miércoles, 11 de diciembre de 2019

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Parecía una mañana tranquila donde la actividad de un miércoles cualquiera se gestaba con lo habitual, con lo cotidiano, con la espera del siguiente viro del dédalo "visto desde arriba".

Si mal no recuerdo pasaba un poco de las trece horas cuando recibí un par de llamadas insistentes por vía WhatsApp y que, por lo general, nunca contesto dado el pequeño retraso que muestra el audio debido a nuestra conexión de Internet.

Mi hija se escuchaba preocupada pues, si bien había marcado desde el celular de su madre, me refería que ésta última yacía desde hacía más de diez minutos sin volver en sí luego de haber sufrido un desmayo... luego sería una encargada del establecimiento comercial donde se encontraban quien tomara la llamada para preguntarme si podía llegar a la brevedad al lugar.

A mi arribo, ya un paramédico atendía a la señora tratando de reanimarla y buscaba (bajo una serie de preguntas y peticiones de repetición física en ella) descubrir si habría sufrido de algo más severo en su cráneo pues, en la caída, se golpeó una ceja, la cual, sangraba poco, pero ofrecía la sospecha.
Miré a mi hija temblando e intenté tranquilizarla al decirle que todo estaría bien, que justamente en casos así sólo los médicos y especialistas tienen el "poder" de atender a su madre y que era justo lo que aquel hombre hacía.

Para ese momento ya no había ni un sólo mirón en el lugar y, como siempre, la pena de ser el "centro de atención en alguna calamidad" mantenía a la señora con esa zozobra antes de poder alzarse... algo que no ocurrió pues tuve que cargarla al auto y trasladarla a casa luego de que se negara a ser atendida por la benemérita institución de salud; así que, una ambulancia, nunca arribó al lugar.

Ya en casa ella misma pidió ser llevada al hospital civil de esta ciudad para poder así tener un "seguimiento médico especializado" dado que, con frecuencia y ahora más marcado, había padecido de intensas migrañas que obstaculizaban su actividad y ya sumaban más preocupación que "lo normal".

No haré tan extenso mi escrito... Si bien pudimos llegar a urgencias del hospital alrededor de las catorce treinta horas de ese mismo día, no fue atendida sino hasta trece horas después en otro hospital siendo ya las tres de la madrugada del día siguiente... la incredulidad de los médicos de guardia esa madrugada ante nuestro relato era notoria al preguntar "¿por qué no la trajeron antes? ¿por qué hasta esta hora vienen?"

Es por demás detallar el desespero e impotencia que nos embargó tanto a mi hijo mayor quien me acompañó al hospital al percatarnos que, parecía "que jamás nos atenderían"... ahí, sólo las urgencias mayores fueron atendidas mientras, más de treinta personas en la pequeña sala de espera, sumaban horas y horas sin, insisto, ser atendidos en su malestar o dolencia por algún médico que, teniendo en cuenta la saturación del lugar, saliera para dar algún medicamento "de momento" y mitigar siquiera un poco el sufrimiento de todos ellos... incluida la madre de mis hijos.


Lamentablemente sucedió lo que no queríamos... que solamente fuera "controlada en su dolor sin tener un seguimiento médico especializado".  De haber ido en inicio a la Cruz Roja no habríamos perdido tantísimo tiempo en ningún nosocomio.

Es sumamente lamentable, profundamente lamentable, este tipo de desatención y, lo digo, en nombre de todos aquellos quienes padecieron las horas al igual que nosotros... con su dolor físico a cuestas, sin poder introducir alimentos al lugar pues, gracias al cuerpo de seguridad privada del lugar (un pendejo grupo llamado "Centurión") eso resultaba imposible... eso, entre otros tantos detalles que mermaban tanto el ánimo como la esperanza por el bien común.

Esto, esto es mi querido México y su cuarta transformación...

domingo, 10 de noviembre de 2019

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Alguna ocasión pude ver en algunos vídeos comparativos la medida del planeta que habitamos con otros que circundan nuestro sol.
En ese entonces mi entender sólo daba para apreciar lo inmenso del universo o lo amplio de otros astros.

Así, los días pasaron, se hicieron las noches, las citas, los compromisos, las rupturas y todo cuanto puede ocurrir a un ser humano en comunicación constante con su entorno... mas, entonces, llegan los problemas o las enfermedades.

Y muy independiente a lo personal, mi observación se centraba en los demás, en el cómo es que se encerraba la propia persona en su mala fortuna o en su desgracia... mientras, fuera de este mundo, la vida y el movimiento continúa inexorable.

Los vi pedir, suplicar, llorar o postrarse ante imágenes mundanas y físicas que representaban a sus deidades para mitigar su dolor o amainar sus problemas cuando, fuera de este mundo, la vida y el movimiento continuaba inexorable.

Supongo que, desde la Estación Espacial Internacional, el mundo se puede apreciar hermoso, colorido, imponente, majestuoso... más que maravilloso y, si observamos un poco más intrínseco (o "hacia el otro lado") veremos que nuestros ojos no pueden ver más que el infinito; el "negro" espacio donde nuestro planeta orbita o "se encuentra suspendido".

Pero, vaya, lo que intento resaltar en mi texto es justamente "el tamaño de las cosas".
Si bien ya mencioné la majestuosidad de nuestro minúsculo planeta (comparado con otros), cómo puedes tú creer que 'tus problemas' o tus enfermedades son los más grandes, los imposibles de librar, los más difíciles de sortear y no pueden tener una solución?

No puedes ser visto desde una altura relativamente elevada (digamos unos cinco kilómetros), esperas acaso que tus 'enormes' problemas realmente lo sean cuando ni siquiera eres perceptible a tan corta distancia, a tan minúscula distancia tomando en cuenta la vastedad del universo mismo?


Por favor, no caigamos en estupideces al asegurar que nuestros problemas son 'tan enormes' que no pueden encontrar una solución... pues insisto, en la vastedad del universo, sencillamente somos nada... menos que polvo.
Yo mismo atravieso por uno importante en estos momentos y la gente (o el universo) ni se percata de ello... esa misma gente que hoy te rodea, que comparte contigo este micro espacio llamado Planeta Tierra y donde, seguramente, también sortearán alguna vicisitud en cierto momento de sus vidas.

No tiene, pues, ninguna relevancia para el cosmos lo que te ocurra a ti, a mí, o a los millones de personas que pueblan este insignificante y menos que microscópico planeta.

domingo, 20 de octubre de 2019

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En este constante acudir a los recuerdos (tanto hermosos como detestables) los sentidos son los únicos que llevan la pauta intangible en nuestro existir tangible.

Las playas, independientemente cuál sea ésta, posee su característico aroma y, bien pudiera andar en bicicleta por algún parque citadino para percibir entre su humedad y en el viento algún rastro de aquel remembrar estando al pie del mar.
Otros aromas que son sumamente memorables son aquellos que en perfume o loción son usados por las personas... algunos definitivamente nos trasladan y evocan gratos momentos pero, he conocido algunos más, que sencillamente ahogan, no permiten respirarlos y, lamentablemente, la mayoría de ellos son usados por mujeres que creen que les sienta de maravilla.

Aquel sabor que permanece en nuestro recuerdo gracias al paladar y que difícilmente hemos vuelto a catar... A dónde es que se quedan todos esos considerando que fueron probados hace algunas décadas y que sólo anidan en un rincón de la memoria.
Será acaso debido al sazonar de más? Al querer colocar ese toque culinario que ya no empata con el catado en nuestra niñez? Los ingredientes actuales que no poseen la textura y/o riqueza gastronómica de los de antaño?
Esos sabores, la mayoría, sólo quedarán en nuestro recuerdo.

Nuestros oídos sólo estarán atentos en extremo cuando se deje escuchar aquella melodía que estuvo de moda en nuestra infancia, en algún ladrido callejero que remembra nuestro perro querido y que hoy ya no está; alguna voz, alguna frase en específico o el sonido de un motor, una fábrica, una empresa y su trajín interior.

Nuestra vista es la más compleja de todos... nos engaña, nos hace creer que vimos cosas inexistentes, confunde colores y, por más hermoso que sea el entorno, no lo "podemos guardar" en totalidad y detalle en nuestro cerebro.
Cada atardecer, amanecer, el rostro amado, la desnudez, el acudir a un concierto y ese observar detenida y minuciosamente el todo nos envuelve en limitantes para poder describirlo con palabras.
Pero, en esencia, juega un papel más en el saturar a nuestro cerebro de recuerdos y experiencia.


Qué lamentable el saber que, con el paso de los años y/o debido a enfermedades, cada uno de nuestros sentidos pierden parte de su función... Nuestro olfato tiende a sólo reconocer una parte de los aromas y ya no la totalidad de ellos, nuestro oído pierde sensibilidad, nuestro gusto ya no percibe si algo está salado o muy dulce y nuestra vista se deteriora hasta quizá quedar más que miopes o en definitiva ciegos.

No es sino sólo la mente, el recuerdo, el conocimiento y cada sensación que anida ahí la que nos mantiene vigentes en la vida y sus riquezas, pasadas, presentes o futuras.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

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Es triste saber que, al final, todos "resultamos engañados"...
Que en sucesión a las cosas mucho de lo dicho se creyó mentira (cuando casi se podía palpar la verdad en el todo) y que hasta "la edad" (o "la inocencia") resultó ser cómplice del fracaso o de las inconsistencias que derivaron en dicho devenir.

Es triste saberlo pues, entonces de dónde provino aquel momento mágico, aquella canción, aquel susurro que estremecía, aquel guiño que demostraba complicidad o aquel ocaso o lluvia que, más que amenaza, resultaba el inicio de la cuenta regresiva a la cúspide nocturna... palabras más, palabras menos y, al final, la mentira sembrada... casi indeleble.

Es triste saber que, al final, las alas fueron rotas aún sin volar...
Que nada fue "obra del destino" pues estuvo manejado sin azar, sin creer en consecuencias cuando las teníamos a la vista y que, de vez en cuando, había regocijo después de "lo obtenido" a pesar de sostener (muy en el fondo) que la mentira era la reina del momento y que el todo concluiría en la nada.

Es triste saberlo pues, incluso las palabras se anudan y no consiguen su acomodo para vida de expresar el sentir, de poder no dañar más a terceros, todo ello, a sabiendas que "la mentira" seguirá siendo el personaje principal de todo cuanto pueda escribirse, hablarse o demostrarse.

Es triste saber que, al final, todo resultó truncado...
Por gana, por enojo, por convicción, por razones externas, por "ver qué pasa", por simple experimentar, por hacer de la vida el papalote que tarde o temprano tendrá qué caer por falta de viento o por el "simple gusto" de "darle a la vida" basado en la juventud o en el "qué importa"... y resumir que todo fue una mentira.


Es triste saberlo pues, la verdad, esa que hoy goza de su carestía y validez, sigue y permanecerá ausente por el resto de los días, que ni todas las lluvias lavarán los rastros de decepción, que ninguna noche, ocaso, palabra escrita o dicha sostendrá más nada y que la vida misma nos ganará el rumbo hacia esa muerte segura... segura también ella de que, la mentira, es por hoy la más creíble y veráz en todo lo que fue, es y seguirá siendo nuestro dédalo.

martes, 13 de agosto de 2019

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No ha sido una o dos veces en que he imaginado el que no estoy aquí, sino en otro lugar del planeta habitando un ser diferente.
El simple cerrar de mis ojos me ha llevado hasta allá, a una costa, a un lugar hostil, un bello paraje o a la soledad más extrema.

Y no, no ha sido precisamente por el uso de alguna yerba verde seco que es fumada... ha sido sólo el escuchar música de otra nacionalidad, el observar lugares en algún vídeo del viejo continente, algún documental o sencillamente en sueños.

El saberme mexicano me ha otorgado cierta "estancia" en quietud en aquella habitación que me vio crecer, que me ha escuchado tanto, que ha sabido de desvelos y encuentros sexuales con diversidad femenina... y ha sido desde ahí que mi mente se ha trasladado hasta otros instrumentos, otros sonidos, otros aromas (diferentes a los que entran por mi ventana) más, mucho más allá que los torrenciales aguaceros nocturnos de esta época traen consigo y que dejan humedad a su paso.

Habitar un ser diferente al que poseo ahora... con sus pro y contras, con buena dentadura, con gran voz, con otro sentimiento entre manos al pulsar un piano o alguna guitarra. Quizá con aquella barba cerrada que está "tan de moda", con la buena solvencia económica que te otorga tranquilidad y que te orilla a sólo intentar descubrir más de lo cotidiano, más de lo ya estipulado por mera costumbre y vaciando de recuerdos cuanta arca se preste al frente.

Mi silencio me delata en este instante... las notas de Morón en "seguiriya" o "rondeña" dan para mucho más que sólo divagar o navegar en texturas que llegan a tocar la sensibilidad más recóndita de quien soy hoy.
El peso de lo que he conseguido no es suficiente para no desearlo: habitar un ser diferente al que soy.

Cómo es que se postra esta idea... cómo es que "todo mundo" desea lo ajeno; cómo es que estamos siempre inconformes con lo que poseemos o hemos logrado...
Será acaso aquella vida pasada la que nos trae sensaciones ya conocidas o remembra de manera muy remota lo que nos caracterizó alguna vez o poseímos y que hoy día carecemos?

Será el "cansancio por monotonía"? El mirar el mismo rostro resquebrajado y más senil con cada mañana en el espejo? Serán quizá los cambios internos y continuos que nos forzan de alguna manera a hacer silencio y, con ese simple cerrar de ojos, remontarnos hasta donde "creemos" nuestra vida sería mejor?


El laberinto deberá tener fin... así recorramos trescientas vidas y trescientas más aquí, allá, con este cuerpo u otro, con pobreza, solvencia, enemistad, celo, rabia o sensatez... la música siempre estará ahí para todos y/o para quien quiera ejecutarla, disfrutarla o trabajarla...
El dédalo en otro cuerpo sería igual?  Similar?  ...o tan distinto que no cabría siquiera en la imaginación el estar inmerso en él?

sábado, 27 de julio de 2019

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Difícil sigue resultando el poder cotejar en gustos y/o preferencias las generaciones que hoy día habitan el entorno.

Con el uso intenso de las redes sociales y las plataformas que ponen a nuestra disposición todo lo nuevo, lo habido y lo que podrá haber en todo ámbito, la oferta es tan diversa que es poco probable ya el poder abarcar siquiera un porcentaje aceptable de dicho todo.

Obvio, en lo que a mi profesión concierne, resulta cada vez más difícil el acertar en los gustos de quien me escucha y, aunque sigo diciéndome ecléctico, pareciera que sigo presentándome sólo para el gusto de mis compañeros músicos pues, también pareciera, que cada vez es más duro el dejar conforme a la audiencia joven.

No sé si se deba a que se han acostumbrado demasiado ya al uso del teléfono inteligente (que resulta ser una computadora en nuestras manos), o al "minuto" de vídeo o música que mal implementaron hace algunos meses ciertas redes sociales y eso, reflejado, termina por cansar al escucha que deberá "soportar" dos horas de presentación.

No sé si se deba al que sigue estando vigente la no aceptación a la propuesta independiente y que se hace con pocos, muy pocos recursos (cuando, cierta vez, un amigo casi me aseguraba que hoy día es justo cuando más abierta está la gente a recibir lo novedoso y que, en lo personal, sigo sin sentirlo así).

Cierta noche, una joven se acercó a cantar conmigo y, al yo preguntar qué repertorio manejaba, sencillamente no me supo contestar. No se trataba de una mujer mexicana (para empezar) y, dada su corta edad y su lugar de residencia (Nueva York) su gusto musical iba muy por encima de lo que pudiera siquiera imaginar.  Los nombres de los artistas sencillamente eran tan desconocidos para mí como para la mayoría de los ahí presentes.

Obviamente llegando a casa revisé a esos artistas en YouTube. Personas con apenas un par de años de trayectoria y que los jóvenes (incluso en minoría) ya se encargan de promoverlos o de escucharlos tan fielmente que parecieran más valiosos que las "leyendas" habituales que dan forma a nuestros repertorios troveros.
Supongo que las oportunidades son para todos... y, me recuerdo, que la fama te la brinda la misma gente que te sigue o escucha.

Mas, sigo en el recapacitar de las nuevas generaciones referente a la música... y supongo que debería nacer de nuevo para adentrarme a tal diversidad y así influenciarme más de esas novedades que muy pocos escuchan y que conforman aún más diverso el mundo auditivo y complicando mucho más a quienes nos dedicamos a trabajar como intérpretes noche a noche en algún restaurante o bar.


Pareciera ser que, en definitiva, terminaré tocando y cantando sólo para "los de mi generación"... y que ya rayamos en senectud.

domingo, 30 de junio de 2019

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Me recuerdo hace años escribiendo en este espacio acompañado de un tema en específico, un tema musical que dejaba repetirse en el reproductor y que fuera llevando mis letras con el color que en ese momento requería... y hace meses que dejé de hacerlo.

Junio, como tal y entero, fue difícil.
Mitad de año (y quisiera decir mitad de mi vida, pero eso quedó justo en el formar de mi familia), mitad complejidad y otros etcéteras.  Y, creo recordar, por allá por marzo quizá, volví a colocar un tema en el reproductor hasta dar fin con mi texto "respectivo del mes" de este dos mil diecinueve que corre  mas, junio, como tal fue enteramente difícil.

Mi canción "Viento" en dicho mes cobró nueva vida, nuevo auge en mí y sólo quedó como símbolo de este sexto mes que termina pues él se sumó a los detalles que quedaron impresos en mi historia con la muerte de Alberto Escobar y, de lo cual, sólo dejé breve vestigio en mi espacio dentro de Facebook.

Dentro del dédalo vivencial, más muerte cegó mis letras al saber de la absurda y estúpida razón que trajo consigo la muerte de Franky, aquel quien tenía entonces poco más de treinta años y quien era compañero de vida de Andrea, mi sobrina política y quien un día previo festejó su cumpleaños en total desconocimiento de lo que sucedería sólo un día después.

Más muertes se sumaron con aquella pareja de recién casados que, de igual manera, un día posterior a su hermosa boda fueran embestidos por el auto de un futbolista que, todos sabemos, abusó del alcohol y de la potencia de su vehículo para sumar la desgracia que removió sentimientos, dudas, caprichos e incertidumbres que trae consigo este vivir.

En sus inicios, una larga conversación con uno de mis hijos que reafirmó nuestros vínculos de vida y con la vida; que se sostuvo de cierta ira, desdén, impotencia, lágrimas y ese intentar por no terminar temblando de impaciencia, enojo o desborde de amor que se sentía reprimido en el ambiente... donde no existió "maestro y alumno" sino sólo un recordatorio sentimental que es espejo humano y que demuestra lo férreo del vínculo familiar entre sus integrantes imposible de romper con la separación de las cabezas que forman un matrimonio.

Quizá un poco antes de iniciar el mes (finales de mayo) la visita de mi esposa en casa donde, a base de reclamos y exigencias, sostenía su teoría de nuestro andar marital por el mundo subrayando desde su perspectiva el que resulté ser para ella un pendejo más dada mi actitud y apatía por continuar formar parte de nuestro vínculo social... algo que sencillamente "no sumó" a nuestra causa y que derrumbó en cierta medida aún más parte del muro construído hace años.


Todo junio, pues, otorgó a mi andar por el mundo una razón más para escribir, para desglosar con detalle cada acontecer simbólico y que merecía estar en este espacio a manera de recordatorio fiel de vida... pero me deja entender que, si bien había dicho alguna vez que me encontraba fuera del dédalo "observando desde arriba", la verdad fehaciente es que nunca se deja de estar inmerso en el laberinto... por más alto que se pueda colocar la mirada o por más profundo que se pueda escudriñar en la vida.

domingo, 26 de mayo de 2019

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Finales de los años ochentas y principios de los noventas marcaron para siempre toda mi vida.
Había sufrido y padecido ya un par de decepciones amorosas importantes pero fue en esos años en que la vorágine vivencial arrasó en mi experiencia.

Aún tenía fuerzas para decidir y optar por el mejor de los viros en el dédalo. La estudiantina del departamento de Bellas Artes Jalisco, la propia escuela de música de la Universidad de Guadalajara, el pisar el Teatro Degollado mostrando mis inicios como compositor apoyado del grupo "Xel Ha" y el conocer a tres mujeres que dieron el vuelco total a mi sentimiento y existir mundano.

De ahí, se desprendieron aventuras. Aquella suscitada en Cabo San Lucas por ejemplo y que concluyó en la formación de mi único matrimonio a principios de los noventas ya de regreso en Guadalajara.
De dichas aventuras y encuentros, se supone, uno rescata aprendizaje, acumula experiencia, aquilata valores y se sigue en el andar profesional y sentimental.

Ahora, tres décadas después, dígame usted que todo eso fue tiempo perdido, que mi poca perspectiva de lo aprendido me mantiene en una postura aislada y exclusiva, que no fueron sino errores tras errores los que acumulé en lugar de "experiencia", que nada de lo "aprendido" lo he llevado a la práctica para beneficio del entorno social y/o familiar; que termino siendo un vil farsante, un mentiroso, un pedazo de humano mal nacido, mal formado e hipócrita o que utilizo "lo vivido" sólo para crear más problemas, caos y tristeza en los demás.

Cómo es pues que usted llega a esta conclusión y yo llegué a ser "esto" que hoy "estorba" en sus planes, en sus lineamientos, en su filosofía y perspectiva y que hace constar que toda generación nueva rechaza destructiblemente a la anterior.
Cómo es que termino siendo un pendejo para algunos y un farisaico para mis propios hijos...
Cómo es que no estamos conformes con nada a nuestro derredor y, ante la diversidad, la tolerancia y/o aceptación se torna nula en gran medida.


Cómo es que usted termina por atacarme porque no "hago lo que usted quiere", porque no "sigo sus lineamientos", porque no "coincido con su ideología", porque no "canto las canciones que usted desea oír"...
Cansado de decir "búscate una vida", "no mires la paja en el ojo de aquel", "lo que das recibirás"... en fin.
Sostengo que Dios no me juzgará jamás... sólo los hombres lo hacen y convertimos este convivir mundano en un círculo vicioso del cual nadie escapa.

sábado, 27 de abril de 2019

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Supongo que, de haber sido más joven, no me hubiera interesado en ello... y, lo que es peor, hoy, estando viejo, tampoco me interesa.

Y es que ya son decenas de cosas y/o situaciones que, en verdad, ya no son de mi interés; ya no tienen el "peso" que antes ni la relevancia que probablemente le hubiera dado a alguna de esas tantas.
Y, la que más pretendo resaltar en esta ocasión, es el uso descomunal que tienen las féminas por alguna fragancia.

En mi estancia en preparatoria, lo admito, hubo uno o dos aromas que marcaron mis recuerdos de una forma tan perenne que ni yo mismo lo creí... y, obvio, no era sino hasta años después en que regresaba dicho aroma a mi nariz que revolvía notablemente mi memoria hasta llegar al llanto mismo o al "apretón de ojos y labios".

Mas, con el paso de los años y la suma de mis decepciones sentimentales, todo ello vino a volcar en desinterés al grado que ya, ni siquiera los recuerdos aquellos, tenían ese "peso" que llegara a preocupar a mi psique.

Hoy en día, no sé qué le pasó a aquellos creadores de fragancias que (pareciera ser) se han esmerado por dejar en el mercado las más burdas y horribles que sólo dañan, perjudican y torturan a aquellas narices que osan oler... (voy un poco más allá al, quizá, asegurar que son las más longevas quienes los portan). No se me malinterprete por favor.

Ya bastantes veces he dicho que admiro y amo a la mujer en esencia por su grandeza y entereza pero, el portar una fragancia desagradable, NO es parte de ella... es justo aquí donde deseo se enfoque mi comentario.

...no voy lejos... hace un par de semanas llevé tu aroma íntimo entre mis dedos y en mi boca. No he conocido algo más hermoso que eso... muy independientemente de lo desagradable que para alguno@s pudiera ser, ese es el más franco, el más difícil de obtener, el más sincero, el que mella en el alma y atesoran los sueños.


Qué decir del aroma de tu piel... La creación misma depositó en ti dichos aromas y no creo que ninguna fragancia artificial los pueda superar.
Cuán sencillo puede resultar entonces el sólo usar un anti transpirante y "dejar el resto" para el transcurso del día, la actividad y las horas mundanas.

Créeme, tampoco es de poder superar lo sensual y hermoso de tu aroma después de tantas horas de oficina... esas son imposibles de envasar!

martes, 2 de abril de 2019

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No suelo hacer este tipo de posts, pero este me ha parecido más que relevante ante estos tiempos y el espacio que ocupa la música actual en nuestros días...

Palabras de Steve Lukhater, compositor, cantante y guitarrista de Toto.

"Solo quiero saber algo. Toda esa perorata sobre que Spotify es la respuesta y cómo se paga a los los artistas, etc. ¿Cuánto? ¿De veras? ¿Quién lleva la contabilidad?
Quizás yo no lo sepa. No veo nada de dinero y tengo un montón de material ahí en 35 años de hacer discos. ¿Alguno hizo el desglose de cuánto gana un artista en iTunes? Penoso.

Ahora, si estás en un sello es aún peor porque se quedan con una gran parte de eso. Del desglose, después de todo, quedan centavos. Demasiada gente puede hacer discos. Punto. No hay artistas de catálogo en estos días. Abundan las estrellas de un sólo éxito. Triste, realmente.
Ahora las discográficas no tienen presupuestos como en los viejos tiempos cuando se hacían grandes discos; porque hacerlos cuesta dinero. Ellos quieren hacer dinero de la nada y se adueñan de por vida de todo lo que el artista hace. Puedes vender un millón y aún así deberles. Mi hijo de 25 años tiene amigos con discos de platino que viven en su estudio en un apartamento de un ambiente… en bancarrota.

Por supuesto, en aquel entonces las compañías se interesaban en la música y desarrollar artistas para una carrera a largo plazo y dinero a largo plazo. Seguro que tenían la parte del león, pero entonces invertían, creían y promovían, así que había una justificación. Ahora se trata de Beats y cuántos hits en Facebook o Youtube conseguís. Todo eso no hace dinero o solo migajas a corto plazo sin forma real de contabilizarlo y que apesta en su mayor parte. ¡Que mierda!

La gente quiere ser famosa, no buena. Es demasiado fácil jugar a la estrellita pop ahora. Con toda la falsificación, la corrección con el auto-tune, copiar y pegar, etc. La mayoría de los jóvenes no saben como tocar una canción de principio a fin en un estudio, afinados, a tiempo y con sentimiento. Raro.

Estoy en los estudios todo el tiempo y escucho las historias de productores e ingenieros, y aun así a nadie le importa que el que vende un montón de discos (¿cuánto es eso en estos días?) no pueda cantar ni tocar.
Hacen “McDiscos” para gente que ni siquiera escucha realmente. Es música de fondo para gente que se junta con amigos o sacude la cabeza mientras escribe mensajes de texto o está en Skype o haciendo otra cosa. Ruido de ambiente para el que hace varias tareas.

Ya pasaron los días de amar, diseccionar, discutir el trabajo interno de “un álbum”, sentado en silencio mientras sonaba, mirando la ficha técnica y las fotos en el estudio, imaginando qué lugar mágico habrá sido para lograr esa música. Se fue. Necesitas vista de joyero para leer los créditos, si es que a alguien le interesa. A la mayoría, no.

Así que si siguen echándole la culpa a los “artistas anticuados”, que son los únicos reales que quedan, los que pueden hacer un buen disco de vez en cuando, pero son ignorados porque los medios eligen ocuparse más por quién se pega carne al cuerpo y otras ridiculeces para generar atención en lugar de escuchar la música que se hace, estaríamos en un lugar diferente.

Cuando éramos chicos (si, voy a cumplir 108 este año) había solo un puñado de artistas y ellos eran buenos porque tenían que serlo. Alguno podía no gustarte, pero más allá de eso la mayoría merecía el éxito y ninguno se parecía al otro! Ninguno!
Vivimos en un “McMundo” que se mueve demasiado rápido y ahora hasta las drogas apestan. Digo, cuando yo era joven me colocaba y nunca me salió espuma por la boca ni traté de comerle la cara a alguien.

Es momento de poner “El Lado Oscuro de la Luna” y estremecerse. Que tengan un buen día y quizás la música real regrese y llene sus oídos (hay algún buen material, pero uds. saben lo que quiero decir). Música real tocada por músicos reales. Ellos están ahí afuera. Sólo que ya no consiguen mucha prensa, o ninguna."

martes, 19 de marzo de 2019

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Seguirá siendo quizá una gran incógnita el por qué es que la gente se muestra tan indiferente cuando uno interpreta con el corazón impreso en la voz acompañado de la guitarra.

Pocos ya son los elogios y, aunque uno no los busque en específico cada noche con cada presentación, se agradecería bastante el que pensaran un poco más allá... y que no sólo vean a un tarado con una guitarra y echando al aire su voz cascada.

La mayoría de nosotros, quienes hicimos canciones alguna vez, tuvimos un motivo o vivencia más que única... y ya resulta una fortuna el que pueda reflejarse en cualquier mortal mientras la escuche...
Sí, dije: "escuche"... algo verdaderamente difícil en nuestros días.

Atrás quedó aquel tiempo en que acudíamos a una peña o a una casa con foro para exponer ideas convertidas en canción, para "sumarnos" a una lucha social o para sencillamente ser portadores y/o voceros de otros grandes de la canción... Hoy día, ni siquiera pueden ver por Facebook un tema que dure más de un minuto...
Como si se pudiera hacer el amor en ese tiempo... Imposible!

Cansado de mirar fotos donde, todos los fotografiados, están inmersos en sus absurdos teléfonos inteligentes cuando la vida ocurre a su derredor... o aquel concierto donde, lo primordial, es grabarlo en vídeo en lugar de disfrutarlo, cerrar los ojos por instantes y sentir el calor y ambiente que provocan los decibeles saturados y el cúmulo de personas que acudieron a dicho evento.


Seguirá, pues, siendo una incógnita para mí el por qué la gente se muestra tan indiferente cuando uno interpreta una canción con el corazón más que impreso en la voz acompañado de la guitarra...
No tengo la menor idea de "a dónde vamos a llegar" con esta moda que torna crucial y en gran peligro de extinción a la música en vivo... más, sobre todo, a aquella que lleva un trozo de alma cuando es interpretada.

viernes, 8 de febrero de 2019

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Tal vez haya aún dentro de mí ese pequeño resquicio por donde se cuela un minúsculo atisbo de lo esencial del amor y/o de la vida para que yo termine llorando después de ver aquellas desgarradoras imágenes de una madre suicidándose con su hijo de diez años de edad ocurrido hace unos días en Colombia.

Mis ideas, todas, se confunden; todas se entrelazan, se cruzan, se apretujan y revuelven en todo lo que queda de mi entender para terminar en notorios y sonoros sollozos luego del suceso que no detallaré aquí pues, aquellos vídeos son más que gráficos y elocuentes.
Y es que aún me cuesta poder escribir sobre este respecto.

Mi labor como músico e intérprete sólo me permite sembrar ese intangible suceder de las notas en el tiempo; notas que juegan en los sentimientos y recuerdos de quien me escucha y que pueden terminar en ser satisfactorias o rechazadas. Es esa dualidad la que juega constantemente cuando me presento.

Los tiempos actuales muestran a una sociedad individualista totalmente aislada de lo esencial del vivir y suponen que el poder de la información y/o la cultura la poseen en su mano con su teléfono inteligente o su uso de las redes sociales cuando, ni siquiera, se preocupan por el buen uso de las grafías al querer expresarse y, muchos menos se dan cuenta, de que se aíslan un tanto más al abusar del dispositivo.

Nadie, absolutamente nadie entendería la situación concreta de aquella mujer y mucho menos le perdonarán el haberse llevado por los aires a su hijo para también quitarle la vida... No, no deseo entrar en polémica, es sólo que recuerdo lo que alguna vez tuve por idea realizar en mi persona y es entonces cuando concluyo que no tengo armas para juzgarla a ella ni a nadie que ha optado por ese camino e irse de este mundo.

Casi sostengo que no existe ningún psicólogo que pueda frenar la decisión de quien atenta contra su vida mientras se les ve hablando con ellos en ardua labor porque desistan pues, insisto, nadie sabe ni entendería la situación concreta de la probable víctima.
Y es que los imagino "dando cátedra cual 'couch' de superación personal" (y sonrío mientras plasmo ésto) pues sé que terminarán por sólo ser palabras sordas ante el suicida que ya tiene su decisión tomada.

No podría hacer nada como músico tampoco para evitar un suceso así... pero no es el punto en mi escrito pues, de momento, sólo estoy recapacitando en ese resquicio por donde entra quizá el atisbo de lo que es el amor y/o la vida y me hace terminar sollozando después de mirar el suicidio de una madre con su hijo de diez años de edad... (pues, hace tiempo ya, que he perdido la credibilidad a esto que todo mundo llama vida).


Es entonces cuando, tal vez, la respuesta a grandes interrogantes de este existir se muestran frente a mí y, lejos de yo entenderlas, sólo las dejo al tiempo, al escrutinio del psiqué, o a que sea el viento quien sostenga dicha respuesta para intentar rescatarla desde ahí en determinado momento que podría ser crucial en mi existir.

viernes, 11 de enero de 2019

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Dos mil diecinueve trae más, mucho más que tendencias en Internet, nuevos drones baratos, manejables y portátiles para toma de "selfies" y decenas de novedades desde lo social hasta lo particular donde, "si te duermes, tu sueño te saldrá caro".

Pero no es de adelantos tecnológicos que vengo a plasmar mis grafías aquí, sino de todos aquellos que día con día "descargan" las suyas en todas esas redes sociales y/o plataformas de comunicación o entretenimiento y no reparan en su ortografía.

La palabra escrita es la madre de todo buen entendimiento, es sólida cuando a tratos personales o internacionales refiere, es determinante para concretar ideas... ideas propias o ajenas y no termino por entender el por qué no se concentran un poco al menos en mejorar eso.

Ya he tenido oportunidad de "corregir" a más de una persona cuando graba vídeos con su celular a que lo haga con el dispositivo en posición horizontal y no vertical como lo vienen haciendo "desde siempre".
Comprendo que, la mayoría de dichos vídeos, también son reproducidos en dispositivos similares y logran así tener la imagen casi fiel al de la fuente original... pero, yo en lo personal, observo ese montón de vídeos en mi ordenador (PC) y, por consecuencia, nunca los puedo ver en "pantalla completa".
Lo mismo ocurre cuando el noticiero local toma desde las redes algunas imágenes de cierto suceso con la misma "desgracia" de no poder observarlos en toda la pantalla.

Les he dicho... "no grabes con el celular 'parado'... no puedo poner mi monitor de la computadora de lado...!".

Pero, volviendo al tema raíz, cómo poder hacerles entender que, el tener una buena escritura y redacción, no es cosa "del otro mundo" y no es lo más complejo por aprender...
Debo suponer entonces que no han leído lo suficiente? ...que no les interesa? Que en verdad les resulta taaan complejo que prefieren "dejarlo así"? ...o sencillamente es por culpa del idioma castellano que hablamos de este lado del mundo que da pie justo a tanto y tanto error ortográfico al querer plasmarlo en texto?

No quiero ahora tocar el tema de los emoticons... otro motivo más para un nuevo texto pues, considero, los utilizan más para "no escribir" que para realmente comunicar.
Luego, me orillan a usarlos... de lo contrario "estás out".
...vaya... en fin.


Tú que me lees... seguramente has podido tener desde este espacio un poco de lo que realmente me sucede, me preocupa o me pulula en mente. Has tenido quizá que entrelazar algunas frases que, por motivo de una mala redacción mía, debes "acomodar" en su sitio correcto para un mejor entendimiento de cada idea que pretendo extender.

Pero, de esto sí puedo presumir... mi ortografía... y no suelo utilizar corrector alguno.
No, no tengo libros y libros leídos en mi haber... sólo tuve, y desde un inicio, la preocupación por poder plasmar con grafías alguna idea sin que esta tuviera un mal interpretar debido a la falta de un simple acento.

Podré tener "errores de dedo" frente al teclado (pues sólo escribo con una tercia de ellos) pero, supongo, te puedes dar cuenta si observas el tuyo al leerme y dar con un error...
Mi duda, preocupación e inquietud está en todos aquellos que escriben cualquier texto breve en Twitter, Facebook o YouTube y no terminan por hacerlo correctamente...

Así se trate de una simple ofensa, un comentario trivial o algo más profundo...