domingo, 25 de septiembre de 2011

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Para ti, que sigues desde hace años este espacio, permíteme decirte lo siguiente:

En el primer texto encontrarás (1° de Octubre de 2011) lo que, en esencia, debería ser la introducción a este nuevo espacio ("sin formato" en ese entonces) de lo que hoy ya está establecido como el "Fuera del dédalo, paralelo al laberinto" que, en inicio, intentó llamarse "sin dédalo"; es por ello que hago referencia a este nombre en dicho primer escrito.

Sin embargo, con el paso de los días, supe que sería mejor darle cierto seguimiento al antiguo "Laberinto cotidiano" y retomar mi usuario por muchos conocido.
Así pues, el blog anterior aún está disponible en la red bajo otro nombre en la dirección (y que terminó siendo dedicado en totalidad a la persona por la cual lo inicié).

No acostumbro el hacer este tipo de acotaciones en ningún calce ni el intentar "explicar nada a nadie" por lo que, ruego, sea tomado este nuevo blog como ese intento de seguimiento de aquel y, basado, en la profunda problemática sentimental y existencial en la que me vi envuelto en ese entonces (pues, este texto, está redactado diez meses después de haberlo inciado... Diez meses en los cuales los altibajos han seguido apareciendo y desencadenando nuevos escritos plagados quizá de profunda tristeza y/o decepción de parte del todo o de algunos).

Lamento mucho el que, en ocasiones, no encuentres sentido a mucho de lo que aquí se encierre pues, como siempre sucede, es el sentimiento el que habla y, en la mayoría de los casos, no es posible plasmar con certeza y coherencia lo que se quisiera.

Te invito pues a que te adentres en este ciclo "Fuera del dédalo" y que, ojalá puedas descifrar conmigo, lo que en ocasiones las palabras no pueden abarcar.

Gracias por estar.