lunes, 28 de diciembre de 2015

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Resulta por demás lamentable que, aún fuera del dédalo, siga percatándome de diversas actitudes y posturas de quienes me rodean que no dejan en absoluto algo bueno para desear o el que sea "siempre uno" quien deba someterse o agachar la cabeza para vida que ese alguien emerja cual oriundo se jacte.

Resulta por demás lamentable el que siga existiendo quienes derrochen lo poco que se tiene en cuanto a lo natural o quienes  sigan contribuyendo a la suma de más caos, de más ruido o de menos cultura en nuestro medio.

Lamentable el que aún existan mentes débiles o faltas de conocimiento y que, peor aún, persistan en su poca apertura a lo nuevo, a lo trascendente o a lo que resulta viral en nuestros días y tiempos; que sean sólo receptoras de lo absurdo o de lo más vano que exista en derredor.

Lamentable, el seguir proponiendo al pueblo un canto que les permita recapacitar y sencillamente percatarme de que es lo que menos desean y que se conforman con sólo cuatro acordes que hacen menear la cabeza y mover los pies con ritmo mientras beben cerveza o se saben vivos en fechas como estas de fin de año.

Lamentable el que, año con año, las fogatas, los cohetes, el ruido y poco beneficio con todo esto a la salud propia y de los demás; el que cierta iglesia se escude en el remembrar de cierto natalicio para cooperar con ruido molesto y perjudicial para animales y humanos citadinos.

Lamentable cada noticiero donde las historias se repiten, donde lo "aprendido" está olvidado, donde cada erro es "retomado" con más ahínco al parecer y magnificado o con "tintes nuevos", propio, de estos "nuevos tiempos" que vivimos donde, de nuevo, no tienen nada.

Lamentable, el repetir de ciclos absurdos, de cerrar establecimientos por fechas católicas o de esmerarse en joder a otros para vida de que ganen unos pocos más.  Más absurdo, lo aplicado año con año por la alopatía para, según ellos, revertir ciertos males propios de las vías respiratorias cuando, todos sabemos, lo hacen sólo para incrementar sus arcas económicas.


Sorprendentes imágenes de encuentros cercanos del tercer tipo que sencillamente caen en el rechazo e incredulidad por parte de miles de personas y, esas mismas, que lamentablemente seguirán escépticas aunque tengan una muestra fidedigna sobre sus cabezas...

Cuánto más, indago, cuánto más debemos esperar a que esto florezca, mejore o madure?
Un año más fenece y, con el nuevo día, parece que no ha transcurrido ni una hora en el tiempo de la humanidad.

domingo, 6 de diciembre de 2015

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Fuera del dédalo me quedaré con tu sonrisa... aquella primera que conocí desde ti y que atrapó mi mirada, soslayó mi ternura y permitió que gran parte de mis desvelos y hemorragias del corazón fueran sanadas más de una vez.

Buscaré una vez más tu semblante en mi recuerdo... ese mismo que parecía "no verme", que hacía las veces del interés forzoso pero que, en el fondo, sólo demandaba su labor; ese mismo rostro que miraba a lo lejos mientras atendía una llamada o que despedía con su tez aquella luz que demandé por décadas.

Añadiré a mi bitácora tu mirada que, aún sin maquillaje, decía mil frases... frases entendibles sólo para el amor, para la dicha, para el sano esparcimiento, para la duda, para permanecer perenne o para recrear al alma a la hora del sexo... mirada que se escondía tras algún orgasmo y renacía húmeda.

Dejaré tu voz prendada a mi oído... atada a mi tímpano y que coincidieron desde aquellas mañanas añorables tras algunos amaneceres e hicieron revolotear mi imaginación por meses hasta poder tenerte a mi lado y seguir teniéndola por lustros.

Me tatuaría el color de tu piel... borraría cualquier imperfección muy a sabiendas que siempre fue perfecta ante mis ojos; detendría en pleno verano la frescura que despide y conservaría con cada invierno su tibieza. Su tersura, ya catada, la haré parte primordial de mi preferencia.


Fuera del dédalo seguiré soñando con lo simple; con ese observarte, escucharte, sentirte y llenar los espacios, los codos, las aceras, algunas habitaciones, la ducha y otros paisajes donde terminaste el cuadro con tu presencia...

Intentaré dejar en el olvido aquellos otros que me robaron esa parte de ti que jamás tuve, esos paisajes ajenos, esas penetraciones fortuitas o besos robados pues, si bien jamás formarán parte de tu haber en mí, llegué a celarlos como inhumano sin tú darte cuenta.