domingo, 30 de abril de 2017

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Este mes Morfeo jugó un papel determinante y certero.
Jugó con mi psiqué, con mi paciencia, con mi amor y con mi propio insomnio hasta desgastar quizá el último resquicio de cordura haciéndome gritar un tanto en silencio debido a no tener interlocución que conociese mi estado, mi delirio o mi devenir.

Supongo que él no es el culpable en totalidad.
Si bien jugó "sucio" y a su manera por semanas enteras, el "desenlace final" de cada cita con él se miró fríamente reflejada en la realidad de quienes me rodean haciendo a un lado lo bonito que hubiera sido o que podría ser cualquier acontecer ligado a lo afectivo.

Abril fue, pues, un mes extraño plagado de incertidumbre.
No sé si "festejar" que ya se ha ido entonces y que vendrá mayo donde más citas y planes laborales se gestan echando a un lado y en totalidad todo lo sentimental haciendo centrar mi energía sólo en lo profesional.

La "cereza en el pastel" la has puesto tú...
Tú que inicias una conversación que promete extenderse al menos un poco más de lo insípido que ha sido nuestro comunicar desde hace años y terminas abrupto, sin más qué decir, y sin siquiera un "hasta luego"...
O tú, que hoy dices, que ya no propones, que dices sin sugerir y/o que te dejas influenciar fácilmente por los entrometidos en derredor que sencillamente no "hacen su vida" y, peor aún, se inmiscuyen en la tuya arrastrándome en sus propuestas.

Tú, estúpido, que sueles acercarte sin cautela, que remontas a un pasado incierto y refrescas lo que se desea secar, que recuerdas lo que se pretende olvidar o que sencillamente no tienes un ápice de sentido común en el cerebro... sólo la gana de meter el miembro eniesto por donde haya cabida pues, nunca entendí en esencia, cuál fue la ruta de tus palabras hacia ella quien llegó a quejarse conmigo.
Qué bueno que no supe tu nombre... así, seguirás gozando un poco más de la amistad de este escriba que quizá confió en ti erróneamente.


Abril fue un mes diferente... no quiero decir difícil.
Y aunque se lea contradictorio según mi inicio, lo más rescatable me lo deja el propio Morfeo... pues de él y en él aprendo, renuevo, remuevo, reafirmo, revivo, reviso o busco la hebra... y, aunque pueda iniciar el día llorando, qué gran placer el seguirme sabiendo un soñador.

domingo, 2 de abril de 2017

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Hoy, déjame rezar por ti.
Permite que sea yo una vez más quien domine por un instante tu entorno y pueda hacerte partícipe así de toda la dicha que mereces y que no pude entregarte; que no sea el "destino" el que predomine en tus decisiones y que sea la luz en tu entender.

Déjame pedir por ti.
Porque si lo que precisas sea el olvido te lo pueda otorgar para que tengas esa calma que siempre anhelé para ti y que no sea lo económico o lo social lo que te imprima incertidumbre con cada día que transcurre.

Permite que haga oración en tu nombre.
Que sólo se haga tu voluntad y predomine en tu semblante la seguridad de saberte viva, de que puedas colmarte de alegría y poder infectar a quienes te rodean con cada mañana, con cada tarde y hasta el fin de y de los días.

Haré que el creador me escuche...
Así tendrás tu libertad, tu estabilidad, tu fortaleza y tu templanza siempre íntegra, pulcra, y la salud será tu mejor aliada en la mitad de vida que aún posees... así también, lo poco o mucho que pudiera estar reservado para mí sea en ti y para ti.

Hoy es el día de la plegaria...
Y donde espero que todo te sea concedido, que llegue a ti el preciado olvido y la necesidad se aleje aunque vivas plenamente tu soledad acompañada, que tus deseos se tornen realidad y que tu libre albedrío llegue tan lejos como lo desees...


Que, yo, sencillamente seguiré implorando día a día porque se geste y realice.