jueves, 28 de septiembre de 2017

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Sólo es cuestión de cerrar los ojos por un momento para que regresen las imágenes al recuerdo, para poder ver aún así el sufrimiento y padecer de muchos...
Para entender que hoy tienes poco y en segundos ni siquiera un grumo.

Sólo es cuestión de cerrar los ojos un instante para volver a sentir la lágrima que escapa acompañada por el dolor solidario... ese que tu propio instinto posee y que no puedes erradicar por menos que desees no cerrar una vez más esa ventana a la luz.

Sólo es cuestión de cerrar los ojos por un momento para que duelan los niños, los jóvenes, los ancianos, los no conocidos que están allá y que, a pesar del todo, aceptan con enorme valor el laberinto que tienen frente suyo colmado de ruinas.

Sólo es cuestión de cerrar un momento los ojos para repetir un diecinueve de septiembre colmado de desgracia, de polvo, de escombros, de decenas de ulular de sirenas y de volver a encontrar en las calles a un sólo corazón en miles de personas.

Sólo es cuestión de cerrar los ojos por un instante para volver a sentir lo frío de la lluvia que llora con nosotros, que lava un poco la sangre y la impregna en este hermoso país que habito y que muchos más miran con respeto, reverencia y admiración...


Sólo es cuestión de cerrar los ojos un breve momento para que surja desde alguno de ellos la lágrima colmada de tristeza... el problema es que mis ojos ya confunden el cerrarse por un instante a su simple parpadear...

viernes, 15 de septiembre de 2017

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De nuevo mis sentidos y mi razón se encuentran por demás desorientados, perdidos en el exterior del laberinto que, si bien se supone que estoy fuera, de alguna forma aún me siento dentro.

Que si bien decidí no apoyar respecto a eso, de alguna forma me volví a ver inmiscuído y me dejó horas enteras sin dormir debido al trance, a la incertidumbre, al celo, al volver a sentirme engañado... al volver a recordar que todas mis frases fueron en vano y que ya nada de eso importa.

Que si bien me habíais dicho que ello no tenía nada qué ver conmigo o con lo que había depositado en ti, mi interior sencillamente no lo pudo digerir y volvió a caer en ese trozo de perdición, en esa punta que lastima, en esa llaga que creí sanada... y volvió a sangrar desde mis ojos.

Que si bien había resuelto el no volver a mencionar nada de esto: heme aquí... queriendo sostener desde mis dedos las grafías para apropiarme de las palabras que mejor definan mi duelo, duelo, que de manera obvia sólo es mío y que no trascenderá en nadie más pues, si no puedo expresarlo, mucho menos podrán entender los demás.

Que si bien también desde tu silencio posterior lo manejaste a tu antojo, tuviste antes qué hacerme partícipe aún sin yo desearlo... y la pregunta de aquella, y de esa otra persona que casi pude ver en su rostro sus enormes ojos al saberme tras el auricular cuando marcaron para escucharte, claro está, sin tu respuesta.

Que si bien creí todo eso "controlado", sólo acertó en relucir el control real que aún posees sobre mí.
Que si bien mi tranquilidad ya se había postrado de cierta manera cómoda en mi quehacer y derredor, se volvió a mudar a no sé dónde...
Que si bien mi cariño volvía a renacer (o al menos trataba) después de esto no seré capaz siquiera de mirarte a los ojos...


Nunca, en verdad nunca entenderé la llamada "naturaleza del hombre"... no creo saberlo ni en diez vidas; mucho menos tratar de comprender a la mujer y a ese deseo de permanecer perenne sin darse cuenta que, la dignidad de la edad, es algo que merece un respeto y admiración mayor... y no un simple cumplido al lucir una mejor presentación.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

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Cómo descifrar esa sensación que trae el hacerte sonreír...
Cómo olvidar tantas y tantas situaciones o bromas que, salidas desde este humilde escriba, provocaron que tus mejillas se sonrojaran y se llenara tu rostro con arrugas propias de la expresión...

Cómo descifrar esa sensación que trae el mirar tu caminar...
Cómo entender que hasta las cosas más sencillas como lo es el simple hecho de verte mueva tanto en el interior y pueda incluso trazar caminos húmedos en mis mejillas aún sin mediar palabra...

Cómo descifrar esa sensación que trae el mirarte andar desnuda...
Cómo controlar ese deseo de posesión, esa gana de arrancarte los pies, de sumergirme enteramente en tu interior, de ser tragado, de seguirte de soslayo por toda la casa hasta verte caer en cama en pro de un encuentro...

Cómo descifrar esa sensación que trae el extrañarte...
Cómo desear siempre ser aliado del viento, del sol, de la tierra o el agua para vida de poder estar a tu lado sin que ello sea un peso extra a tu actividad o provoque tu hartazgo...

Cómo descifrar esa sensación que trae el saberte cercana a alguien más...
Cómo dejar de llamarla celos y sólo entender que se trata de una gana de ser siempre tuyo y que seas siempre mía aunque entonces sí se pague el precio de lo cotidiano y canse...


Cómo descifrar esa sensación que trae el verte dormida...
Cómo desear que jamás puedan mis ojos mirarte así sin tener el precio de tu despertar...
Cómo descifrar esa sensación que trae hoy día el escucharte hablar... esa sensación que hoy resulta más que desagradable y que mi razón no entiende ese por qué...
Luego se dice que el amor cambia cuando, yo sólo reconozco una sola palabra:  amor.