lunes, 28 de julio de 2014

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No quisiera creer que "todo lo estamos haciendo mal".
Preferiré en todo caso quedarme con la frase "haz lo que te funciona, lo que realmente funciona".

Casos vemos y sabemos: madres que dejan a temprana, muy temprana edad a sus hijos; padres irresponsables, excesos en todo cuanto hacemos o nos gusta hacer (beber alcohol, fumar, drogarse, bailar, sexo, comer y un sin fin de actividades más).

Será posible acaso que esta vida funcione así? Que realmente como individuos debemos dejar que cada quien haga lo suyo sin tener que estar "amamantando" hasta muy tardía edad a cada hijo? No educar? (Esto es, dejar que la experiencia la cobre cada quien por su experiencia propia).

Funcionará el seguir consumando nuestras fantasías y deseos quitando la vida a alguien más? Abusando de una mujer sexualmente y con violencia? Secuestrando personas? Dejar de llevar el sustento económico a casa? Dejar de trabajar? Saberse errante por la vida?

Qué es lo que realmente funciona para unos tantos y que pareciera que no lo es para muchos?
Acaso equivoco las cifras y, dada la vastedad de seres humanos que habitan el planeta, es que se mira hoy día tan propenso todo ello en dichos seres?

Sabré incluso hoy a mi edad qué es lo que funciona para mí? O es que sigo errante por el mundo creyendo que "hago lo correcto?
Tú, aquel, ellos... todos alguna vez me han criticado cuanto hago o dejé de hacer. Probablemente yo también lo hice volcando parte de mi frustración en ellos y ¿cuál ha sido el resultado? Hemos mejorado? Ha empeorado mi relación con ellos o la de ellos conmigo?

Mis hijos... qué decir de ellos y de sus ideas vanguardistas y de desenfreno...
Mi esposa... qué decir de ella y su aparente perfección... o la mía. Y "perfección" quiero que se entienda como ese desarrollar nuestra actividad cotidiana y familiar como la mejor cuando, visto desde cualquier otro prisma, sencillamente se encuentra más que errada.

Entonces? Le funcionará acaso a ellos el pensar así? Sería preferible que todos fueramos autistas? Todos con síndrome de Down? Todos violadores? Asesinos? Irresponsables y flojos?


Supongo que en la diversidad es donde se encuentra la raíz de todo este embrollo y no sólo en la comprensión... el desgranarlo, descifrarlo y aceptarlo quizá sea lo confuso y difícil de aceptar en nosotros.

martes, 15 de julio de 2014

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Pudiera parecerte extraño, pero realmente más extrañado me encuentro yo.
Y es que no me puedo imaginar la magnitud del motivo de tu ausencia.

México, como tal, sabemos ambos que ofrece gran oportunidad de trabajo y de vida mas, también, ofrece una lamentable idiosincrasia pueblerina y arcaica que pareciera más una maldición que una costumbre o cultura.
Supongo entonces que a razón de ello es que obedece tanta inseguridad; supongo también que a raíz de ello es que nuestro pueblo no progresa, que sigue soportando la vastedad de irregularidades políticas y desigualdad social pues, mientras no nos afecte a nuestro bolsillo individual o al refrigerador en casa, todo seguirá igual.

Ganas hemos tenido tanto tú como yo (bien lo sé) de que se gestara una nueva revolución y, a pesar de saber que los jóvenes y futuras generaciones tienden a soportar mucho menos tanta desigualdad, dista aún de mantener una lucha de esas magnitudes pues, mientras no se vea afectada su relación y contactos en las redes sociales, todo seguirá igual... No pasa nada!

No quiero creer que es por ello que te ausentas de manera casi permanente de este hermoso país... y, sabes también en el fondo, que justamente es por eso y tanto más que resulta preferible no estar más aquí.
Aún que nos duela escuchar el mariachi estando allá, que extrañemos tanto las tortas ahogadas como la cerveza, el pulque, los tacos al pastor o cualquier otro platillo culinario propio de esta tierra que sigue subsistiendo y superviviendo a pesar de los pesares.

Más en el fondo aún... no termino por entender el por qué hemos de ir de una mujer a otra a lo largo de nuestras vidas (de la misma forma que, ellas, van de un hombre a otro a lo largo de sus vidas) pues, a fin de cuentas caeremos en el mismo tenor con el paso de los años... a tener la misma sombra en el sofá, cierta paz en su vientre, la tele encendida o las ganas de llorar (ya sabes... ya lo dijo Ismael en su canción... y algo dije yo en "a fin de cuentas").

Entretanto, en todo ese ir y venir de los pensamientos, las formas, la cultura, la mujer, el sexo, las canciones, los alimentos y los vicios es que te recuerdo y sigo inmerso en una extraña maraña de pensamientos que no termino por descifrar...

Vive! Vive bien. Sé feliz! En verdad supongo que lo mereces al igual que quien hoy acompaña tus días... y, cuando más frío sientas, habrá una lágrima tibia de este lado del mundo que desearía convertirse en inolvidable frente a tu felicidad.

martes, 8 de julio de 2014

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Ellos no lo saben...

Supongo que su vida corre como alguna ocasión corrió la mía, con ese ir y venir, con ese soñar, planear y/o tratar de sentirse integrado a la serie de engranes que posee esta sociedad.

Ya no se hable del uso de las redes sociales de hoy día. Todo el auge que han tenido y que les ha tocado vivir y disfrutar en este tiempo y que los mantiene un tanto dependientes de sin tomar en cuenta algunas otras cosas de la vida y que son tan sencillas como el despertar y saberse vivos.

Ellos no lo saben...

Suponen que el entorno es de ellos más que de los demás, señalan, vociferan, abusan de su edad y desgastan su cuerpo mucho más que quizá yo lo hice con el mío en su momento.
Juegan con el amor como si fuera un pedazo de plástico que, cuando sufre su desgaste por el uso, habrá que desecharlo y tomar o adquirir uno nuevo.

Hablarán de esto y aquello con poco fundamento y se llevarán muchas más sorpresas en la vida de la que ellos piensan que, si bien ya les ha tocado el brincar las fronteras gracias a sus tíos, es justo esa lejanía la que me tiene esta tarde escribiendo acerca de ellos pues... qué extraña se siente la casa sin ellos!

Ellos no lo saben... y probablemente lo sepan hasta que tengan sus propios hijos. Mas, el habernos quedado en casa sólo con los pequeños, me remonta a aquellos hermosos años cuando sóilo éramos cuatro en la familia y todo fluía benévolamente...

Hoy, sencillamente sabemos que faltan dos en este lar y que su ausencia, aunque momentánea, nos vuelve a recordar que alguna vez nos quedaremos sin ellos, que intentarán de alguna forma vivir su vida sin nosotros sus padres y nuestro lar volverá a ser un hueco silencioso en el espacio terrestre como lo fue en un inicio...


...sólo que esta vez será con senilidad en su interior pero quizá con la sonrisa plasmada en nuestros rostros por lo conseguido en ellos... en ellos, que no lo saben aún.