lunes, 31 de octubre de 2011

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Ya es para todos entendido que, quienes me conocen, saben gran parte de lo que estoy padeciendo y sufriendo estando fuera del dédalo.

La mayoría de estas personas que conviven conmigo, cuestionan y desean saber un poco más del cómo es que mi situación avanza o retrocede... todos, menos la principal implicada y causante de que me encuentre fuera de dicho laberinto mucho más perdido que antes, mucho más confundido y extraviado entre sentimientos negativos que me hacen perder el juicio y la razón tanto poco a poco como de manera por demás intempestiva.

Puedo darme cuenta desde este ángulo de mucho del sufrimiento que llegué a provocar en otros que aún siguen estando inmersos en el suyo y quienes no han terminado por entender también que todo este menester obedece precisamente a encontrar esa comprensión de lo que es en sí el estar dentro.

Ha sido extremadamante doloroso para mí el percatarme del daño, del desconcierto, de la rabia, el celo y cierto odio y rencor que no deja de brotar desde alguna arista u otra de quien comparte mis días y que, desde mi perspectiva, duele mucho más al saber que no tienen la capacidad del perdón, del olvido y de dicha comprensión que debería ser parte esencial en todas las partes.

He descubierto el cómo, el llamado "poder de las letras", no "funciona" en todos por igual y seguimos cargando el peso de la desgana, de la desatención, del desagrado y de la intolerancia cuando es por demás obvio decir que, dicho poder, resulta de lo más necesario para la convivencia, para el desarrollo, para mitigar mucho del daño que recíprocamente parte de aquí a allá y para no terminar cometiendo erro tras erro.

Desde este ángulo, fuera del dédalo, nada es fácil, no se puede razonar de inmediato; han sido años enteros de haber estado inmerso y no "conocía" otra manera de vivir, no contaba con otro entorno más que aquel y, si bien supe con certeza quién me llevó a las afueras, hoy sencillamente pareciera que me quiere dejar aquí en el limbo, vacío, sin piso ni rumbo y peleando con fantasmas, con situaciones que quedan lejos de mi alcance porque pertenecen directamente al dédalo y, ahí, ya he perdido toda injerencia, soltura y poder para interactuar.

Miro desde aquí que aquellos quienes continúan transitando con "el único piso que tienen", suponen que es la totalidad en la vida, que no existen más posibilidades y, peor aún, las que conocen, las niegan a su derredor sin saber que perjudican a todo aquel que pasa a su lado y demanda un poco de esa provisión para continuar en la vida.

Observo también del cómo las promesas rompen su esquema y se tornan volátiles, cómo también las amistades que se decían férreas se alejan y te dejan en total soledad para que "resuelvas lo tuyo" a tu manera y sin que ellos infieran... pero no pueden ver que el apoyo moral no es sólo eso y que una simple compañía puede tanto como todo.
Bajo este tenor, ha sido tan triste y doloroso que sólo vean lo superfluo y no el trasfondo del todo.

Pero... para qué seguir con este bla bla bla...
Para qué si sólo tomarán desde aquí lo negativo, lo que será revertido hacia mí una vez más y, sostendrán así, que las letras "sí tienen poder"!

...el poder de destruír... no de crear o sanar.

Qué idiotas!

domingo, 30 de octubre de 2011

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Ha sido por demás increíble, la vastedad de tropiezos que he dado estando fuera del dédalo.

Uno tras otro se han venido mostrando y, por desventura, el más afectado he sido yo en primer término e inmediatamente después todos aquellos quienes, de manera directa e indirecta, se encuentran cercanos a mi seno.
Y, si bien, cada uno de ellos se encuentra aún sumergido en su respectivo laberinto, el hecho de que yo sume más encrucijadas a él, ello se pudiera interpretar como algo inhumano o fuera de todo contexto.

Mas, quiero aclarar, que no ha sido mi intención; que el propio devenir de todo esto ha sido culpa directa de un mar de sentimientos que hoy día aún permanecen en su lucha interior con, al menos, un buen desarrollo para bien común.

Han sido interminables las horas en que cada detalle se ha puesto sobre la mesa, en que cada actuar ha sido revelado, sentenciado y enjuiciado por todas las partes implicadas y, es justo ahí, en que vuelvo atrás la mirada y entiendo que jamás volverá a ser nada como antes.

Sin embargo, existe ese nuevo horizonte que me despierta a raíz de sus gritos a mi costado y, si bien llegué a amar aquel dédalo donde estaba inmerso, este observarlo desde su exterior ha sido tan gratificante a pesar de estar cargado de inmenso dolor, de suma nostalgia, de desdicha y trauma por superar.

Quiero aclarar, que ya no estoy solo; que existe un ente más que ha logrado salir de su laberinto y se ha acercado a mí no para secar mis lágrimas, sino para entregarme, muy a cuenta gotas, todo el poder y la fuerza necesaria para salir avante en este nuevo andar y, por razones de apreciación, no mencionaré su nombre pues, quizá lejos de crear seguridad, en este instante sospecho que crearía más confusión.
Tanto ella como yo nos sabemos tan cómplices en esto que, deseo enormemente y con el paso del tiempo, que concluyamos ambos leyendo estas líneas y sonreír a la par de lo intransigente que pudiera en ese instante resultar este observar mutuo paralelo al laberinto.

No habrá manera alguna de pedir perdón directamente a quienes han sido lastimados en todo este trajín pero, al menos desde aquí, dejo una parte de mi corazón bañado en llanto en cada uno de ellos que deseo les pertenezca el tiempo que consideren para, esperar con ahínco, que cada trozo sea regresado a mí impregnado con su total comprensión, amor y absolución.


Sinceramente:
Eduardo Ulloa.

miércoles, 26 de octubre de 2011

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Esperé unos días fuera del dédalo hasta que, por la fuerza que sólo el amor puede influír en alguien, él mismo me ofreció a recapacitar y a repasar lo que dejé en su interior.

Así pues, regresé un poco a revisar, desde un ángulo totalmente diferente que simula a nuevo, cada trance, cada peldaño escalado, cada error, cada viro equivocado y, ha sido sorprendente, la enorme cantidad de erros y malos entendidos que en él han quedado y que han sido sembrados en mí de manera por demás vana y sin sentido.

Aquellos "dimes y diretes", las frases denigrantes, los detalles obsoletos, todo lo aparentemente logrado, lo avanzado y un sin fin de etcéteras, todo, todo se ha venido a mostrar ante mí de una manera lastimera, triste, vacía, sin sentido, con gran peso y me he podido mirar al espejo una vez más.

Ha sido enormemente triste y por demás lastimero lo que he observado en dicho espejo... la negrura del fondo, el río que corre a mi costado a raíz de cientos de lágrimas que han sido derramadas, ningún logro, trofeo o recompensa y lo demacrado de la imagen que aparenta ser la mía cuando, más allá de dicha imagen, sólo aparece la de ella... superior, con gran brío, sonriente y dispuesta.

El detenerme en mi observar ha sido preciso y, paralelo aún al dédalo pero observándole detenidamente, los caminos que ahí se muestran siguen "ocultos", continúan con su misterio y es por demás el querer encontrar el rumbo ideal para descifrar lo que aquel viro que dudé en dar me pudo ofrecer.

Lo cierto es que estoy aquí ahora, en una nueva encrucijada que, sin duda, optará por transformar mi derredor de una manera sustancial ella será portadora de mi incertidumbre hasta que. poco a poco, intente accionar cualquier gatillo que detone algo en mi suceder.

Ha sido todo tan complejo, tan doloroso, que el simple hecho de intentar "aterrizarlo" hace que concluya en un accidente más aparatoso, más riesgoso, más incierto...
Ha sido todo tan complejo y tan doloroso que el simple hecho de atisbarlo a través de aquel espejo donde me miro reflejado me orilla a derramar más lágrimas que se revuelven en aquel río principal que, hace veinte años, no estaba ahí.

Habrá acaso alguna tregua para todo y para todos? ...ojalá que llegue esta y que, por compasión, se apiade de mí principalmente... de lo contrario, mi único deseo podría ser el que me llevase la muerte.

domingo, 23 de octubre de 2011

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Por cierto, si difícil ha sido salir del laberinto, más difícil ha resultado el hecho de "encontrar cobijo o comprensión" desde las afueras.
Doloroso ha resultado mi entender que, estando aún inmerso en el dédalo, había esperanza, tenía cierta tranquilidad y "lo necesario" para vivir (aunque, algunos han observado desde su trinchera, que esa no era vida).

Es justamente en este menester que me he percatado lo efímero de las amistades, la vano de las palabras de aprecio y apoyo de quienes se dicen tus amigos y, los más cercanos, en su trajín cotidiano se niegan a percatarse que ya estoy "fuera", que no tengo en plan el continuar virando de manera incierta en los suburbios de aquel y sólo desean que regrese a formar parte de aquello que hoy sencillamente ya no me aprecia en su camin pues, cada paso que intentaba dar en cada recorrido, terminaba por maldecirme desde su piso, desde cierta entraña o desde cada abismo donde asomaba.

Aquella mujer quien pudo mirarlo (incluso desde hace más de quince años) hoy día sigue sosteniendo lo dicho en aquel tiempo y ha sido la única quien me ha ofrecido cobijo, un poco de esperanza, tranquilidad aparente y algo más en su andar.
Supongo que es ella, en cierta medida, quien ha burlado más de las trampas de la vida que muchas otras, que ha sabido "abordar y bajarse" donde es necesario en su recorrido y me ha invitado a alejarme aún más de mi "antiguo" laberinto.

Sin embargo, existe algo en mi corazón que se niega, algo en mi emoción que no termina por comprender y, no quiero asegurar o creer, que es simplemente porque llevaba tano tiempo sumergido en mi propio dédalo que sencillamente me cuesta trabajo entender que hoy estoy fuera de él... digamos, que ha tenido gran poder sobre mí la "fuerza de la costumbre".

¿Qué más podría resumir de todo esto? ¿Qué incierto cada momento que permanezco fuera, inamovible, vacío, con el estómago presionado, sin futuro alguno y, peor aún, negando la única ayuda que se me presenta?
No quisiera hablar mal de otros cercanos consanguíneos pues, ellos en su menester habitual, no podrían contemplar siquiera la idea de que requiero de cierto apoyo que, sencillamente, pareciera no me pueden dar.


A pesar de todo he visto una nueva luz...
Ella se ha mostrado cuando mi soledad ha predominado, cuando estoy lejos de todo y todos e intento reencontrarme apoyado bien sea con el mar, la música o la propia que me brinda el viento... viento amigo, inseparable, fiel, sabedor de todos mis secretos, emociones y tristezas.

No sé si me ataré momentáneamente a dicha nueva alternativa o propuesta. Supongo que "algo dentro de mí" me dice que debo aferrarme a ella y, sólo espero, que en verdad sea para un bien común, por el todo, por obra y virtud del mismo amor y, principalmente, para poder sobrellevar esta ausencia de dédalo que, aunque no lo crean, duele enormemente.

viernes, 21 de octubre de 2011

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Desde el exterior del dédalo, puedo mirar, con suma certeza, la postura desgastante de las partes, la lucha incesante por seguir con vida el uno y el otro y, con mayor claridad, la batalla constante de aquella y aquellos quienes aún siguen inmersos en su laberinto queriendo escapar de algo que, suponen, son unas garras que le atrapan... yo, en cambio, observo egoísmo y escasez de amor.

Esa lucha a muerte entre el pasado y el futuro (sin contemplar el presente -y que es este último el único que existe-), ese temor a perder (cuando en apariencia todo está perdido), esa terquedad y aferrarse a algo inocuo, vacío o amorfo que no funciona en ninguna otra atmósfera o bajo ninguna presión...

Observo mis pies sumergidos en la arena, en una arena que si bien intenta lavar también con agua de mar cada rincón de ellos, coloca a la vez cientos de piedritas que se adhieren a ellos de una forma lacerante apoyadas incluso por un sol quemante y la propia temperatura en sí de la tierra que piso... Resulta por demás decir quién o quienes están ahí acompañándome sobre el mismo terreno y que oprimen con su peso el espacio arenoso que les confiere.

...y regreso una y otra vez a observar de reojo aquel dédalo; lloro una vez más, sostengo mi teoría, reafirmo el porvenir; respiro, intento vivir al menos ese breve instante, ese momento escaso que me gustaría compartir por siempre con tranquilidad, amor y riqueza en el alma y el amor con quien amo... y, de manera lamentable, ni un ave sobre el cielo o el viento mismo, pudieron darme siquiera una leve pista del lugar preciso donde encontraría el tesoro o ya al menos la tranquilidad imperiosa que no he podido contener y retener en mi interior.

Aclaro aquí, que jamás deseé el salirme de aquel dédalo y que, este andar por fuera en inicio parecía prometerme un horizonte diferente y, con lo de hoy, sencillamente resumo que ha sido por demás doloroso y que, aquel laberinto, ha sido por demás interesante de descubrir, amoroso en más de mil viros, increíble en otros cientos de ocasiones y, todo este menester, obliga principalmente a abrir un tanto mis ojos y razonar, analizar y revalorar todo aquello que he dejado (probablemente momentáneo) en aquel espacio.

Sí, también he descubierto vacío en y desde esta postura, miradas furtivas y acechantes, colores difusos, mucha soledad y un inmenso mar de tristeza que poco a poco tiende a ser mi nueva casa, un nuevo e incierto horizonte y, si bien sus aguas, arenas, espacio y ocasos me invitan a seguir y a tomar esta nueva opción al anegarme poco a poco, mi poder de observación va un poco más allá y retoma lo mejor del pasado para hacer con él el salvavidas que requeriré cuando una tormenta tanto de sal como en sus mares y cielos me azore.

Y, aunque a veces siento que he perdido la suerte, que soy un desdichado o que el infortunio me ha poseído, no puedo desechar la oportunidad de conocer desde este lado lo que desconozco...

lunes, 17 de octubre de 2011

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Desde fuera del dédalo, puedo observar aquellas miradas que se posan sobre aquella quien aún vive conmigo y las que se depositan en mí.

Las primeras, son de incredulidad, de coraje, de envidia, de cierta ira que termina por lastimar desde lejos aún sin mediar frase alguna desde dicha lejanía.
Aquellos quienes depositan su mirada de incredulidad, no terminan por cerrar su boca al saber que, con dicha actitud, sencillamente perderá en definitiva a aquel quien aún tiene cerca... qué decir de las que depositan coraje.

Las que reflejan envidia las adoro... son aquellas de quienes desean en verdad que esto termine para luego ellos poder tomar un espacio y turno en y sobre su cuerpo, en sus horas, en sus palabras y, aunque ya han conseguido parte de ellas, me gustaría asegurar que no podrán obtener más desde ella (y, justamente, al escribir esto, sé que no puedo hablar por ella y podría ser desmentido de manera inmediata en estos días).

Las miradas que se depositan en mí las puedo sentir cada vez menos sinceras... y no termino de entender el por qué pues si, supongo, he deseado obtener desde quienes fijan dicha mirada en mí un poco de su comprensión, han terminado por colocar ese sentimiento en mi interior y sembrarlo muy a fondo para, quizá con el paso del tiempo, poder cosechar algo de su deseo... Sé también que puedo equivocarme al respecto.

En lo que transcurre todo, muchas miradas más se posan en este escriba.
Las que son de indiferencia, en ocasiones han sido preferibles a todas las otras.

En un par de días, la cita es en Puerto Vallarta.
La playa será un verdadero aliciente para todo este menester que padezco al caminar en paralelo al dédalo y, si bien pudiera incomodarte el que lo repita tanto, es sólo con el afán de que entiendas mi postura y localización, que no la pases por alto pues, es justamente por ello, que probablemente desconozcas un tanto mi manera de escribir.

Y, tu mirada, cuándo la fijas en mí?
...sólo deseo comprender un poco qué tanto anida en ella que "pueda apreciar".

jueves, 13 de octubre de 2011

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No me preguntes qué es estar fuera del dédalo...
Las tardes cobran un significado diferente, frío en ocasiones, sin una razón coherente y, aquellos quienes siguen inmerso en él, van de un lado a otro sin percatarse quizá de su girar y girar en cierto "círculo perfecto" (determinando así su "propia perfección") mientras que, yo, simplemente observo.

Aquellos quienes me han preguntado qué es estar fuera del dédalo han obtenido ligera respuesta o absurda con probabilidad pues, no han terminado por comprender del ciclo que termina aquí y principia aquí mismo pues, su espectro de vida y, probablemente de razón, no les brinda la comprensión necesaria aún como para dilucidarlo.

No me preguntes qué es estar fuera del dédalo...
No pienso responderte con más preguntas o con simples comentarios que no darán pie alguno a la reflexión... preferiré simplemente que observes a la par mía que, si bien eres tú quien aún se encuentra inmersa en el laberinto, sí puedes detenerte y analizar en el brillo de mi mirada cada destello que desde ella asoma, cada sonrisa o mueca que en mi boca se dibuja y cada dolor que he venido arrastrando hasta hoy que, intuyes, todo podría terminar.

Aquellos quienes me han preguntado acerca de lo aprendido inmerso en el dédalo han tenido sólo una respuesta ligera, concreta pues, no creo, que nadie sea capáz de aprender en cabeza o en cuerpo ajeno y deberán ser ellos mismos quienes se adentren en lo más escabroso del suyo o, por qué no, de este mismo del cual yo he salido (sólo para caminar paralelo a él y observar) y puedan comprenderme mejor.

No me preguntes qué es estar fuera del dédalo...
Pues ha sido en este andar a la par de él que he abierto mucho más mi espectro humano, mi integridad como ser de amor y, si supones que no es hacia ti, sencillamente te equivocas...

No me preguntes qué es estar fuera del dédalo... al tú hacerme esa pregunta, sencillamente adivino que sigues inmersa en él y que no terminarás por soltarlo, por liberarte, por querer sacar lo mejor de ti y para un bien general, para tu salud, para tu entereza...

¿Supones acaso que lo único que debes hacer es "brincar el muro"?
Permite que ría un poco...


Es mucho más que sólo eso.

No me preguntes qué es estar fuera del dédalo... a ti no pienso responderte, pues es más poderoso lo evidente, lo que tienes frente a tus ojos y que sencillamente no deseas ver... que es más poderoso y precioso lo que escuchas y que, sencillamente no deseas escuchar.

miércoles, 12 de octubre de 2011

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Estando fuera del dédalo, me acerco aún con temor a ser "descubierto", a colocar más infelicidad donde no deseo y, sin embargo, algo me orilla a no cejar... ese "algo" me hace sentir vivo aún, me recuerda mi naturaleza y me reafirma como el ser sensible que necesita expresarse.

Aquella llamada telefónica matutina me hizo recapacitar un tanto en ese pasado que he terminado por enterrar y que, en virtud de lo que precisa quien aún acompaña mis días, someto a consideración del poder habitar ese posible en mí viniendo de "tan lejos" en el tiempo.

Así pues, reconsiderado, es que miro al espejo, a mi derredor, al pequeño futuro que aún asoma para mí y me percato de que, aquel quien fuí, quien solí ser alguna ocasión, hoy sencillamente no está.
Aquel quien pude haber sido jamás fue y, quien debe estar consciente de ello, prácticamente no desea saberlo, aceptarlo u observarlo.

Esto, provoca cierto conflicto severo en mí dados los resultados con los cuales aún me cobijo noche a noche o con los que convivo de manera dolorosa cual mella tenue que termina por asesinar a largo plazo.
Supongo, deberá existir una revaloración de los hechos, de lo primordial y, ello, tendrá qué ver en breve pues, de seguir así, no tengo la menor intención de volver a adentrarme en aquel Laberinto del cual hoy camino en paralelo y, someteré, mi cruda imagen frente al espejo a un nuevo dédalo.

Quizá, estimado lector, todo esto te paerezca confuso o irracional pero, créeme, aún es momento en que no puedo ordenar del todo cada uno de mis pensamientos y sentimientos pues, ellos, se agolpan de tal forma que termino por confundir y bifurcar mucho de lo que tenía certera convicción en días pasados.

Por "fortuna", hoy poseo un poco de raciocinio y tranquilidad para, simplemente, poder escribir estas letras pues, hace algunos días, la gana que tenía por vivir se había ido a no sé dónde... resulta obvio el pensar y poder así entender que ni siquiera existía la gana alguna por escribir.

Sigo, paralelo a aquel...

domingo, 9 de octubre de 2011

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Fuera del dédalo asomo a la lluvia, que me recuerda vivo, que me provoca frío, que se sabe sanadora de sequías, sollozante sobre las cabezas del hombre y sumadora de lágrimas desde los cielos...

Desde esta nueva perspectiva, la canción juega un papel menos que importante y, ella, sólo radica y se gesta emergente desde mi garganta pues, aquella otra que proviene desde el dédalo, no es sino sólo de su gusto... razón por demás lastimera que se suma a la causa.

Aquella manera exclusiva de ser se muestra "pareja" para el mundo y, ello, supongo que también provoca cierta mella en el proceder de quien sigue inmerso en el laberinto sin poder entender quizá que, esa parte del recorrido, ya la he librado con bien y con seguridad.

Con qué afán el pasado se aferra a la cintura de quien creí salvada y, por otro lado, aquellas quienes creí atadas a él, sencillamente me han dado muestra fehaciente de cordura, de duelo en su momento, de serenidad y han sido rescatadas desde cierto rincón obscuro de su propio menester.


Fuera del dédalo, lo trivial tiende a convertirse en cotidiano y lo común en habitual; el amor pierde fuerza sustancialmente y ese reflejarme en el espejo de decenas de personas no puede sino sólo darme una imagen turbia y sin color definido.
Sé, con todo esto, que me he aferrado a algo que no tiene raíz, que no logra sino sólo colocarse a la deriva ante muchos otros que, suponen, el vivir es más sencillo que el dibujo que les muestro... cuando, al mirar más a fondo, no les encuentro sentido o rumbo alguno.

Iré tras del porvenir aferrado a esta pequeña barca que apenas sí me soporta mientras pueda, mientras la corriente que provoca el llanto la sostenga y mientras que se tranquilicen los vientos de la vorágine que proviene desde la mujer que me ha colocado aquí... en el centro de ningún centro, en el vacío y la soledad, en el frío y el silencio, entre sus dedos y bajo sus pies...

...sigo hincado aunque no quiera que me alce y, entiendo, que todo tiene un límite, que el suyo no es el mío y que el de "los demás" sencillamente es "el de los demás".

miércoles, 5 de octubre de 2011

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Fuera del dédalo puedo apreciar el cúmulo de desamor, de desinterés que he dejado a lo largo del camino y de aquel que también habían venido arrastrando aquellos quienes de alguna manera caminaban conmigo.

Ha sido en verdad interesante y a la vez impresionante el recapitular de ciertos hechos que, sencillamente, hoy forman parte de un pasado que, si bien es en vano recordar, son llaga plena en cada uno de mis huesos, de todas mis entrañas y de las de algunos que, insisto, caminaban conmigo...

Cada uno de los detalles hermosos que habían dado forma y color se han convertido en prácticamente nada comparados con el dolor, el desasosiego y la indiferencia que terminan por ser primordiales en todo ese andar, en todo ese intentar recorrer o avanzar de alguna manera aquel laberinto.

Fuera del dédalo, cada ente cobra la forma que "merece" ante mis ojos, vislumbro la tenue luz que cada uno de ellos irradía y, sé, que no es en específico para mí.
Observo lo que realmente encierra un pasado y del cómo repercute en nuestro presente; sostengo entre mis dedos lo volátil del viento, el peso de cada frase sin ser pronunciada o el de aquellas otras que estuvieron equívocamente quizá en determinado momento.

Los minutos pesan de una forma diferente, las tardes se convierten en humo y él comulga conmigo desde mi cigarrillo. Los rostros de todas las personas tienden a mostrar su respectiva máscara ante mí y puedo reconocerlas con sólo atisbar o mirar de reojo.

Mañana, seguiré estando fuera, intentaré de nueva cuenta descifrar cada mensaje del entorno y trataré de plasmarlo con miras a un futuro que sencillamente sigue siendo incierto tanto para mi amor como para aquellos quienes caminaban conmigo estando inmersos.

Hoy, de momento, sólo deseo conciliar el sueño y desear enormemente despertar de este sueño que, si bien me coloca en una postura diferente, no es en sí la que deseé desde aquellos primeros años en que fui aquel quien quise ser pues, aunque fuera del laberinto, la ausencia del todo es más que evidente y se troca en soledad, en apatía y en un vacío que definitivamente no logro entender.

domingo, 2 de octubre de 2011

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En definitiva, quizá no debería hacerlo...
Me refiero, a este intentar relatar lo que en sí me aqueja estando ya fuera del Laberinto, fuera del dédalo y, así como reza su título: Sin dédalo.

Mi Laberinto fue, por muchos años, una mujer que sencillamente creció, maduró y cambió con todo el afán de poder obtener dicho cambio.
Sus razones, según supe, fueron varias que, anteriormente, no lograban darle identidad y cordura a su vida. Pudo obtener sus bases apoyada en viajes y en personas de su pasado.
En dichos cambios y búsqueda de razones es que me vi afectado.

Por otro lado, aquellos quienes se decían mis amigos, sencillamente desaparecieron; quienes formaron parte de mi pasado también y, ahora sin dédalo, me veo totalmente solo, sintiendo el peso de esos cambios en esta mujer que se volcaron contra mí y, la mayoría de su recelo, sed de venganza y rencor, fue sembrado por mí mismo.

Resulta fascinante el observar a cada mujer en la calle, en las tertulias, en mi lugar de trabajo, con toda la libertad de hacer y deshacer, con esa singularidad propia de la mujer, su capacidad de asombrar, su simple dote de femeneidad y sensualidad y otros tantos etcéteras y, a pesar de ser fascinante como dije en inicio, no pueden ninguna de ellas significar absolutamente nada para mí en estos días en que inicio, de nueva cuenta, un camino "en paralelo" a aquel Laberinto Cotidiano donde estuve inmerso por más de 7 años.

Ruego a ti, tengas la capacidad de entender este recorrido por un sendero que también resulta en mí un cambio, una manera diferente de ver la vida, una disculpa enorme a quien he destruído en aquel Dédalo trivial y que, casi aseguro, de nada servirá hoy el que pueda resarcir todo ese daño que pude sembrar en ella a lo largo de varios años en que nunca comprendí (sino hasta hoy) lo que querían decir realmente sus palabras y peticiones.
Todas ellas, hoy se vuelcan hacia mí como un espejo que demacra, satura, lastima, ciega, lacera e imprime un mal sabor de boca a la vida así como también logra sembrar desamor y otros rubros no acordes para vivir... y, lamento decirlo, mi sensibilidad también podría ser tocada por todo esto.

Me doy la bienvenida a mí mismo puesto que, sé, no existe un mar de personas que me sigan, que me busquen o que me lean (y hoy menos, gracias a que en la dirección no aparece mi nombre como lo fue en un principio).
Me doy también el más sincero de los pésames al saberme inmerso en otra etapa de vida dolorosa que, créanme, no deseo a nadie.

Será una lástima que este espacio también se pierda en el universo de la información y, perdonen que no suene muy humilde, pero considero que si todos tomaramos en cuenta lo que sucede a nuestro derredor y tomaramos consciencia de ello, haríamos de nuestra estancia social una hermosa atmósfera plagada de mayor tolerancia y amor.

Gracias a ti que posas tu atención y mirada en este nuevo espacio.
Lo que queda de mi amor estará contigo.