martes, 8 de julio de 2014

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Ellos no lo saben...

Supongo que su vida corre como alguna ocasión corrió la mía, con ese ir y venir, con ese soñar, planear y/o tratar de sentirse integrado a la serie de engranes que posee esta sociedad.

Ya no se hable del uso de las redes sociales de hoy día. Todo el auge que han tenido y que les ha tocado vivir y disfrutar en este tiempo y que los mantiene un tanto dependientes de sin tomar en cuenta algunas otras cosas de la vida y que son tan sencillas como el despertar y saberse vivos.

Ellos no lo saben...

Suponen que el entorno es de ellos más que de los demás, señalan, vociferan, abusan de su edad y desgastan su cuerpo mucho más que quizá yo lo hice con el mío en su momento.
Juegan con el amor como si fuera un pedazo de plástico que, cuando sufre su desgaste por el uso, habrá que desecharlo y tomar o adquirir uno nuevo.

Hablarán de esto y aquello con poco fundamento y se llevarán muchas más sorpresas en la vida de la que ellos piensan que, si bien ya les ha tocado el brincar las fronteras gracias a sus tíos, es justo esa lejanía la que me tiene esta tarde escribiendo acerca de ellos pues... qué extraña se siente la casa sin ellos!

Ellos no lo saben... y probablemente lo sepan hasta que tengan sus propios hijos. Mas, el habernos quedado en casa sólo con los pequeños, me remonta a aquellos hermosos años cuando sóilo éramos cuatro en la familia y todo fluía benévolamente...

Hoy, sencillamente sabemos que faltan dos en este lar y que su ausencia, aunque momentánea, nos vuelve a recordar que alguna vez nos quedaremos sin ellos, que intentarán de alguna forma vivir su vida sin nosotros sus padres y nuestro lar volverá a ser un hueco silencioso en el espacio terrestre como lo fue en un inicio...


...sólo que esta vez será con senilidad en su interior pero quizá con la sonrisa plasmada en nuestros rostros por lo conseguido en ellos... en ellos, que no lo saben aún.

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