viernes, 30 de marzo de 2012

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A qué obedece la ausencia?
Será acaso a que tu boca sólo refiere hacia mí lo inusual y me desarma para poder opinar?
Será acaso porque me has descubierto como un hombre común? ...porque he perdido lo especial para ti y lo reafirmas con este o aquel comentario?

Será acaso porque, en definitiva, no volverás a dejarme formar parte del dédalo y permaneceré perdido de este lado, paralelo, y con "el castigo que merezco"?
Será quizá porque yo mismo entiendo la gravedad de mis actos y cada uno de los resultados que han acaecido en ti directamente?

Será acaso porque te he convertido en una margarita deshojada y, luego de tragarme cada una de tus hojas, hoy impides que consuma una más y sólo deseas mostrarte entera cual flor que eres?
Será acaso porque no puedo sino sólo aceptar que soy el causante directo de cada llanto, cada mella, cada rabia y problema personal en ti?

Será acaso porque sigo observando que no me necesitas a pesar de tú asegurarlo?
Será porque entiendo que ya no soy más quien te sugiere, quien te hace recapacitar o porque sencillamente ya no tengo más qué aportar para ti?

Será mi ausencia en este espacio quizá el que ya no puedo opinar debido a que todo resulta falso según tu entender?
Será tal vez porque tú, cual alumno, has superado al "maestro"?


Qué sencillo resulta ver a este escriba desde el interior del laberinto y, al no saberlo parte esencial de él, relegarlo, no contarlo, omitirlo y sólo aceptar desde él el apoyo más superfluo, el que sólo puede brindar una parte del todo pues, dicho todo, ya es imposible (según tú) de que lo logre.

Qué triste resulta entender que, estando paralelo al dédalo, se te mire como "el predecible", como el mentiroso o falso, como el exagerado, el más llorón, el cobarde, el "que menos"...

Y cuán triste es que no te lo digan directamente por "miedo a lastimarte" pues... la verdad siempre es dolorosa y es la única que "no tiene remedio".

domingo, 25 de marzo de 2012

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Para cuando puedas leer esto, probablemente ya haya sucedido el que mi estabilidad haya regresado, el que mi paciencia se "haya extendido" y siga al pie de cada día, de cada decisión tomada, de cada muestra de sumisión que he decidido adoptar para vida de no provocar problemas entre nosotros.

Para cuando puedas recapacitar en ello, probablemente ya no te importe pues ya has hecho lo que creíste en su momento y todo permanece estable aunque con los tintes de tristeza o impotencia que todo ello haya provocado en ambos... y no habrá mucho por hacer.

Para cuando puedas asimilar el peso de una carta u otra, el móvil de cada mensaje u otro, la intención de cada caricia en tu piel, probablemente ya no los (las) obtengas con la misma energía, ímpetu o sinceridad que antes y, quizá, termines por aceptarlo así pues, independientemente del que hayas sido tú la culpable, sé que en tu sentir habrá gran peso para creer que yo también tengo gran "vela en este entierro".

Para cuando termines de leer, probablemente entenderás que este momento ha sido en mí una pérdida de tiempo, de grafías, y todo el posible esfuerzo que me ha costado el hacerlo, plasmarlo o decirlo, ha sido enteramente en vano pues, quizá, terminarás por no creerlo, por no aceptarlo, por desmentirlo o por creer que es sólo un montón de incongruencias...


Para cuando termine de escribir, cerraré una página más de este estar paralelo al dédalo; sabré aceptar parte de la culpa y pediré al tiempo que nos coloque en el lugar adecuado para asimilar ambos el daño que hemos estado provocándonos tanto de manera indirecta como en silencio.

...Para cuándo terminará todo esto?

lunes, 19 de marzo de 2012

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El estar paralelo al dédalo me sigue dando la opción de cuestionar, de comparar, de evitar el ingresar de lleno a un nuevo laberinto e, incluso, el poder comparar el que tuve y desde donde "hice trampa" al poder saltar uno de sus muros que me llevó al estar aquí desde donde observo.

Ha sido aquí donde he podido recapacitar más, donde me he cuestionado y valorado en referencia a todo aquello por lo cual me encuentro fuera; no he intentado con esto el "encontrar a un culpable" y, si bien podría decir que has sido tú la principal causa y motivo, eres a la vez quien cuestiona hacia mí para poder revertir la misma aseveración y sentencia hacia mi persona.

Es entonces que todo se "equilibra", que "cada quien encuentra lo que desea" estando dentro, fuera o paralelo al laberinto e, insisto, desde aquí se puede observar mejor cierto panorama que puede brindar el mejor de los juicios al "ser visto desde la barrera".

El detalle puede ser en esencia el que, al parecer, soy sólo yo quien se encuentra en posición de... y tú no pues, al parecer, mucho de lo que se ha vuelto a colocar sobre la mesa ha perdido peso y, lo que en cierta ocasión pareció primordial, hoy sencillamente toma un tenue color que no tinta gran cosa en el agua de mi amor y/o necesidad personal.

Y, si bien también había optado por gritar a los cuatro vientos que todo marcharía mejor, en ocasiones descubro con suma tristeza que seguiré destinado a permanecer de este lado del dédalo desde donde sigo observando el movimiento, tu movimiento, aquel viro, tu viro constante, el camino recorrido y el tuyo... sin mí.

Seguiré analizando y cuestionando desde aquí sin llegar a culpar a nadie en específico. Reconozco mis culpas y, de ser sólo ellas las que han favorecido a todo esto, podré entonces escribirlo sin resentimiento, e intentar la aceptación para dejarte libre de culpas y poder perdonar a mí mismo cada falta y erro.


Habrá más... más que sólo eso quizá.

jueves, 15 de marzo de 2012

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Todos sabemos ya que el estar fuera del dédalo trae diversas consecuencias... se puede entender de cierta manera que el rumbo se ha perdido, que es por demás el que se vaya andando o que lo incierto será lo que predomine en definitiva en la vida.

Sin embargo, existen seres que, a pesar de haber provocado en nuestro laberinto el peor de los panoramas, pueden, de alguna forma, dar ese aire nuevo, ese rumbo que parece ficticio o quizá hasta falso y, así, volver a colocarnos en cierta forma en ruta al devenir, al porvenir.

En lo personal, agradezco a aquellos quienes lo han hecho, a quienes se han acercado y, con su ejemplo o sus palabras, han podido otorgar este nuevo rumbo en mi vida.
Por segunda ocasión no daré nombres, pues ellos saben a la perfección lo que en mí han hecho y, al leer esto, sencillamente sabrán que hablo de cada uno de ellos.

...todo esto, independientemente de cada trance nuevo que debo superar, de cada nudo que debo desatar, de cada emblema por plasmar, de cada beso por robar, cada lágrima secar o cada frase entender.

...todo esto, independientemente de cada trance nuevo que pudiera provocar, de cada nudo que debiera atar, de cada sino por colocar, de cada beso por sugerir, cada lágrima derramar o cada frase aseverar.

...todo esto, independientemente de cada trance derogar, de cada nudo conservar, de cada emblema o sino descifrar, de cada beso negar, cada lágrima entender o cada frase aceptar.

...todo esto, independientemente del amor que debo derramar, del que estoy dispuesto a aceptar, del que pudieras derramar y del que estés dispuesto a asimilar.

...todo esto, entre muchas otras cosas.

domingo, 11 de marzo de 2012

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...y trabajar en el alma...
Redescubrir lo que ella ejemplifica con su simple momento en el firmamento.
No bajar la guardia. Generar más energía con ella para poder brindar luz a quien la requiera.

...dejar trabajar al alma...
Elaborar el bosquejo, no detener la búsqueda junto con ella.
Reconciliar a aquella otra que se ha perdido en el laberinto del rencor... Permitir que el amor prevalezca.

...trabajar con alma...
Hacerla partícipe de este o aquel logro, de esta o aquella lucha, de cierta actividad que sólo ella entiende y no es capaz de defraudar al aplicar todo su tesón.
Saberla cómplice de cuanta emoción nos tope.

...vaciar el alma...
Desfogar de ella todo el amor que le caracteriza y que es del único "material" del que, sabemos, está hecha.
Cerciorarnos de que no tendrá caducidad ni perderá su fuerza y contenido al intentar "vaciarla".

...amar con alma...
Saberla dueña de nuestros actos amorosos, de nuestros encuentros sexuales, de nuestra conversación silente con Dios.
Entenderla en esencia, con su propia templanza, con decisión propia y con esa misma naturalidad, sencillez y complejidad por quien todo fue hecho.


¿Y tu alma...? ¿Qué hace ahora? ¿Qué otras latitudes y sensibilidades abarca?
¿Qué problemáticas oprime e impide que te dañen?
...de cuánto te salva por amor?

martes, 6 de marzo de 2012

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...quiero creer que, la llevabas, para que yo la viera; que la conociera tal cual ladina es, tal y como fue concebida por aquel personal que labora para aquella industria y que terminarías por adquirirla para tu beneplácito...
Y sí, la vi, la toqué, la escuché.

...quiero creer que, la mostraste, para que yo la entendiera; que la conociera tal cual franca es, tal y como tú le has dado forma y pauta de acuerdo al protocolo social que sólo tú le has podido dar...
Y sí, la vi andar por la calle, la escuché. me cercioré de que ahí estuvo. Le sonreí.

...quiero creer que, la desnudaste, para que "yo la vistiera"; que la conociera tal y como es en esencia, que incluso hasta quizá pudiera ponerle nombre y terminara por colocarle sus prendas respectivas e invitarte a que no la trajeras más así...
Y sí, la vi esconderse un tanto y pudo dejar un sino en mi seño.

...quiero creer que, intentaste tal vez dejarla en ese momento para que me acompañara por siempre. Y la sentí con una gana un tanto vana de querer asirse a mi pantalón, de querer untarse en mi piel y de formar parte un tanto esencial de mi haber y/o existir...
Y sí, la sentí, la entendí como tal y le volví a dejar libre para que se aferrara con mucha más fuerza a ti sabiéndole tu dueña.

...quiero crer que tú también viste la mía, la tocaste, la tuviste entre tus manos, la escuchaste, le sonreíste mientras la catabas desde tu vitrina, la miraste por un momento desnuda y también quisiste vestirla con la prenda de la comprensión, la razón o la cordura...

...quiero creer que tú también la viste comulgar con la tuya, mostrarse cual espejo ante el tuyo y crear un caleidoscopio un tanto difícil de descifrar pero fácil de aceptar y entender... tolerar.


No fue sino al final que, desde el cielo, nos caería un húmedo recuerdo que permanecerá quizá por siempre en lo entrañable del día que fue y nos forzará a volver a asimilar que, a pesar de estar fuera del dédalo (del mismo dédalo incluso) jamás se volverá a repetir.



A: Miriam Barragán.