sábado, 29 de noviembre de 2014

.

Aún faltan un par de días más para que este mes se consuma... Deberán ocurrir algún par más de decenas de ellos para estar en las fechas más extrañas en todo el año, en las que los sentimientos se atropellan y la familia tiende a llorar más que en otros días.

Algunas personas ya lloran desde hoy y muchos de nosotros sólo observamos el cómo es que lo hacen sin mover un dedo o exclamar algunas frases para mitigar un tanto ello o servir de consuelo.

Aún faltan por pulirse aquellos detalles que habían sido nuestro estandarte en un pasado, los "otros", los que nadie quiere, parece que predominan más que los que se quieren resarcir pues "funcionan" tal y como lo hacemos todos cuando "siempre que se recibe lo bueno, se torna una costumbre que pasa desapercibida y no es sino cuando se adolece de ello que nos percatamos que ya no está"... entonces lo negativo se torna más relevante.

Aún nos falta crecer en todo caso para volver a decirnos adultos pues, mal nos llamamos así en estos días; y no es que hablo sólo de nosotros, sino de todos los que creemos serlo.
Ya Lía nos ha regañado en diversas ocasiones haciéndonos notar el grado de estupidez con el que nos mostramos y convivimos el día a día los adultos.

Aún a ella le falta entender lo que es en sí los intereses personales, la conveniencia o la llamada "mentira piadosa" pues, como niña, sólo escucha a su primer instinto (al que todos deberíamos seguir) y, ese, es siempre el mejor, el que puede hacer renovar a la humanidad.
Le miro y no termina de impactarme e impresionarme con su naturalidad, su acento y su distinción al ser mujer comparada con mis otros hijos.


Aún nos falta y le falta al todo... mas, no sé si debemos esperar o ya de plano dejar que todo caiga por su propio peso y dejar de forzar a una estabilidad aparente...
Sí, dije 'todo' y 'todos'.

sábado, 22 de noviembre de 2014

.

Aún fuera del dédalo, no puedo pasar desapercibidas algunas fechas que han sido vitales en mi existencia y en algunas personas que han sido parte muy importante en mi admiración y mi vida en sí.

Muy aparte de lo que representa en importancia y relevancia mi familia, los compañeros de trabajo han sido el complemento idóneo en el que he encontrado gran parte de mi aprendizaje tanto de vida como de profesión y, hacia ellos, es que dedico este día mi escrito.

Cada 22 de noviembre es que se festeja a los músicos en México... supongo que es por la Santa Cecilia (patrona de los citados) y que... bueno, esa es otra historia. El caso es que justo este día, llueven felicitaciones tanto de mi parte hacia mis compañeros como de manera inversa y, eso, me recuerda que, de alguna forma, formo parte de esa gama social-profesional tan diversa y tan poliforme en cuestión al sentimiento, conocimiento y manera de pensar.

Y, así como mi guitarra no suena igual cuando es pulsada por otros dedos, es obvio que cada piano tendrá guardadas sus armonías para cada par de manos. Y es aquí justo donde radica todo el aprendizaje al que puedo exponerme mientras conviva con cada uno de ellos de manera individual o grupal.
Las emociones nunca se hacen esperar mientras ejecutamos la música y, desde este punto primordial, es que acude gran parte del primer sentimiento, del primer esbozo de experiencia que se plasma en mí y otros tantos tópicos que resultan.

De cada uno de ellos cargo algunas anécdotas o tros detalles que me han marcado para toda la vida (incluso algunos y algunas cantantes y percusionistas o bateristas, los cuales, los tengo en otro "apartado" cuando no conocen en sí lo maravilloso y vasto que es el dominio de las doce notas).

Los nombres, prosigo, son muchos ya a esta edad y, sé, otros tantos se sumarán mientras me mantenga cercano a las nuevas generaciones que, por cierto, algunos de ellos aman lo creado en un pasado musicalmente hablando y, de ellos, también he aprendido bastante. De esa vastedad de nombres, lamentablemente, he tomado algunos para rendirles un texto completo a manera de humilde homenaje debido a su muerte... supongo, cosa que no debería ser.

Algunos más sólo han plasmado una grata sonrisa en mi semblante y pare usted de contar.


Por todo y tanto, felicidades a ti que me lees y que comulgas con la música, con este hermoso don divino del que, en cada par de manos, tiende a cobrar la misma forma de lo divino, de lo irreverente, de lo infame y de lo más bello e intangible que ha sido preciado, aclamado o desdeñado desde sus inicios por el hombre mismo.

Y, por otro lado, gracias eternas por darme tanta dicha y amor al cruzar tu laberinto con el mío.

domingo, 16 de noviembre de 2014

.

Colocar "el punto y aparte".
Llevar el texto a otro sitio; ahí donde las grafías no puedan comprometer a alguien más que a mí mismo o que gracias a ellas "alguien más salga lastimado".

O quizá colocar el punto y aparte para hacer que el rumbo sea el propicio para desgranar el próximo tópico y ponerlo a consideración de los demás, del mundo, de aquel que se acerque, que pretenda buscar algo más que sólo palabras en este espacio o el suyo.

Un "punto y aparte" donde todos salgamos beneficiados, donde tú puedas respirar y yo tenga la capacidad de recapacitar en todo cuanto he hecho o dejé de hacer. Ahí se podrá hablar entonces de eso "nuevo" que buscas o intentamos encontrar.

Donde, incluso, probablemente tenga los "puntos seguidos" que tanto has necesitado, que tanto has requerido para continuar y sobre entender que las causas y respuestas no han sido las suficientes y podrás pescar del todo el mejor de los desenlaces y hacer tus propios resúmenes.

La secuencia que otorga los "dos puntos" que te permitan seguir adentrada en todo cuanto has deseado a pesar de tu propio cansancio o del mío, las "comas" que intentan continuar y continuar, reafirmar, sumar, reivindicar y/o volver a subrayar cuanto hemos cometido, cuanto hemos hecho o cuanto hemos dejado de hacer.

Hacer plagar todo el escrito con esas notaciones y signos de admiración que sólo podrán estar ahí, escritos, y que no podrán representar una ofensa o una dura llamada de atención a pesar de saber ambos que las requerimos.


Un texto nuevo que podría terminar, por qué no, en una simple "reticencia" y seguir dejando todo al devenir, al porvenir, al futuro, a la reacción o al simple silencio...

sábado, 8 de noviembre de 2014

CUARENTA Y TRES

.

En verdad no deseaba tocar el tema... no quería sentirme parte de quienes "no hacen nada" mientras mi refrigerador está a "salvo" de lo que acontece fuera de mi lar (sí, así como muchos lo hacen).

Pero es que resulta patético, realmente patético (subrayo), el que estemos viviendo de esta manera en este país plagado de injusticias, de desmanes y robos a la vista de todos sin que nadie haga algo para levantar la voz, para azuzar o concientizar a la gente o volvernos activistas de la noche a la mañana.

Estúpido el aplauso que se lleva mi pendejo presidente ante jefes de comercio esta tarde después de que el procurador de justicia detalló en base a testimonios lo que les aconteció a los cuarenta y tres normalistas de Ayotzinapa... más baboso no puede verse el país a través de los noticiosos después de todo lo acontecido.

Grande ha sido el apoyo que hemos recibido desde otros países donde, las injusticias como estas, son enteramente reprochadas y llevadas a duras réplicas y críticas cuando, aquí, sencillamente nos agachamos y seguimos dejando que nos den una y otra vez con el garrote de la impunidad y el "no pasa nada".

Onerosos son ya los sueldos que perciben cada uno de estos mediocres que nos gobiernan como para decir "ya me cansé" al estar envelto en cuestionamientos debido a una rueda de prensa y el ejemplo que desgarra a más nuestra rabia es esta llamada "pareja imperial" de Guerrero que, escudada en un partido político y en su fuero, han hecho de este estado mexicano, el que se enchueque la boca de miles, que se padezca de hambre para otros miles y que se raye en la más profunda impunidad... espero, hasta hoy.

No sé qué venga; no sé qué haremos después de enterarnos esta noticia plagada de saña y crueldad con la que ultimaron a estos cuarenta y tres y seguir de brazos cruzados a sabiendas del luto, de la rabia, de la impotencia y la total desgracia en que han sumergido a todas las humildes familias implicadas... Ah! pero no haya sido un hijo de influyente para que se haya agilizado todo y hayan rodado cabezas de inmediato o en menos de 48 horas... qué tristeza! qué tristeza mi México lindo y querido! En qué podredumbre te sigues sumergiendo con cada sexenio, con cada noticia, con cada administración que sólo piensa en su puto interés personal.

Qué tristeza me embarga esta tarde-noche en que, de manera irremediable, debo seguir cantando para "divertir o entretener" a los comensales de cierto café cuando, mis entrañas, gritan justicia y desean castigo ejemplar a todo aquel que haya tenido vínculo con esta muestra de barbarie e insensibilidad humana...
Qué ganas de romper mi guitarra! o de romperme los ojos, el hocico y la garganta en pro de estos cuarenta y tres!


Horrible ha sido el saber detalles... pero más horrible me siento al seguir haciendo música "sin hacer nada" a ese y a tanto otro respecto.
Ojalá no sigamos callados y esto sirva para volver a alzar las armas y romperle su madre a quien deba que rompérsele!
Ojalá y que las muertes de estos cuarenta y tres héroes nacionales sirvan para un futuro mejor... ¡Basta ya!

Despierta, México, con una chingada!

jueves, 6 de noviembre de 2014

.

Por qué alguna vez lo creí así?
Por qué debería pensar en ti con sólo ver una nube gris acercarse hacia mis cielos? ...o mejor aún, cuando amenaza una lluvia la cercanía de mi lar o rumbo a mi labor?

Quiero creer que nos gustaría dejar plasmada nuestra esencia en las virtudes que la naturaleza posee cuando, en realidad, ya poseemos virtudes con el simple hecho de estar aquí.
Formamos parte de ella y eso es innegable.

Cierta vez yo quise ser parte latente del viento y, así, recorrer kilómetros sin que me importasen las fronteras para poder estar cerca de la mujer que amo; no me recuerdo quién quiso ser agua para adentrarse tanto cuanto se puede en el ser y saberse tan indispensable como el mismo aire para poder sobrevivir... pero, aclaro aquí, tú no quisiste ser lluvia o nube cargada con líquido.

No fue sino hasta que logré desgranarlo un tanto que entendí tu intención y tu deseo por quedar plasmada ahí y así poder recordarte siempre que una temporada u otra llegara con cada año.
Mas, en tiempos de otoño o invierno, cuán melancólicas se tornan esas tardes en que, por razones atmosféricas y terrenales, la lluvia visita heladamente mi entorno...

Ahora, dime: era así como querías ser recordada? Era sólo a través de la pertinaz lluvia, de un chipi chipi o de un torrencial que causa estragos e impide que los vehículos puedan circular por las calles que se transforman en caudalosos ríos?


Supongo que, todos, alguna vez lo quisimos así... y deseamos ser parte importante de la naturaleza para poder anidar en el ser que amamos o, intentar al menos, poder ser tomados en cuenta por unos instantes y pasar a la posteridad gracias a ello.

Pero, en resumen y volviendo al punto: por qué debería pensar en ti con sólo ver una nube gris acercarse hacia mis cielos?
...pues, desde hace muchos años, yo sólo pienso que alguien llora mientras llueve.

domingo, 2 de noviembre de 2014

.

Si bien te puedes saber constante o cotidianamente fuera del laberinto, existen algunas cosas y/o situaciones que te vuelven a hacer entender que "sigues dentro".

El ritmo laboral, los traslados y el ir y venir constante dentro de la ciudad, tarde o temprano te acercan a aquel lugar donde, sabes, los muros, fachadas y entorno mismo guardan y/o encierran un momento etéreo que se torna imborrable en nuestras vidas y lo portamos incluso en sueños y hasta nuestra muerte.

No quisiera creer que después de muerto me acerque a aquellos rincones o a aquellas calles donde crecí y que guardo conmigo y en mi recuerdo de una añorable y amorosa manera.
Y, lo digo así, porque realmente todo lo que aconteció después de que dejé de pisar dichas calles de mi infancia tiene mucho más valor, encierra mucho más lo que ha sido en sí mi vida con su sin fin de etcéteras que no terminaría de ennumerar aquí.

La intención es simple de este escrito, ese poder trasladarme por esta "pequeña ciudad" hasta ese punto donde irremediablemente "aún vivo" o donde me siento "más vivo" cada que lo visito... y, si bien mi redacción no es buena, se torna mucho más complejo el desgranar en grafías lo que atraviesa por mi emoción cada que cruzo con mi vehículo aquellas calles dende crecí.

Es cierto que ha cambiado, que nuevas personas han estado entre aquellas mismas paredes donde estuve siendo niño, que las calles ya son iluminadas con nuevas luminarias, que la pintura ya no es la misma, que el agua de lluvia se encargó de lavar a lo largo de estos casi cuarenta años cada lágrima que probablemente dejé caer desde alguno de mis ojos y que el mismo hollín citadino se ha encargado de demacrar cada vez más aquellas escaleras, techos, pisos o banquetas de mi antaño.


Mas, insisto, cuán hermoso resulta ser siempre para mí el atravesar aquellas calles y bajar casi a cero la velocidad de mi auto para embelesarme con las fachadas, los colores nocturnos o diurnos, los letreros en las esquinas, las cercas, portones y demás...

Respirar profundo... cerrar un instante mis ojos... sonreír con un gran manojo de nostalgia y melancolía y seguir mi camino rumbo a casa.