, algo dentro de mí me reclama a manera de sugerirme descanso.

Y es que no pude comprender del todo qué fue lo que me oprimió el pecho todo el día, qué fue aquello que me hizo ver más gris de lo normal el cielo; qué fue en realidad lo que mantuvo mi boca cerrada, mi mirada perdida y una lágrima lista en alguno de mis ojos para hacer su aparición a la "menor provocación".

Al final del recorrido laboral me percaté que no fui yo quien derramó esa lágrima que tantas veces apenas asomó desde mis pupilas y, eso, me confundió aún más.

Pude comprender, en parte, que esto de permanecer fuera del laberinto brinda una opción más al semblante, al diálogo con quien pudiera acercarse, a recapacitar más en la diversión ajena y poder ser partícipes de ella para no "echar a perder" su momento... y, sin embargo, también surge cierto fantasma que dibuja soledad, que te repite o reafirma "solo" tanto en el auto como en lo que pudiera decidir en un futuro no muy lejano...


Intentaré "no llevarlo" a convivir en familia este próximo día veinticuatro por la noche pues, en verdad no deseo, que sea él quien dicte el rumbo de la tertulia...


¡Feliz navidad para todos! (...un tanto anticipada)

martes, 20 de diciembre de 2011

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Y bien?
Pudiste ahora mirar ese destello de luz solar diferente estando fuera? Supiste cuál fue la primera de las llamaradas en él? Qué impresión te dejó aquel recorrido estando paralela al dédalo?
Ahora es que entiendes un poco todo este por qué?

No quiero decirlo, pero tengo qué hacerlo... y es que es una pena que las cosas arriben a ti "tarde".
Siempre supuse ser quien pudiera ayudarte entorno a esto y a otros menesteres que tienen qué ver con esa cotidianeidad que resulta tan trivial para ti y que, cuando llega el momento justo, sencillamente "despiertas" y te percatas, desventuradamente, "que es tiempo de dormir en los demás" quedando tú sin acción.

Siempre supuse ser quien pudiera sentir que tu brazo se aferraba a mí en plan de apoyo, compañía y seguridad para ir por la vida con esta cordialidad, con cierta certeza de que no podría "ocurrirnos nada" estando así y, si bien ya fui engañado a este respecto, hoy resulta que tú también sientes esa inestabilidad desde mi espejo.

Siempre supuse ser quien pudiera trasladarte, acompañarte, compartir en totalidad, manejar contigo las situaciones... y resulta que, a tu juicio, sencillamente disfracé de amor cada una de estas actitudes para caer en un sucio juego del que sencillamente ya no quieres formar parte... y te comprendo pues, desde aquí dentro, yo sí deseo jugar pues, ya conocí "la otra parte" y realmente no la quiero así... aunque puedo modificarla desde mi propio interior.

Siempre supuse y supuse, sostuve y aseguré esta y otras tantas cosas razones y situaciones que, cuando fueron revertidas, comprendí de inmediato que estaba fuera del laberinto ya, que me había hecho a la idea que jamás saldría "victorioso" de ahí y, si bien aún no existe un "ganador", sí está la gana de vencer, de salir o al menos de continuar en la lucha por el próximo viro pues, ya desde afuera, entendemos que todo se mira diferente.

Supongo, deberé dejar de suponer y, mucho más, suponer que supones esto o aquello, que las cosas tendrán su resultado le guste a quien le guste y le desagrade a quien le desagrade; que ya van "varias llamadas de atención" para cada una de las partes y que se debe entender que todo forma parte del todo... aún del exterior del dédalo.


Sólo deseo, en verdad, que tengamos el valor de afrontar, la gana de matizar, el deseo de comprender, la paciencia y ese perdón que jamás hemos podido dar el uno del otro... que, observando tu mirada cierta tarde, comprendí que aún poseemos tanto dolor y que probablemente no podamos erradicar en esta vida tan fácilmente como alguna ocasión supusimos...

sábado, 17 de diciembre de 2011

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Me ha parecido hasta cierto punto "increíble", el cómo es que, fuera del dédalo, he podido sacar más lágrimas de mi interior que estando inmerso... esto, es algo que en verdad no me ha gustado del todo pues, considero, debí haber llorado eso aún dentro.

Y me refiero a esas lágrimas que debí mostrar basado en el amor, la entrega, la dicha de tener conmigo todo y no haberlo tomarlo en cuenta y/o considerarlo hasta hoy.

Lágrimas de añoranza, de certeza, de sentimiento puro, de esa sensibilidad que me caracteríza y de la que "presumo" tanto mientras escribo o interpreto alguna canción que me remonta justo hasta esos días que, desgraciadamente, ya se han ido y que resulta por demás el decir que jamás volverán.

Sin embargo, todo esto suma más amor, más añoranza, más entrega y mucha más dicha al reentender lo que tengo conmigo, al mirar a un lado y encontrar al amor una vez más (a pesar de suponer a veces que se disfraza, se esconde por momentos o sencillamente viaja y se traslada hasta otra latitud donde no existo).

No he podido trabajar "entero" en estos días debido a eso y, lágrimas de suma tristeza, impotencia y las otras tantas de los motivos que enumeré un poco antes, hacen acto de presencia para sorpresa mía y de quienes están cerca del escenario escuchando mi canto e interpretación...

Qué decir de los recuerdos que se agolpan uno a uno hasta crear una aparente muralla firme que después termina por caer pesadamente una vez más sobre mis ojos, mi amor propio corroído en estos días y todo cuanto signifique estar dentro mío o porte mi nombre.


Tú, que sigues dentro del laberinto... serías tan amable de acercarme un pañuelo desechable al menos para secar tanta sal que pulula en mis ojos hoy?

...que, mañana, no sabré con certeza quizá el por qué de mi llanto.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

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¿Deseas venir? Siéntete fuera del dédalo.
Anda... desde qué arista es que quieres verte? Desde qué angulo deseas que los demás te divisen y sepan de ti...? Acaso supones que se está mejor en este lado?

Ven un poco, un breve instante.
Cerciórate de esa gama de colores, de ese montón de sinsabores, de aquellos costales que vistos desde aquí parecen más pequeños y fáciles de brincar... pelea sin sentido ni tregua con el tiempo y los días.

Huye conmigo...
Deja que este sol nos alcance, que sea la misma mañana y el amanecer quien nos guíe en este estrecho espacio donde las palabras se pierden, donde podrás volver a llorar de la misma forma que cuando fuiste niña...

Desplázate...
Traslada esas emociones desde tu último viro hasta este recóndito acotamiento donde la sal te anegará, el mar te cantará, el cielo llorará contigo y perderás sentido alguno a la vida...

Intenta pisar firme...
Date cuenta del qué tan flojo, inestable e insalubre resulta el estar sobre la cloaca que tú misma destapaste y donde no podrás sino sólo contaminarte de esa suciedad, de tanta basura que brota a borbotones desde ahí y que no te permite respirar...

Desnúdate...
Observa la cantidad de espejos que nos rodean y los "otros" que no se pueden mirar desde aquí pero que sabes existen cada cual con su imagen reflejada, con su esquina rota, con su tamaño y reconócete en cada uno de ellos según su forma, tipo y momento...

Ahora, intenta correr...
Y déja que meneé mi cabeza negativamente al verte hacerlo o, mejor dicho, al verte intentar el hacerlo pues, seguro es, que terminarás por resbalar, por querer mirar hacia dentro de aquel de donde saliste y desearás no haber salido...

Aunque... si miras más detenidamente, encontrarás más belleza en ti y entenderás más todo el amor que has podido dar hasta convencerte cuánto vales, cuánto podrás amar y cuán importante has sido en este, aquel o aquellos...

Anda, ven... siéntete fuera del laberinto!

No? ...aún debo esperar?



Bien.

domingo, 11 de diciembre de 2011

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...y es que, quienes te conocen no lo podrían creer de ti y, mucho menos, quienes me conocen, tampoco lo podrían creer desde mí.

Y todo se vuelve un extraño juego, una mala fórmula, un desperdicio de tiempo, forma, espacio y acción; pero, qué se puede hacer ante este par de posturas estúpidas con las que "seguimos jugando"?
No podrá existir otra manera de lidiar con esto? Es que es "tan necesario" el que sea el tiempo y sólo él quien se haga cargo de lo nuestro?

En aquel tiempo, sostuve (y sigo sosteniendo) que tu resolución ya estaba tomada y, hoy día, la sigo catando desde ti y vuelve a sumarse el desconsuelo, el sin rumbo, el seguir fuera del dédalo y este escriba sin participación alguna en tu haber, en tu pleno sentir o en tu devenir.

Y, en cierta forma, supongo que debe ser así, que debo tranquilizarme y dejar que todo suceda, que "el todo" ocurra, que el silencio acuda, que el desamor se muestre, que se canse alguno de los dos (tú del seguir inmersa en el laberinto y yo de seguir fuera de él)... o sencillamente que todo estalle; que se cometan los erros, que se pruebe lo que se desea y se entrometa quien quiera entrometerse bajo tu permiso o el mío.
Lo "demás" vendrá por mera y simple añadidura.

Y, sostendré entonces, alguna bandera vacía de color, un espacio plagado de silencio que no tendrá "fondo alguno", una llamada a la cordura sin deseo de realizarla, una enorme apatía a la lucha y sabré utilizar "mucho mejor" esta parte del desamor que he recogido desde ti para regresártelo enorme, más sustancial, más doloroso, con más desinterés y desgana... y todo, probablemente, para continuar con esta lucha ligera que, a la larga, tiende a pesar y a llamarse lid épica.


Y no sé por qué es que sospecho que jamás volveré al laberinto... laberinto del que te has adueñado, del que me has sacado y te has regodeado tanto en él y de él que pareciera en totalidad una muestra de valentía tal que ni siquiera una horda de ángeles podría superarte en determinación.

Aunque, muy en el fondo, algo me dice que debo quedarme aquí, fuera... quieto, tranquilo; ser tan observador como antes y evitar al máximo que todo esto me condene o lastime... a pesar de saber que estoy escribiendo "las palabras idóneas para mí" y ya es tarde pues, su haber, ya está más que en duda o carece de fuerza para poder implantarse como debieran.

¡Qué tristeza... qué tristeza...!

jueves, 8 de diciembre de 2011

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Aún no decido si "permitir" o no el que tu nombre ingrese en este espacio...
Me ha costado trabajo (en verdad) el mantenerlo fuera de él pues sigues significando mucho en mí y en todo, prácticamente todo lo que hago.

Sin embargo, las cosas no han cobrado la mejoría que quisiera e, incluso tus palabras y frases, me orillan a seguir así, en esta extraña soledad estando paralelo al dédalo, en esta cruda incertidumbre del mañana o en este espacio que sigue plagado un tanto de cierto desamor del que apenas comienzo a desatarme.

Aún no decido si "permitir" o no el que tu mirada asome aquí y provoque más desgana en tu haber y en tu amar pues, sostengo, tu postura aún coloca la cuahilla en la llaga y lo puedo ver en mis ojos de vez en vez... no tanto como antes, pero sigo viéndolo.

Sostengo también, que no volveré a pertenecer al laberinto como antes, ser esa parte esencial o medular que decidía en qué parte de él aplicar el viro o dónde hacer una pausa para mirar hacia atrás e intentar regresar un tanto para volver a cobrar fuerza, sonreír y continuar.

No decido aún ese "permitir" a los demás el enterarse de todo lo que me has pedido no se sepa... pero tampoco he decidido el decidir que esto suceda.

Sostengo que, a pesar del todo, el entender que las cosas se sucederán inexorables me siguen abordando de tal forma que, ni aún estando paralelo al dédalo, podré evitar y bajo ninguna circunstancia habrá qué regresar, volver a ingresar o acercarme un tanto más a cada entrada que te suceda, a cada espacio que compartías conmigo pues ya todo esto se está convirtiendo en un telón opaco difícil de correr.

Aquellas veces en que "tuve decisión" hoy sencillamente ya no están; aquellas otras que tuve visión ya se han ido y, las que pudiera tener aún, no se "deciden" a acercarse siquiera un poco a mí para iniciar un nuevo laberinto con lo que, quizá prefiera, el seguir aquí... sin rumbo fijo, sin ese resquicio tuyo, sin tu nombre y sólo con mi poco o mucho actuar en aparente soledad que me encasilla a volver a crear esos monólogos que no llegan a ningún lugar...


Ojalá y pudiera tener esta vez tu claridad, tu poder de acción, tu arrojo, tu entereza y templanza que te permiten decidir el todo por el todo... aún a costa de mí, por encima de mí, a pesar de mí o sin mí.

lunes, 5 de diciembre de 2011

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"¿Cómo las cosas nos llegan fuera de tiempo... Cómo no regresan aquellas que añoramos...?
Lo pensó y se fue.
Supongo que quiso solamente reflexionar en ello y eso la llevó más cercana a ese espacio desde donde, se supone, provenimos: el mar.

Supongo que lo hizo sola, que cargó con maletas suficientes para sólo "estar un par de días" y, allá, pudo adquirir ya en forma todo lo necesario para volver a rehacer su vida de una manera diferente aunque, sospecho, eso sencillamente no se logró...

Supongo, que sigue mirando ese azul hermoso del Dios Poseidón en plan de recapacitar acerca de aquello que no ha terminado por encontrar de su vida; que sigue inevitablemente llorando y haciendo crecer más la "masa marina" pero, a su vez, aprovechando lo salado de este para que las gotas que sus ojos derraman se confundan...

Supongo, que sigue sonriendo (igual que yo) a pesar de traer un gran nudo de desdicha, un laberinto de emociones, una estabilidad extraña, un buen manojo de sentimientos que le orillan a llorar por las noches o la incitan a beber hasta caer en profundo sueño...

Supongo, que sigue añorando el poder sentirse dueña de su vida aunque sus decisiones tengan qué acercarse más a "lo que la mayoría espera de y desde ella" y, bajo este régimen, sospecho que ha sido difícil de lograr y que no sólo la profesión le ha puesto los ojos encima, sino los suyos propios hasta llegar a arrojar lejos el espejo en, al menos, una ocasión...


"Qué complicada es la vida y qué vacío se puede uno llegar a sentir aún estando acompañado..." resumió y se fue.

Y supongo que, a pesar de complicada, sigue teniendo vida; que su vacío está ahora lleno (al menos de recuerdos y sal) y seguirá en la lucha por obtener "eso" que aún no sabe si lo obtendrá.

Supongo, que optará por, en ocasiones, permanecer estática y en espera aunque todos le digan que debe moverse, que debe seguir en marcada lid y que, todo eso que hoy le pesa sobre sus hombros, forma parte de un pasado que debe superar a costa de todo y todos...

Sin importar lo que nadie "suponga" o "sospeche"... sin importar que crezca el nivel del mar... sin importar que sienta que se le arranca el corazón cuando apenas despierta y vuelve a descubrir lo complicado de la vida, lo efímero del amor en ciertos humanos y lo vacío que se puede llegar a sentir aún estando acompañado...



...y, por otro lado y estando paralelo al dédalo, es en muchas ocasiones hermoso este recapacitar acerca de alguien que me recuerda con sus palabras que sigue inmerso en su propio laberinto.

viernes, 2 de diciembre de 2011

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Desde este estar paralelo al dédalo, las "visitas" que he tenido han sido enormemente sorpresivas y, por otro lado, algunas más que he buscado, han terminado por decepcionarme.

Aquellos quienes se decían amigos fervientes e incondicionales son los que más han revertido de una manera por demás inexplicable esa postura que decían tener hacia mí.
Más doloroso no pudo haber sido el intentar buscarlos en este trance que atravieso.

Sigo aún, mientras esto y aquello se sucede, intentando encontrar esa parte mía que he extraviado y que, sé con certeza, ha quedado inmerso en el laberinto.
Tristemente me percaté que dicha parte ha quedado ahí justo cuando me vi, sin previo aviso, en esta postura paralela y, quienes aún permanecen inmersos, no han tenido la gracia o la amabilidad de devolverme eso que me pertenece y que necesito tanto para vivir en cualquier lugar que pudiera encontrarme.

Esto ha sido un grave problema en mí pues, ni siquiera este arte que porto conmigo y que es el don de la música, ha logrado otorgarme parte de todo ese amor propio que ha quedado en el laberinto con lo que, siento, muero lentamente y me encuentro aún "sin piso" en estos días que, además de fríos de temperatura, se muestran fríos desde el corazón de los demás y de la propia música.

Lo único "rescatable" es este sentimiento que me otorga una gran interpretación y que, además de dejarme asomar ciertas lágrimas eventualmente que necesito sacar, arropan mi garganta y mi guitarra de una manera que jamás esperé poseer; es por ello que termino por agradecer al creador esta muestra de cariño y consideración.

No será pronto, eso lo sé, que todo esto termine, que cada situación se acomode y, es un hecho, que requeriré de aferrarme a toda saliente en este abismo para no terminar por caer pesadamente luego de tanto daño que he provocado y de soportar cada roca que me es arrojada aún sin terminar de asirme de manera firme y que proviene de parte de quien acompaña mis días.

Mi tolerancia ya ha topado sus límites, he gritado, he vociferado, he blasfemado, he jugado mal, he apostado al seguro perdedor y no he agotado aún todas las opciones.
Sí se divisa luz en el camino y, a pesar de que miro en ocasiones más iluminado el camino dentro del dédalo, mi situación paralela a él, me hace entender que debo aceptar la que me ofrece el momento y no la que "estaba acostumbrado" a recibir.

Dicha luz del laberinto hoy está predispuesta para algo más, para algunos otros y en específico para quien aún está inmerso en él... e, insisto, no soy yo.

lunes, 28 de noviembre de 2011

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El estar paralelo al dédalo me sigue entregando imágenes que jamás pude apreciar estando inmerso en él; me ha podido ofrecer el mirar la vida desde otra perspectiva que bien puede ir de lo trivial a lo inusual aunque, desafortunadamente y para mí, todo ello cargado de gran dolor.

Puedo decir que no sólo a mí afecta esto, sino a muchos otros que están cercanos a este entorno y, aunque cada quien continúa inmerso en su respectivo laberinto, eso no es obstáculo para que cada decisión tomada desde aquí influya en ellos.
Sin embargo y a pesar de que hablo de "cada decisión", no existe en realidad "decisión" alguna en este estar en paralelo... esto es sumamente difícil de asimilar y de expresar a detalle.

No tengo en estos instantes cierto "poder" que solí poseer mientras estuve inmerso, no existe frase contundente, actitud relevante, y todo tiende a mostrarse de una forma efímera tal que poco trasciende en el actuar o en el llevar a cabo...
Supongo que pueden entender que, en base a esto, no hay mucho qué ofrecer o qué recoger en el día a día.

De manera lamentable, existen otras vertientes que siguen sumando más y más a las ya antes añadidas con antelación y que obligan a este humilde escriba a permanecer mucho más tiempo en silencio que antes, ello, debido a que el asimilar cada una de dichas vertientes, llevan su respectivo tiempo de enlace con algunas otras que ya estaban erradicadas o bien establecidas desde hacía tiempo.
Resulta aquí por demás decir que existe también una lucha constante entre aquellas primeras y las que se suman... Todo se torna un verdadero caos.

Ha sido difícil incluso el poder opinar con respecto a algo y, si alguna persona me pide que le escuche, parece ser que es lo único que puedo, de momento, ofrecer pues, lo que compete a esto que vivo, me demanda mucho de mi razón, de mi proceder, de mi asimilar y de mi energía misma con cada día y situación.
Mi empleo se ha convertido en una hermosa tregua que, si bien me recuerda que debo encauzar mi atención entera en lo mío, me orilla a reconocerme vivo y con oportunidad en los demás.

Gracias a ustedes que se han mantenido en contacto mientras todo esto fenece, se acomoda o termina por asimilarse y sumarse a la experiencia.
No quiero parecer un mártir y, si bien he llorado bastante, no he dejado de apreciar el color, el amor, la atención y otras virtudes y detalles que se muestran desde el exterior hacia mí proveniente desde ustedes... (ustedes: llámense amigos, familiares, conocidos, vecinos y público mismo).

Sé que viene algo peor... probablemente no, pero algo muy en el fondo me lo vaticina.
Sé, que no provendrá directamente de mí, sino de quien acompaña mis días pues, una profunda frustración e infelicidad, le sigue anegando su entender, su razón y gran parte de su actuar se observa reservada, plagada de desgana y silencio.

Habrá que seguir esperando y luchando.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

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De manera lamentable, estando aquí paralelo al dédalo, no puedo contar con un espejo que me pueda brindar ese reflejo de tanta estupidez que he cometido gracias al celo, a la rabia, a la impotencia y a la frustración que he cargado conmigo desde que me encuentro aquí.

No sé si realmente sirva de algo dicho espejo... supongo que al menos tendría una imagen de lo crudo que esto ha sido y todo el devenir que pudiera esperar debido a tanto hacho o a lo no hecho... no sé en verdad.

Una de las últimas imágenes que traigo conmigo no quiero ni siquiera describir... ellas, me llenan de suma tristeza y de profunda soledad como jamás las he vivido y que, aprovechando este comentario, los demás han terminado por creer que ya "todo está bien, que todo está mejor" cuando, aún en sueños, cada una de dichas imágenes se agolpan y atropellan lo que queda de mi amor.

El peso que han cobrado incluso las melodías que acompañan este andar paralelo al laberinto son por demás dolorosas, inciertas, crudos recordatorios de lo que fue y de lo que no fue en su momento y todo orilla a terminar el día llorando, suplicando, pidiendo un poco de calidez y afecto al menos desde el viento, el cual, pareciera ser que ha sido el único que ha podido cantar conmigo sin reproche alguno...

No quisiera, en verdad, colmar todo este espacio en sólo calamidades, malos momentos o tristezas que, con el simple hecho de leerlas, se podrían sentir en los huesos o en la piel... en verdad que no lo deseo y, pareciera ser, que en definitiva esto no dibuja nada mejor que como fue pactado en un inicio.

Sepan ustedes perdonar el contenido ingrato...

sábado, 19 de noviembre de 2011

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Vaya manera de seguir paralelo al laberinto, cargado de silencio, de incertidumbre, de escenas por demás lamentables y tristes, de esa lucha de poderes que no lleva a ninguna parte y de esa profunda tristeza que puede más que cualquier beso, que cualquier frase o que cualquier premio que la vida pudiese otorgar.

Aún queda sin comprender mucho de lo antes expuesto, mucho de lo antes escrito y mucho de lo comentado en inicio...
Queda, aquella mirada colmada de agua salada, aquel apretar de los puños, aquellas ataduras colocadas con afán de poseer, de quizá lastimar y, lo que pudo haber sido en inicio placentero, cobra una esencia incierta, un tanto cruda, dura y con un sentido totalmente diferente al que en inicio se había pensado.

Quiero decir con esto que, prácticamente todo, ha cobrado un viro tal que, ni siquiera estando inmerso en el dédalo, pude sentir, vivir o al menos vislumbrar.
La experiencia que adquiero estando paralelo a él es más que lamentable, dolorosa, profundamente triste y cargada de recelo y una rara especie de venganza aparente.

Si bien la confusión ha reinado todo este tiempo, ese observar de un lado a otro estando en esta posición, me ha mantenido con el estrés suficiente para hacer el mayor de los desastres, el mayor de los daños y, lamentablemente, ha sido directamente a la mujer que amo.
No he podido vislumbrar el momento en que todo esto fenezca y tenga ese final acorde al amor, a la comprensión, a la tolerancia y a la libertad que tanto nos ufanamos de gozar.

Es por ello que sigo tratando de descifrar este espacio, que sigo intentando aclarar el presente sin que lastime a nadie, sin que salga a relucir este mediocre que habita en mí y que (aparentemente por amor) es que ha cometido y sigue cometiendo las peores aberraciones que jamás creí cometer.

Sé que no tengo manera de obtener disculpa... pero, al menos, supongo que sabré disculparme yo mismo e intentar así vivir tranquilo... con o sin dédalo.

martes, 15 de noviembre de 2011

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Paralelo al dédalo, puedo sentir claramente la mentira, el desamor, la injusticia, de nueva cuenta la mentira y una vez más el desamor; cualquier otra señal de engaño e, incluso, lo ficticio del dolor plasmado en aquellos quienes sólo desean vivir a costa de los demás.

He tratado de sonreír frente a esto y, en definitiva, supongo que tendré qué hacerlo pues, no existe nadie en estos momentos en quién pudiera apoyarme.
No ha sido una vez que me han dicho que acuda a terapia psíquica o de pareja y, la verdad, en ocasiones pienso que ni siquiera el terapeuta será capaz de encontrar interés en mí o en nosotros... Dinero llama a dinero.

Qué queda entonces?
Buscar la rendija por donde incrustarse de nueva cuenta al laberinto habiendo observado el mejor de los caminos de manera inmediata o a corto plazo...
Llamar de alguna manera a aquel ángel que cuidó de mí por años para no meter la pata o para no cometer estupideces como las que ahora cometo a raíz de su ausencia...
Seguir en pie de guerra "ahora sí" por mis hijos y dejar que aquella quien solió acompañar mis días haga y deshaga con su boca, su cuerpo, sus palabras... su vida toda.

Y es que es ella quien aún me mueve paralelo a su mundo, es ella quien "tiene la última palabra" y es ella por quien decidí seguir con vida...
Qué lástima y tristeza que hoy día ya no le importe más...

Seguiré, en todo caso, preguntándome el qué debo hacer con mis días y mi vida pues, parece ser que a fin de cuentas, mi vida con ella ya se ha estirado al máximo y no desea ella la resolución final que nos mantenga unidos.

Y, miren... no quería comentar nada de esto en este espacio y sucedió...

sábado, 12 de noviembre de 2011

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Qué ángulo tan impreciso es este que tengo paralelo al laberinto...

La felicidad y el amor se muestran tan difusos mientras que las nubes tormentosas, la niebla, la infelicidad, la desdicha, la frialdad, la intolerancia y muchas otras señales y posturas negativas simplemente se acomodan la una tras de la otra como en un orden cronológico, expansivo, lacerante y cual si fueran las únicas "verdades" que prevalecen en el entorno.

Y no, no me agrada en lo más mínimo.
No concibo que sean estas quienes "sostengan o hayan sostenido" por años el dédalo.
No puedo sino sólo entristecer más con todo esto...

Todo ese amor que yo mostré en su momento, el apoyo que solí dar, la libertad, la confianza, la tolerancia, lo hermoso de un amanecer, de una salida de la luna, el estar frente al mar acompañado por ella... todo, todo pierde forma, esencia, rumbo y razón de ser o estar; esto ha sido por demás razón unánime para que una tristeza enorme se apodere de mí en estos momentos y una melancolía extrema se sostenga desde mis pupilas, mi garganta y mis manos que no logran sacudir de ninguna parte la totalidad de ese polvo dañino de quien aún vive conmigo y se ha visto plagada de él.

No podría haber sido peor.
No podría haber sembrado tanta negatividad y, estando paralelo al laberinto, lo puedo ver, lo puedo palmar, lo puedo colorear incluso si lo deseo y, aún con color, no podría trocarlo a corto plazo como lo deseo hoy enormemente.
No en balde fue que pensé en el suicidio... no en balde toda esta tristeza.

Hasta esas sonrisas se muestran fingidas, vacías, con rastros importantes de llanto, de desvelo, de desorden espiritual, emocional y gástrico.
La adrenalina cambió su color, la emoción pareciera tensión y la presión traición... no sé.
Todo es una completa confusión.

martes, 8 de noviembre de 2011

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Hoy día, a pesar de lo que pudiera parecer, reafirmo que sigo fuera del dédalo al enterarme de una forma u otra que, tanto mi decisión como mi palabra y acción, no tiene ya peso alguno frente a aquellos quienes son de mi sumo interés o que gozan aún de un lugar privilegiado en mi corazón.

Supongo que ha sido error mío el que los haya colocado ahí pues, veo con suma tristeza, que sólo se ocupan de su interés y conveniencia y que parte de sus hechos sólo reflejan el beneficio personal arrastrando a quienes aún inmersos en su laberinto le acompañan.

Más que con tristeza observo todo esto.

Han logrado estas personas en muy poco tiempo reafirmar esto, arrastrarme consigo (a pesar de estar caminando paralelo al laberinto), sacar beneficio personal e ignorando por completo los intereses comunes o individuales de los demás echando a la basura tanto la prudencia como la tolerancia y el respeto.

He recibido llamadas a deshoras, mensajes sin sentido aparente muy entrada la madrugada y, ello, sólo lleva a reafirmar, insisto, todo lo que he descrito con antelación.
Pocos o nadie han sabido con exactitud lo que preciso y sólo quieren ver lo que tienen enfrente sin tomar en cuenta el trasfondo de las cosas o las situaciones.

Ha sido enormemente difícil el dar con aquel ente que sume esfuerzos, que no deteriore más aún lo llagado, que sume y que no reste o aquel que con tranquilidad escucha y no juzga.
Mi rostro desencajado y plagado de desgana me delata y, mis lágrimas, son sólo vistas como chantaje, falso dolor o fingida incomprensión.

Paralelo al laberinto no existe un camino definido, no hay sino sólo un borde hacia el vacío donde, a manera de descanso, se puede esperar a la siguiente resolución, a la siguiente fase y al próximo paso.
Puedo ver claramente por encima lo que hay inmerso en el dédalo y puedo elegir entre la magia, el amor, la desgana, el desamor y un sin fin de sentimientos que se encuentran al lado del camino o desechados por alguien desde el interior del laberinto, esto, sin que nadie pueda evitar el que otros lo recojan... incluyéndome.

Algunos otros objetos sólo los tomo por un momento y los vuelvo atrás en este andar sin que provoquen o causen mella en mí, y sé, que habrá tiempo para dedicar todo este menester tanto al reencuentro con dichos objetos como al que aparezcan frente mío y pueda observarlos, analizarlos o simplemente observarlos pues, creo en definitiva, que de nada serviría recojerlos y usarlos como arma para "librar la batalla" consecuente por tanto y tanto andar.

Y así, plagado de desgana y frustración, termino con este escrito.


Mañana les diré.

domingo, 6 de noviembre de 2011

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Fuera del dédalo, las fotografías juegan un papel de suma importancia en la emoción, la intriga, el amor y gran parte del sentir presente basado en aquel pasado que, para muchos, ha sido siempre mejor.

A pesar de ello, en mí habita un sentimiento más allá del todo, más allá que el sólo creer que un tiempo pasado fue mejor y, aunque ciertamente una sonrisa se esboza o asoma alguna lágrima mientras observo alguna imagen entrañable, termino por entender que amo este presente y lo deseo así, con todos sus atributos que he llegado a valorar de una forma más sensible, menos humana en cierto sentido, más apegada a un ciclo que termina y que concluye por convencerme en este presente.

Aún conservo algunas de mi esposa, por ejemplo, que me hacen palidecer, otras que me enervan la sangre y, todas ellas, tomando en cuenta que la mujer aún está cercana a mí, imprimen menos nostalgia al momento y reavivan ese inmenso amor que hoy, aseguro, aún poseo hacia ella.
Todo aquel menester que me ha sacado del dédalo, poco a poco lo retomo a manera del cambio obligatorio en la naturaleza de las cosas... aunque dicho cambio me haya volcado gran parte de mi proceder y entender.

Y, mientras que este humilde escriba vuela un tanto y viaja otro más basado en imágenes, uno de mis hijos sostiene ante mis ojos que, lo mejor, es el movimiento, el video, la vida misma impresa en una secuencia que termina por ser aún más entrañable y nostálgica que las primeras que menciono.
Y, dentro de lo intangible que resulta todo esto, lo único "tangible" tiende a ser lo que somos nosotros mismos, esto que tocamos y con lo que convivimos el día a día acompañados por quien esté a nuestro lado en tal o cual momento.

La pregunta aquí gira entorno al qué tanto debemos aferrarnos a aquel pasado...
Qué tanta maravilla extra podemos descubrir en esta imagen o aquel video que pueda servirnos para, más que extrañar, valorar, suspender, atesorar, aprender y madurar de una vez por todas aquello que probablemente nos lastime para, así, erradicarlo, superarlo o sencillamente olvidarlo.

Si bien Dios nos otorgó el precioso don del olvido, por qué es que nos frenamos a aplicarlo cuando observamos, paralelos al laberinto, que todo él nos provoca tanto daño y que nos podría orillar al precipicio que está inmediatamente después de cierto "acotamiento" al lado de dicho dédalo...


Tú, tienes la respuesta?
Por favor, házmela saber antes de que, por un error, estupidez, necedad o descuido, tropiece y caiga a lo más profundo del abismo donde, convencido estoy, no hay un regreso, no habrá más imágenes y un "salir con vida" desde él no es algo probable.

jueves, 3 de noviembre de 2011

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Basado en infinidad de comentarios de parte de quienes han experimentado ya el estar fuera de su dédalo es que resumo que aún permaneceré en esta situación por más tiempo del que haya podido imaginar.

Todas esas muestras de fortaleza que la propia vida me otorga parece ser que también serán opacadas por aquellos que siguen inmersos en aquel que observo paralelamente y que me orillarán a padecer en más de una ocasión en cualquier momento.

Vuelvo a resaltar que, en todo este menester, dichos coemntarios y apoyo que me han brindado algunos otros han terminado por sorprenderme al recibir desde ellos la mejor respuesta que jamás imaginé tener.
A todos ellos gracias, mil gracias.

No obstante, reitero, la fuerza que he recibido desde ellos no ha sido suficiente pues se ha basado en un repetir de frases que ya tenía por bien conocidas y, ellas, sólo colocan una ligera fuente de calor que impide que "me enfríe" por completo y, sépanlo, me seguiré aferrando a cada uno de ustedes a manera de no romper con esta lucha y salir airoso de cuanto sufrimiento se apodera de mí hasta casi lograr el darme por vencido.

En este inter, tengo conmigo las disculpas necesarias, el perdón reiterativo y la consciencia tranquila para también poder hacer un silencio convincente en prueba de que no tengo peso alguno que me pueda hacer dudar de cuanto se me pueda achacar basado todo ello en un presente colmado de engaño o erro desde mi parte y hacia todo o todos.

Ruego la comprensión necesaria desde su parte (y de todas las partes) ante la confusión que todo esto pueda originar pues, de existir ésta, no es mi deseo sembrarla para que quepa la desconfianza y el desapruebo en aquella parte que me hizo salir del dédalo.

Y es que, si bien el estar fuera del laberinto ha sido más que duro y revelador, aún puedo caminar, lavar esas cortinas grises de mi estar o con el amanecer llevar con tintes la razón y, sobre todo, aunque me vean llorando puedo respirar, mirar ocasos, platicar con la luna o escuchar lo que el viento desea sembrar en mí cuando peina al mar frente a mis ojos.


...qué decir de la grandeza de Dios y que se muestra en otros detalles más pequeños...

lunes, 31 de octubre de 2011

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Ya es para todos entendido que, quienes me conocen, saben gran parte de lo que estoy padeciendo y sufriendo estando fuera del dédalo.

La mayoría de estas personas que conviven conmigo, cuestionan y desean saber un poco más del cómo es que mi situación avanza o retrocede... todos, menos la principal implicada y causante de que me encuentre fuera de dicho laberinto mucho más perdido que antes, mucho más confundido y extraviado entre sentimientos negativos que me hacen perder el juicio y la razón tanto poco a poco como de manera por demás intempestiva.

Puedo darme cuenta desde este ángulo de mucho del sufrimiento que llegué a provocar en otros que aún siguen estando inmersos en el suyo y quienes no han terminado por entender también que todo este menester obedece precisamente a encontrar esa comprensión de lo que es en sí el estar dentro.

Ha sido extremadamante doloroso para mí el percatarme del daño, del desconcierto, de la rabia, el celo y cierto odio y rencor que no deja de brotar desde alguna arista u otra de quien comparte mis días y que, desde mi perspectiva, duele mucho más al saber que no tienen la capacidad del perdón, del olvido y de dicha comprensión que debería ser parte esencial en todas las partes.

He descubierto el cómo, el llamado "poder de las letras", no "funciona" en todos por igual y seguimos cargando el peso de la desgana, de la desatención, del desagrado y de la intolerancia cuando es por demás obvio decir que, dicho poder, resulta de lo más necesario para la convivencia, para el desarrollo, para mitigar mucho del daño que recíprocamente parte de aquí a allá y para no terminar cometiendo erro tras erro.

Desde este ángulo, fuera del dédalo, nada es fácil, no se puede razonar de inmediato; han sido años enteros de haber estado inmerso y no "conocía" otra manera de vivir, no contaba con otro entorno más que aquel y, si bien supe con certeza quién me llevó a las afueras, hoy sencillamente pareciera que me quiere dejar aquí en el limbo, vacío, sin piso ni rumbo y peleando con fantasmas, con situaciones que quedan lejos de mi alcance porque pertenecen directamente al dédalo y, ahí, ya he perdido toda injerencia, soltura y poder para interactuar.

Miro desde aquí que aquellos quienes continúan transitando con "el único piso que tienen", suponen que es la totalidad en la vida, que no existen más posibilidades y, peor aún, las que conocen, las niegan a su derredor sin saber que perjudican a todo aquel que pasa a su lado y demanda un poco de esa provisión para continuar en la vida.

Observo también del cómo las promesas rompen su esquema y se tornan volátiles, cómo también las amistades que se decían férreas se alejan y te dejan en total soledad para que "resuelvas lo tuyo" a tu manera y sin que ellos infieran... pero no pueden ver que el apoyo moral no es sólo eso y que una simple compañía puede tanto como todo.
Bajo este tenor, ha sido tan triste y doloroso que sólo vean lo superfluo y no el trasfondo del todo.

Pero... para qué seguir con este bla bla bla...
Para qué si sólo tomarán desde aquí lo negativo, lo que será revertido hacia mí una vez más y, sostendrán así, que las letras "sí tienen poder"!

...el poder de destruír... no de crear o sanar.

Qué idiotas!

domingo, 30 de octubre de 2011

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Ha sido por demás increíble, la vastedad de tropiezos que he dado estando fuera del dédalo.

Uno tras otro se han venido mostrando y, por desventura, el más afectado he sido yo en primer término e inmediatamente después todos aquellos quienes, de manera directa e indirecta, se encuentran cercanos a mi seno.
Y, si bien, cada uno de ellos se encuentra aún sumergido en su respectivo laberinto, el hecho de que yo sume más encrucijadas a él, ello se pudiera interpretar como algo inhumano o fuera de todo contexto.

Mas, quiero aclarar, que no ha sido mi intención; que el propio devenir de todo esto ha sido culpa directa de un mar de sentimientos que hoy día aún permanecen en su lucha interior con, al menos, un buen desarrollo para bien común.

Han sido interminables las horas en que cada detalle se ha puesto sobre la mesa, en que cada actuar ha sido revelado, sentenciado y enjuiciado por todas las partes implicadas y, es justo ahí, en que vuelvo atrás la mirada y entiendo que jamás volverá a ser nada como antes.

Sin embargo, existe ese nuevo horizonte que me despierta a raíz de sus gritos a mi costado y, si bien llegué a amar aquel dédalo donde estaba inmerso, este observarlo desde su exterior ha sido tan gratificante a pesar de estar cargado de inmenso dolor, de suma nostalgia, de desdicha y trauma por superar.

Quiero aclarar, que ya no estoy solo; que existe un ente más que ha logrado salir de su laberinto y se ha acercado a mí no para secar mis lágrimas, sino para entregarme, muy a cuenta gotas, todo el poder y la fuerza necesaria para salir avante en este nuevo andar y, por razones de apreciación, no mencionaré su nombre pues, quizá lejos de crear seguridad, en este instante sospecho que crearía más confusión.
Tanto ella como yo nos sabemos tan cómplices en esto que, deseo enormemente y con el paso del tiempo, que concluyamos ambos leyendo estas líneas y sonreír a la par de lo intransigente que pudiera en ese instante resultar este observar mutuo paralelo al laberinto.

No habrá manera alguna de pedir perdón directamente a quienes han sido lastimados en todo este trajín pero, al menos desde aquí, dejo una parte de mi corazón bañado en llanto en cada uno de ellos que deseo les pertenezca el tiempo que consideren para, esperar con ahínco, que cada trozo sea regresado a mí impregnado con su total comprensión, amor y absolución.


Sinceramente:
Eduardo Ulloa.

miércoles, 26 de octubre de 2011

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Esperé unos días fuera del dédalo hasta que, por la fuerza que sólo el amor puede influír en alguien, él mismo me ofreció a recapacitar y a repasar lo que dejé en su interior.

Así pues, regresé un poco a revisar, desde un ángulo totalmente diferente que simula a nuevo, cada trance, cada peldaño escalado, cada error, cada viro equivocado y, ha sido sorprendente, la enorme cantidad de erros y malos entendidos que en él han quedado y que han sido sembrados en mí de manera por demás vana y sin sentido.

Aquellos "dimes y diretes", las frases denigrantes, los detalles obsoletos, todo lo aparentemente logrado, lo avanzado y un sin fin de etcéteras, todo, todo se ha venido a mostrar ante mí de una manera lastimera, triste, vacía, sin sentido, con gran peso y me he podido mirar al espejo una vez más.

Ha sido enormemente triste y por demás lastimero lo que he observado en dicho espejo... la negrura del fondo, el río que corre a mi costado a raíz de cientos de lágrimas que han sido derramadas, ningún logro, trofeo o recompensa y lo demacrado de la imagen que aparenta ser la mía cuando, más allá de dicha imagen, sólo aparece la de ella... superior, con gran brío, sonriente y dispuesta.

El detenerme en mi observar ha sido preciso y, paralelo aún al dédalo pero observándole detenidamente, los caminos que ahí se muestran siguen "ocultos", continúan con su misterio y es por demás el querer encontrar el rumbo ideal para descifrar lo que aquel viro que dudé en dar me pudo ofrecer.

Lo cierto es que estoy aquí ahora, en una nueva encrucijada que, sin duda, optará por transformar mi derredor de una manera sustancial ella será portadora de mi incertidumbre hasta que. poco a poco, intente accionar cualquier gatillo que detone algo en mi suceder.

Ha sido todo tan complejo, tan doloroso, que el simple hecho de intentar "aterrizarlo" hace que concluya en un accidente más aparatoso, más riesgoso, más incierto...
Ha sido todo tan complejo y tan doloroso que el simple hecho de atisbarlo a través de aquel espejo donde me miro reflejado me orilla a derramar más lágrimas que se revuelven en aquel río principal que, hace veinte años, no estaba ahí.

Habrá acaso alguna tregua para todo y para todos? ...ojalá que llegue esta y que, por compasión, se apiade de mí principalmente... de lo contrario, mi único deseo podría ser el que me llevase la muerte.

domingo, 23 de octubre de 2011

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Por cierto, si difícil ha sido salir del laberinto, más difícil ha resultado el hecho de "encontrar cobijo o comprensión" desde las afueras.
Doloroso ha resultado mi entender que, estando aún inmerso en el dédalo, había esperanza, tenía cierta tranquilidad y "lo necesario" para vivir (aunque, algunos han observado desde su trinchera, que esa no era vida).

Es justamente en este menester que me he percatado lo efímero de las amistades, la vano de las palabras de aprecio y apoyo de quienes se dicen tus amigos y, los más cercanos, en su trajín cotidiano se niegan a percatarse que ya estoy "fuera", que no tengo en plan el continuar virando de manera incierta en los suburbios de aquel y sólo desean que regrese a formar parte de aquello que hoy sencillamente ya no me aprecia en su camin pues, cada paso que intentaba dar en cada recorrido, terminaba por maldecirme desde su piso, desde cierta entraña o desde cada abismo donde asomaba.

Aquella mujer quien pudo mirarlo (incluso desde hace más de quince años) hoy día sigue sosteniendo lo dicho en aquel tiempo y ha sido la única quien me ha ofrecido cobijo, un poco de esperanza, tranquilidad aparente y algo más en su andar.
Supongo que es ella, en cierta medida, quien ha burlado más de las trampas de la vida que muchas otras, que ha sabido "abordar y bajarse" donde es necesario en su recorrido y me ha invitado a alejarme aún más de mi "antiguo" laberinto.

Sin embargo, existe algo en mi corazón que se niega, algo en mi emoción que no termina por comprender y, no quiero asegurar o creer, que es simplemente porque llevaba tano tiempo sumergido en mi propio dédalo que sencillamente me cuesta trabajo entender que hoy estoy fuera de él... digamos, que ha tenido gran poder sobre mí la "fuerza de la costumbre".

¿Qué más podría resumir de todo esto? ¿Qué incierto cada momento que permanezco fuera, inamovible, vacío, con el estómago presionado, sin futuro alguno y, peor aún, negando la única ayuda que se me presenta?
No quisiera hablar mal de otros cercanos consanguíneos pues, ellos en su menester habitual, no podrían contemplar siquiera la idea de que requiero de cierto apoyo que, sencillamente, pareciera no me pueden dar.


A pesar de todo he visto una nueva luz...
Ella se ha mostrado cuando mi soledad ha predominado, cuando estoy lejos de todo y todos e intento reencontrarme apoyado bien sea con el mar, la música o la propia que me brinda el viento... viento amigo, inseparable, fiel, sabedor de todos mis secretos, emociones y tristezas.

No sé si me ataré momentáneamente a dicha nueva alternativa o propuesta. Supongo que "algo dentro de mí" me dice que debo aferrarme a ella y, sólo espero, que en verdad sea para un bien común, por el todo, por obra y virtud del mismo amor y, principalmente, para poder sobrellevar esta ausencia de dédalo que, aunque no lo crean, duele enormemente.

viernes, 21 de octubre de 2011

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Desde el exterior del dédalo, puedo mirar, con suma certeza, la postura desgastante de las partes, la lucha incesante por seguir con vida el uno y el otro y, con mayor claridad, la batalla constante de aquella y aquellos quienes aún siguen inmersos en su laberinto queriendo escapar de algo que, suponen, son unas garras que le atrapan... yo, en cambio, observo egoísmo y escasez de amor.

Esa lucha a muerte entre el pasado y el futuro (sin contemplar el presente -y que es este último el único que existe-), ese temor a perder (cuando en apariencia todo está perdido), esa terquedad y aferrarse a algo inocuo, vacío o amorfo que no funciona en ninguna otra atmósfera o bajo ninguna presión...

Observo mis pies sumergidos en la arena, en una arena que si bien intenta lavar también con agua de mar cada rincón de ellos, coloca a la vez cientos de piedritas que se adhieren a ellos de una forma lacerante apoyadas incluso por un sol quemante y la propia temperatura en sí de la tierra que piso... Resulta por demás decir quién o quienes están ahí acompañándome sobre el mismo terreno y que oprimen con su peso el espacio arenoso que les confiere.

...y regreso una y otra vez a observar de reojo aquel dédalo; lloro una vez más, sostengo mi teoría, reafirmo el porvenir; respiro, intento vivir al menos ese breve instante, ese momento escaso que me gustaría compartir por siempre con tranquilidad, amor y riqueza en el alma y el amor con quien amo... y, de manera lamentable, ni un ave sobre el cielo o el viento mismo, pudieron darme siquiera una leve pista del lugar preciso donde encontraría el tesoro o ya al menos la tranquilidad imperiosa que no he podido contener y retener en mi interior.

Aclaro aquí, que jamás deseé el salirme de aquel dédalo y que, este andar por fuera en inicio parecía prometerme un horizonte diferente y, con lo de hoy, sencillamente resumo que ha sido por demás doloroso y que, aquel laberinto, ha sido por demás interesante de descubrir, amoroso en más de mil viros, increíble en otros cientos de ocasiones y, todo este menester, obliga principalmente a abrir un tanto mis ojos y razonar, analizar y revalorar todo aquello que he dejado (probablemente momentáneo) en aquel espacio.

Sí, también he descubierto vacío en y desde esta postura, miradas furtivas y acechantes, colores difusos, mucha soledad y un inmenso mar de tristeza que poco a poco tiende a ser mi nueva casa, un nuevo e incierto horizonte y, si bien sus aguas, arenas, espacio y ocasos me invitan a seguir y a tomar esta nueva opción al anegarme poco a poco, mi poder de observación va un poco más allá y retoma lo mejor del pasado para hacer con él el salvavidas que requeriré cuando una tormenta tanto de sal como en sus mares y cielos me azore.

Y, aunque a veces siento que he perdido la suerte, que soy un desdichado o que el infortunio me ha poseído, no puedo desechar la oportunidad de conocer desde este lado lo que desconozco...

lunes, 17 de octubre de 2011

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Desde fuera del dédalo, puedo observar aquellas miradas que se posan sobre aquella quien aún vive conmigo y las que se depositan en mí.

Las primeras, son de incredulidad, de coraje, de envidia, de cierta ira que termina por lastimar desde lejos aún sin mediar frase alguna desde dicha lejanía.
Aquellos quienes depositan su mirada de incredulidad, no terminan por cerrar su boca al saber que, con dicha actitud, sencillamente perderá en definitiva a aquel quien aún tiene cerca... qué decir de las que depositan coraje.

Las que reflejan envidia las adoro... son aquellas de quienes desean en verdad que esto termine para luego ellos poder tomar un espacio y turno en y sobre su cuerpo, en sus horas, en sus palabras y, aunque ya han conseguido parte de ellas, me gustaría asegurar que no podrán obtener más desde ella (y, justamente, al escribir esto, sé que no puedo hablar por ella y podría ser desmentido de manera inmediata en estos días).

Las miradas que se depositan en mí las puedo sentir cada vez menos sinceras... y no termino de entender el por qué pues si, supongo, he deseado obtener desde quienes fijan dicha mirada en mí un poco de su comprensión, han terminado por colocar ese sentimiento en mi interior y sembrarlo muy a fondo para, quizá con el paso del tiempo, poder cosechar algo de su deseo... Sé también que puedo equivocarme al respecto.

En lo que transcurre todo, muchas miradas más se posan en este escriba.
Las que son de indiferencia, en ocasiones han sido preferibles a todas las otras.

En un par de días, la cita es en Puerto Vallarta.
La playa será un verdadero aliciente para todo este menester que padezco al caminar en paralelo al dédalo y, si bien pudiera incomodarte el que lo repita tanto, es sólo con el afán de que entiendas mi postura y localización, que no la pases por alto pues, es justamente por ello, que probablemente desconozcas un tanto mi manera de escribir.

Y, tu mirada, cuándo la fijas en mí?
...sólo deseo comprender un poco qué tanto anida en ella que "pueda apreciar".

jueves, 13 de octubre de 2011

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No me preguntes qué es estar fuera del dédalo...
Las tardes cobran un significado diferente, frío en ocasiones, sin una razón coherente y, aquellos quienes siguen inmerso en él, van de un lado a otro sin percatarse quizá de su girar y girar en cierto "círculo perfecto" (determinando así su "propia perfección") mientras que, yo, simplemente observo.

Aquellos quienes me han preguntado qué es estar fuera del dédalo han obtenido ligera respuesta o absurda con probabilidad pues, no han terminado por comprender del ciclo que termina aquí y principia aquí mismo pues, su espectro de vida y, probablemente de razón, no les brinda la comprensión necesaria aún como para dilucidarlo.

No me preguntes qué es estar fuera del dédalo...
No pienso responderte con más preguntas o con simples comentarios que no darán pie alguno a la reflexión... preferiré simplemente que observes a la par mía que, si bien eres tú quien aún se encuentra inmersa en el laberinto, sí puedes detenerte y analizar en el brillo de mi mirada cada destello que desde ella asoma, cada sonrisa o mueca que en mi boca se dibuja y cada dolor que he venido arrastrando hasta hoy que, intuyes, todo podría terminar.

Aquellos quienes me han preguntado acerca de lo aprendido inmerso en el dédalo han tenido sólo una respuesta ligera, concreta pues, no creo, que nadie sea capáz de aprender en cabeza o en cuerpo ajeno y deberán ser ellos mismos quienes se adentren en lo más escabroso del suyo o, por qué no, de este mismo del cual yo he salido (sólo para caminar paralelo a él y observar) y puedan comprenderme mejor.

No me preguntes qué es estar fuera del dédalo...
Pues ha sido en este andar a la par de él que he abierto mucho más mi espectro humano, mi integridad como ser de amor y, si supones que no es hacia ti, sencillamente te equivocas...

No me preguntes qué es estar fuera del dédalo... al tú hacerme esa pregunta, sencillamente adivino que sigues inmersa en él y que no terminarás por soltarlo, por liberarte, por querer sacar lo mejor de ti y para un bien general, para tu salud, para tu entereza...

¿Supones acaso que lo único que debes hacer es "brincar el muro"?
Permite que ría un poco...


Es mucho más que sólo eso.

No me preguntes qué es estar fuera del dédalo... a ti no pienso responderte, pues es más poderoso lo evidente, lo que tienes frente a tus ojos y que sencillamente no deseas ver... que es más poderoso y precioso lo que escuchas y que, sencillamente no deseas escuchar.

miércoles, 12 de octubre de 2011

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Estando fuera del dédalo, me acerco aún con temor a ser "descubierto", a colocar más infelicidad donde no deseo y, sin embargo, algo me orilla a no cejar... ese "algo" me hace sentir vivo aún, me recuerda mi naturaleza y me reafirma como el ser sensible que necesita expresarse.

Aquella llamada telefónica matutina me hizo recapacitar un tanto en ese pasado que he terminado por enterrar y que, en virtud de lo que precisa quien aún acompaña mis días, someto a consideración del poder habitar ese posible en mí viniendo de "tan lejos" en el tiempo.

Así pues, reconsiderado, es que miro al espejo, a mi derredor, al pequeño futuro que aún asoma para mí y me percato de que, aquel quien fuí, quien solí ser alguna ocasión, hoy sencillamente no está.
Aquel quien pude haber sido jamás fue y, quien debe estar consciente de ello, prácticamente no desea saberlo, aceptarlo u observarlo.

Esto, provoca cierto conflicto severo en mí dados los resultados con los cuales aún me cobijo noche a noche o con los que convivo de manera dolorosa cual mella tenue que termina por asesinar a largo plazo.
Supongo, deberá existir una revaloración de los hechos, de lo primordial y, ello, tendrá qué ver en breve pues, de seguir así, no tengo la menor intención de volver a adentrarme en aquel Laberinto del cual hoy camino en paralelo y, someteré, mi cruda imagen frente al espejo a un nuevo dédalo.

Quizá, estimado lector, todo esto te paerezca confuso o irracional pero, créeme, aún es momento en que no puedo ordenar del todo cada uno de mis pensamientos y sentimientos pues, ellos, se agolpan de tal forma que termino por confundir y bifurcar mucho de lo que tenía certera convicción en días pasados.

Por "fortuna", hoy poseo un poco de raciocinio y tranquilidad para, simplemente, poder escribir estas letras pues, hace algunos días, la gana que tenía por vivir se había ido a no sé dónde... resulta obvio el pensar y poder así entender que ni siquiera existía la gana alguna por escribir.

Sigo, paralelo a aquel...

domingo, 9 de octubre de 2011

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Fuera del dédalo asomo a la lluvia, que me recuerda vivo, que me provoca frío, que se sabe sanadora de sequías, sollozante sobre las cabezas del hombre y sumadora de lágrimas desde los cielos...

Desde esta nueva perspectiva, la canción juega un papel menos que importante y, ella, sólo radica y se gesta emergente desde mi garganta pues, aquella otra que proviene desde el dédalo, no es sino sólo de su gusto... razón por demás lastimera que se suma a la causa.

Aquella manera exclusiva de ser se muestra "pareja" para el mundo y, ello, supongo que también provoca cierta mella en el proceder de quien sigue inmerso en el laberinto sin poder entender quizá que, esa parte del recorrido, ya la he librado con bien y con seguridad.

Con qué afán el pasado se aferra a la cintura de quien creí salvada y, por otro lado, aquellas quienes creí atadas a él, sencillamente me han dado muestra fehaciente de cordura, de duelo en su momento, de serenidad y han sido rescatadas desde cierto rincón obscuro de su propio menester.


Fuera del dédalo, lo trivial tiende a convertirse en cotidiano y lo común en habitual; el amor pierde fuerza sustancialmente y ese reflejarme en el espejo de decenas de personas no puede sino sólo darme una imagen turbia y sin color definido.
Sé, con todo esto, que me he aferrado a algo que no tiene raíz, que no logra sino sólo colocarse a la deriva ante muchos otros que, suponen, el vivir es más sencillo que el dibujo que les muestro... cuando, al mirar más a fondo, no les encuentro sentido o rumbo alguno.

Iré tras del porvenir aferrado a esta pequeña barca que apenas sí me soporta mientras pueda, mientras la corriente que provoca el llanto la sostenga y mientras que se tranquilicen los vientos de la vorágine que proviene desde la mujer que me ha colocado aquí... en el centro de ningún centro, en el vacío y la soledad, en el frío y el silencio, entre sus dedos y bajo sus pies...

...sigo hincado aunque no quiera que me alce y, entiendo, que todo tiene un límite, que el suyo no es el mío y que el de "los demás" sencillamente es "el de los demás".

miércoles, 5 de octubre de 2011

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Fuera del dédalo puedo apreciar el cúmulo de desamor, de desinterés que he dejado a lo largo del camino y de aquel que también habían venido arrastrando aquellos quienes de alguna manera caminaban conmigo.

Ha sido en verdad interesante y a la vez impresionante el recapitular de ciertos hechos que, sencillamente, hoy forman parte de un pasado que, si bien es en vano recordar, son llaga plena en cada uno de mis huesos, de todas mis entrañas y de las de algunos que, insisto, caminaban conmigo...

Cada uno de los detalles hermosos que habían dado forma y color se han convertido en prácticamente nada comparados con el dolor, el desasosiego y la indiferencia que terminan por ser primordiales en todo ese andar, en todo ese intentar recorrer o avanzar de alguna manera aquel laberinto.

Fuera del dédalo, cada ente cobra la forma que "merece" ante mis ojos, vislumbro la tenue luz que cada uno de ellos irradía y, sé, que no es en específico para mí.
Observo lo que realmente encierra un pasado y del cómo repercute en nuestro presente; sostengo entre mis dedos lo volátil del viento, el peso de cada frase sin ser pronunciada o el de aquellas otras que estuvieron equívocamente quizá en determinado momento.

Los minutos pesan de una forma diferente, las tardes se convierten en humo y él comulga conmigo desde mi cigarrillo. Los rostros de todas las personas tienden a mostrar su respectiva máscara ante mí y puedo reconocerlas con sólo atisbar o mirar de reojo.

Mañana, seguiré estando fuera, intentaré de nueva cuenta descifrar cada mensaje del entorno y trataré de plasmarlo con miras a un futuro que sencillamente sigue siendo incierto tanto para mi amor como para aquellos quienes caminaban conmigo estando inmersos.

Hoy, de momento, sólo deseo conciliar el sueño y desear enormemente despertar de este sueño que, si bien me coloca en una postura diferente, no es en sí la que deseé desde aquellos primeros años en que fui aquel quien quise ser pues, aunque fuera del laberinto, la ausencia del todo es más que evidente y se troca en soledad, en apatía y en un vacío que definitivamente no logro entender.

domingo, 2 de octubre de 2011

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En definitiva, quizá no debería hacerlo...
Me refiero, a este intentar relatar lo que en sí me aqueja estando ya fuera del Laberinto, fuera del dédalo y, así como reza su título: Sin dédalo.

Mi Laberinto fue, por muchos años, una mujer que sencillamente creció, maduró y cambió con todo el afán de poder obtener dicho cambio.
Sus razones, según supe, fueron varias que, anteriormente, no lograban darle identidad y cordura a su vida. Pudo obtener sus bases apoyada en viajes y en personas de su pasado.
En dichos cambios y búsqueda de razones es que me vi afectado.

Por otro lado, aquellos quienes se decían mis amigos, sencillamente desaparecieron; quienes formaron parte de mi pasado también y, ahora sin dédalo, me veo totalmente solo, sintiendo el peso de esos cambios en esta mujer que se volcaron contra mí y, la mayoría de su recelo, sed de venganza y rencor, fue sembrado por mí mismo.

Resulta fascinante el observar a cada mujer en la calle, en las tertulias, en mi lugar de trabajo, con toda la libertad de hacer y deshacer, con esa singularidad propia de la mujer, su capacidad de asombrar, su simple dote de femeneidad y sensualidad y otros tantos etcéteras y, a pesar de ser fascinante como dije en inicio, no pueden ninguna de ellas significar absolutamente nada para mí en estos días en que inicio, de nueva cuenta, un camino "en paralelo" a aquel Laberinto Cotidiano donde estuve inmerso por más de 7 años.

Ruego a ti, tengas la capacidad de entender este recorrido por un sendero que también resulta en mí un cambio, una manera diferente de ver la vida, una disculpa enorme a quien he destruído en aquel Dédalo trivial y que, casi aseguro, de nada servirá hoy el que pueda resarcir todo ese daño que pude sembrar en ella a lo largo de varios años en que nunca comprendí (sino hasta hoy) lo que querían decir realmente sus palabras y peticiones.
Todas ellas, hoy se vuelcan hacia mí como un espejo que demacra, satura, lastima, ciega, lacera e imprime un mal sabor de boca a la vida así como también logra sembrar desamor y otros rubros no acordes para vivir... y, lamento decirlo, mi sensibilidad también podría ser tocada por todo esto.

Me doy la bienvenida a mí mismo puesto que, sé, no existe un mar de personas que me sigan, que me busquen o que me lean (y hoy menos, gracias a que en la dirección no aparece mi nombre como lo fue en un principio).
Me doy también el más sincero de los pésames al saberme inmerso en otra etapa de vida dolorosa que, créanme, no deseo a nadie.

Será una lástima que este espacio también se pierda en el universo de la información y, perdonen que no suene muy humilde, pero considero que si todos tomaramos en cuenta lo que sucede a nuestro derredor y tomaramos consciencia de ello, haríamos de nuestra estancia social una hermosa atmósfera plagada de mayor tolerancia y amor.

Gracias a ti que posas tu atención y mirada en este nuevo espacio.
Lo que queda de mi amor estará contigo.

domingo, 25 de septiembre de 2011

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Para ti, que sigues desde hace años este espacio, permíteme decirte lo siguiente:

En el primer texto encontrarás (1° de Octubre de 2011) lo que, en esencia, debería ser la introducción a este nuevo espacio ("sin formato" en ese entonces) de lo que hoy ya está establecido como el "Fuera del dédalo, paralelo al laberinto" que, en inicio, intentó llamarse "sin dédalo"; es por ello que hago referencia a este nombre en dicho primer escrito.

Sin embargo, con el paso de los días, supe que sería mejor darle cierto seguimiento al antiguo "Laberinto cotidiano" y retomar mi usuario por muchos conocido.
Así pues, el blog anterior aún está disponible en la red bajo otro nombre en la dirección (y que terminó siendo dedicado en totalidad a la persona por la cual lo inicié).

No acostumbro el hacer este tipo de acotaciones en ningún calce ni el intentar "explicar nada a nadie" por lo que, ruego, sea tomado este nuevo blog como ese intento de seguimiento de aquel y, basado, en la profunda problemática sentimental y existencial en la que me vi envuelto en ese entonces (pues, este texto, está redactado diez meses después de haberlo inciado... Diez meses en los cuales los altibajos han seguido apareciendo y desencadenando nuevos escritos plagados quizá de profunda tristeza y/o decepción de parte del todo o de algunos).

Lamento mucho el que, en ocasiones, no encuentres sentido a mucho de lo que aquí se encierre pues, como siempre sucede, es el sentimiento el que habla y, en la mayoría de los casos, no es posible plasmar con certeza y coherencia lo que se quisiera.

Te invito pues a que te adentres en este ciclo "Fuera del dédalo" y que, ojalá puedas descifrar conmigo, lo que en ocasiones las palabras no pueden abarcar.

Gracias por estar.