domingo, 10 de noviembre de 2019

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Alguna ocasión pude ver en algunos vídeos comparativos la medida del planeta que habitamos con otros que circundan nuestro sol.
En ese entonces mi entender sólo daba para apreciar lo inmenso del universo o lo amplio de otros astros.

Así, los días pasaron, se hicieron las noches, las citas, los compromisos, las rupturas y todo cuanto puede ocurrir a un ser humano en comunicación constante con su entorno... mas, entonces, llegan los problemas o las enfermedades.

Y muy independiente a lo personal, mi observación se centraba en los demás, en el cómo es que se encerraba la propia persona en su mala fortuna o en su desgracia... mientras, fuera de este mundo, la vida y el movimiento continúa inexorable.

Los vi pedir, suplicar, llorar o postrarse ante imágenes mundanas y físicas que representaban a sus deidades para mitigar su dolor o amainar sus problemas cuando, fuera de este mundo, la vida y el movimiento continuaba inexorable.

Supongo que, desde la Estación Espacial Internacional, el mundo se puede apreciar hermoso, colorido, imponente, majestuoso... más que maravilloso y, si observamos un poco más intrínseco (o "hacia el otro lado") veremos que nuestros ojos no pueden ver más que el infinito; el "negro" espacio donde nuestro planeta orbita o "se encuentra suspendido".

Pero, vaya, lo que intento resaltar en mi texto es justamente "el tamaño de las cosas".
Si bien ya mencioné la majestuosidad de nuestro minúsculo planeta (comparado con otros), cómo puedes tú creer que 'tus problemas' o tus enfermedades son los más grandes, los imposibles de librar, los más difíciles de sortear y no pueden tener una solución?

No puedes ser visto desde una altura relativamente elevada (digamos unos cinco kilómetros), esperas acaso que tus 'enormes' problemas realmente lo sean cuando ni siquiera eres perceptible a tan corta distancia, a tan minúscula distancia tomando en cuenta la vastedad del universo mismo?


Por favor, no caigamos en estupideces al asegurar que nuestros problemas son 'tan enormes' que no pueden encontrar una solución... pues insisto, en la vastedad del universo, sencillamente somos nada... menos que polvo.
Yo mismo atravieso por uno importante en estos momentos y la gente (o el universo) ni se percata de ello... esa misma gente que hoy te rodea, que comparte contigo este micro espacio llamado Planeta Tierra y donde, seguramente, también sortearán alguna vicisitud en cierto momento de sus vidas.

No tiene, pues, ninguna relevancia para el cosmos lo que te ocurra a ti, a mí, o a los millones de personas que pueblan este insignificante y menos que microscópico planeta.