sábado, 27 de julio de 2019

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Difícil sigue resultando el poder cotejar en gustos y/o preferencias las generaciones que hoy día habitan el entorno.

Con el uso intenso de las redes sociales y las plataformas que ponen a nuestra disposición todo lo nuevo, lo habido y lo que podrá haber en todo ámbito, la oferta es tan diversa que es poco probable ya el poder abarcar siquiera un porcentaje aceptable de dicho todo.

Obvio, en lo que a mi profesión concierne, resulta cada vez más difícil el acertar en los gustos de quien me escucha y, aunque sigo diciéndome ecléctico, pareciera que sigo presentándome sólo para el gusto de mis compañeros músicos pues, también pareciera, que cada vez es más duro el dejar conforme a la audiencia joven.

No sé si se deba a que se han acostumbrado demasiado ya al uso del teléfono inteligente (que resulta ser una computadora en nuestras manos), o al "minuto" de vídeo o música que mal implementaron hace algunos meses ciertas redes sociales y eso, reflejado, termina por cansar al escucha que deberá "soportar" dos horas de presentación.

No sé si se deba al que sigue estando vigente la no aceptación a la propuesta independiente y que se hace con pocos, muy pocos recursos (cuando, cierta vez, un amigo casi me aseguraba que hoy día es justo cuando más abierta está la gente a recibir lo novedoso y que, en lo personal, sigo sin sentirlo así).

Cierta noche, una joven se acercó a cantar conmigo y, al yo preguntar qué repertorio manejaba, sencillamente no me supo contestar. No se trataba de una mujer mexicana (para empezar) y, dada su corta edad y su lugar de residencia (Nueva York) su gusto musical iba muy por encima de lo que pudiera siquiera imaginar.  Los nombres de los artistas sencillamente eran tan desconocidos para mí como para la mayoría de los ahí presentes.

Obviamente llegando a casa revisé a esos artistas en YouTube. Personas con apenas un par de años de trayectoria y que los jóvenes (incluso en minoría) ya se encargan de promoverlos o de escucharlos tan fielmente que parecieran más valiosos que las "leyendas" habituales que dan forma a nuestros repertorios troveros.
Supongo que las oportunidades son para todos... y, me recuerdo, que la fama te la brinda la misma gente que te sigue o escucha.

Mas, sigo en el recapacitar de las nuevas generaciones referente a la música... y supongo que debería nacer de nuevo para adentrarme a tal diversidad y así influenciarme más de esas novedades que muy pocos escuchan y que conforman aún más diverso el mundo auditivo y complicando mucho más a quienes nos dedicamos a trabajar como intérpretes noche a noche en algún restaurante o bar.


Pareciera ser que, en definitiva, terminaré tocando y cantando sólo para "los de mi generación"... y que ya rayamos en senectud.