viernes, 13 de julio de 2018

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Quizá no aquí... pero lo verás a lo lejos cuando ya no esté.
E intentarás acercarte para mirarlo mejor, para tal vez acariciar lo que fue y, al no poder alcanzarlo, volverás a quedar perpleja ante lo que quizá viste, o no.

Y seguirás andando y volverás a olerlo...
E intentarás voltear y descubrirlo entre el tumulto de la gente, en los aromas guiados por el viento... viento amigo que supo llevar hasta ti y desde siempre los aromas más preciados hasta tu olfato para dejar huella en tu recuerdo.

En tu andar mismo te perderás...
E intentarás recobrar el rumbo sin tener la idea del hacia dónde te llevarán tus pasos muy a sabiendas que volverás al fracaso... llorarás derrumbada mientras todo el derredor te observará con ceño de indiferencia o con la gana de que comprendas más de esta vida que no torna tornasol para ti.

Alzarás entonces quizá la vista y en las nubes te mirarás reflejada...
E intentarás desear volar para apegarte a ti misma y desde el cielo sólo atisbar hacia la tierra que te espera una vez más para sacudirte con sus terremotos, para mojarte con su lluvia, para resecar tu piel colmada de desamor...


Sabrás entonces cuánto te amé...
E intentarás volver a ver mi amor a lo lejos para correr hacia él, para quizá mirarlo y apreciarlo mejor, para acariciarlo y, al no poder alcanzarlo, plañirás... quedarás perpleja una vez más y te mirarás en desnudez con la sombra de mis besos en cada centímetro de tu piel; recordarás que me tuviste de rodillas, atado, cantándote... volando a la par tuyo.

Y te sabrás sin alas pues ya la tengo puestas al tú ofrecérmelas hace años y con las cuales huí de ti, de tu falta de vida, de tu mundo raro, de tu glaciar llamado corazón... de tu nombre:  Desamor.