viernes, 29 de marzo de 2013

.

Fuera del dédalo aún puedo intentar al menos sentir lo que otros; y digo "intentar" porque sabemos de antemano que es por demás el querer "ponerse en los zapatos del otro"... sencillamente jamás será lo mismo.

A pesar de ello, en ese intento por descifrar cierto sentimiento, es que me atrevo a decir que han sido ya muchos años de mi vida los que he pasado que puedo poner un poco más en orden mis ideas que quien padece y poder dar mi humilde opinión al respecto.
El entorno se plaga de dichos y refranes populares...

Los asuntos sentimentales han estado ausentes en estos días; no me emociona o provoca en absoluto ninguna imagen o escena en algún filme o en televisión mas sí, la pasión de Cristo, no deja de hacerme derramar algunas lágrimas hoy que vuelve a la pantalla chica y la puedo repasar una y otra vez.

Pero tú, hijo, con tu incipiente vivir, cómo es posible que decaigas "tan pronto"? ¿Cómo es posible que otro ente te haga padecer tan temprano?  Si bien casi he constatado que posees un filtro maravilloso para cada emoción cómo es que te dejas llevar tan de prisa y con tan poca experiencia desde tu laberinto?

No, no me quejo de ti, es sólo que te miro y me identifico y recuerdo aquellas frases tuyas cuando gritabas a los cuatro vientos hace algunos años el cómo era posible que las mujeres preferían a los más estúpidos y a los peores partidos cuando te encontrabas en franca disposición para alguna de ellas y poder entregarles más que amor y cariño...

Sabes que no tendrás la respuesta a eso así como también yo, en aquellos años, también padecí como tú, también tuve qué derramar algunas decenas de lágrimas (por no decir cientos) en honor a alguna fémina o al recuerdo del daño que me causaron.


El punto es que sigo aquí, con el sentimiento un tanto congelado en estos días, con sólo la disposición hacia lo filial y, justamente ahí, es donde te miro y comprendo lo que probablemente padezcas...
Lo injusto que miro es que te hagas a un lado, que te encierres en tu esfera y dejes que "el mundo resuelva por ti" lo que podemos resolver tú y yo.

No nos dejes (y hablo de tu familia) sin esa oportunidad de interactuar con tu sentir...
Sabes a qué me refiero.

domingo, 24 de marzo de 2013

.

Fuera del dédalo (e incluso dentro de él) intenté por mucho tiempo ser más observador, mirar detalles que, para algunos o muchos, pasan inadvertidos en situaciones con nuestros semejantes, en el entorno o estando frente a acontecimientos que ponen a trabajar nuestra inteligencia de una manera especial.
Muchas de esas ocasiones tuve alguna recompensa.

En algunas de dichas ocasiones, tuve la osadía de pedirle a quien tuviese a mi lado que hiciera lo mismo, que detallara más y más de su entorno, que intentara descubrir más de lo que yo ya había encontrado "escondido" en cierto trasfondo y pude constatar, en más de una vez, que habían superado mis expectativas o que estas personas notaran detalles diferentes a los míos.
En esas ocasiones, también obtuve ciertas recompensas.

Sin embargo cierto "problema" (por llamarlo de alguna forma) se presentaba; en ese observar podía vislumbrarse parte de cierto deseo de "querer estar de ese lado", de querer "ser aquella persona" quien experimentaba su momento y, eso, sencillamente no estaba "acorde" al observar pues, sabemos, cada vida es individual y personal y, supuestamente, aquel éxito que experimentaba cualquiera también podría estar a nuestro alcance.
Aseguro, con esto, que en ciertas ocasiones yo también padecí de ese deseo por "no estar en mis zapatos".

Y es justamente en estos días sin empleo en que observo cómo se desarrolla el vivir y existir de algunos de los más cercanos, de otros quienes están paralelos a mi estar fuera del laberinto y me llega de nueva cuenta ese deseo por estar allá, por mirarme o al menos sentirme inmerso en cierto dédalo que no es justamente el mío para, con ello, experimentar un poco de ese triunfo, de esa tranquilidad aparente o esa estabilidad mostrada ante mis ojos luego de una reunión o conversación.
Supongo que, de esto, no sabré si obtendré una especie de "recompensa".


Probablemente requiera de observar más, mucho más a fondo, a aquellos a quienes en estos días envidio y volver a reafirmar que, mi vida, a pesar del todo, es la que deseo tener, la que "me ha tocado", la que estoy desarrollando aún fuera del laberinto y que debo aceptar y mejorar con cada día, con cada intento, con cada oportunidad y no perder "piso" y esperanza de que vendrá algo mejor tanto para mí como para todos aquellos quienes hoy, en apariencia, poseen un mejor mañana que el mío.

Sospecho que, de este entender, será del que obtenga las mejores y más jugosas recompensas.

lunes, 18 de marzo de 2013

.

Ya han sido un par de ocasiones en que me enfrasco en cierta plática existencial con mi hijo Daniel y, duele, duele un tanto, el terminar de manera abrupta debido a ocupaciones dicha charla.

Dicha conversación termina por ser de nueva cuenta el simple recordatorio de la miserable levedad del ser ante la vastedad que es cualquier cosa pensada en "macro" y que también concluye por ser nada ante la vastedad del todo.
El simple juego de palabras que parece ocurrir aquí es menos que lo menos imaginable.

Y terminamos por empatar, luego de una sonrisa mutua y una mueca de falta de palabra, razón o explicación el por qué es que casi siempre concluímos y caemos al mismo punto donde no hay sino sólo un retorno o una "vuelta más" para no terminar la conversación.

Luego nos preguntamos el por qué hay tan pocas personas cercanas a nosotros que coinciden al menos un poco con nuestro tópico y convicción...

Y es justo en estos días, en que me falta parte esencial de mi familia, que todo esto me invita a la reflexión y al llanto y acudo al recuerdo, a un video, a una fotografía y/o al cúmulo de detalles que me han hecho hombre, aún y con todos mis erros, con toda la gana, con gran arrepentimiento y bajo la sombra de cierta venganza no consumada...

Sí... termino con ese temor cada día pero, gracias a conversaciones como la de esta tarde con mi hijo, luego de llorar vuelvo a sonreír plagado de certeza, de autoestima y me alimento de su valor para volver a alzarme cada día mientras padezca de esta sensible ausencia.


Gracias Dany... no cabe duda que eres muy especial y concluyes haciéndome especial a mí al saberme tu padre.

viernes, 8 de marzo de 2013

.

Tendré el tiempo necesario para asimilarlo una vez más, para verte e imaginarte con tu enorme gusto por los viajes (algo que no he podido darte) y que no puedes ocultar estando frente a la puerta de despedida en el aeropuerto.

No tengo problema alguno con mi poco deseo de emigrar; sé que muchas veces me he "peleado" con quienes habitan este enorme rancho que llamamos metrópoli y aún así sigo aquí.

No tengo problema alguno con que partas acompañada pues, de quererlo, tendrás el tiempo suficiente para poder desprenderte de dicha compañia y hacer lo que desees a pesar del todo y de todos.

No quiero tener problema alguno con mi aparente soledad pues existe una vida que me acompaña que proviene desde ti aunque no lo quieras y, eso, estará siempre conmigo a pesar del tiempo y la distancia.

Me acompañarán mis otros fantasmas y la esperanza de que todo resulte bien aún a sabiendas que lo nuestro pende de un frágil hilo imaginario que tanto tú como otras personas lo pueden ver y sentir.

En lo externo del dédalo es que sigo y aseguro que todo es diferente desde entonces, que habrá encuentros que no quieras que ocurran en mí y viceversa y, simplemente no podremos evitarlos mas sí manejarlos...

Así pues, tu concentración será la mía, tu tristeza será la mía y tus logros y alegrías podrás hacerlas también mías con sólo desearlo... mas, si tu deseo es olvidarme, también podré lidiar con eso mientras en mi recuerdo anide tu sonrisa.


Puedo, esta vez y como otras, terminar como he terminado algunas veces mi texto: sigo aquí, por ti, sin ti o a pesar de ti.

viernes, 1 de marzo de 2013

.

Me había quedado sin empleo aún estando inmerso en el dédalo y esta vez, fuera de él, he vuelto a padecer de ello. Sin embargo, pareciera que de alguna forma resulta "necesario" el que siga así en estos días.

Cualquiera podría creer que me he convertido en un verdadero atenido a la situación y que puedo así abusar de quienes pueden "rescatar" mi economía familiar.

Mas he podido hacer algún par de viajes cortos a ciertos pueblos que fueron derredor en los inicios de vida de mi compañera de vida y no he observado ahí sino sólo una forma muy diferente de vivir de quienes habitan ahí.

Es entonces que recapacito en mi espacio, en mis costumbres, en mi modus vivendi y en lo que representa para toda mi familia el estar aquí en la ciudad con su ritmo, su mar de ocupaciones, los tantos compromisos, el río de vehículos con los que hay que lidiar y el inicio o final de cada día con "algo por hacer".

Allá, en aquellos pueblos, pareciera que los días no corren, que el sol sale sólo por costumbre, que sencillamente pareciera que no hay más por hacer que el estar despierto y esperar a que las horas transcurran, visitar la plaza principal y comer...
No he terminado de entender cómo es que todos traen dinero en sus bolsillos con ese ritmo de vida.

Y, de cualquier forma, adoro estar en este enorme pueblo que termina siendo esta metrópoli aunque las oportunidades escaseen, aunque sea poco el dinero que recolecte en estos días y aunque el destino o la situación me demande cada vez más el huír de aquí...


No sabré seguramente de mi mañana si sigo aquí... así como hoy pero, al menos, eso es lo que me mantiene a la expectativa.