miércoles, 26 de octubre de 2011

.

Esperé unos días fuera del dédalo hasta que, por la fuerza que sólo el amor puede influír en alguien, él mismo me ofreció a recapacitar y a repasar lo que dejé en su interior.

Así pues, regresé un poco a revisar, desde un ángulo totalmente diferente que simula a nuevo, cada trance, cada peldaño escalado, cada error, cada viro equivocado y, ha sido sorprendente, la enorme cantidad de erros y malos entendidos que en él han quedado y que han sido sembrados en mí de manera por demás vana y sin sentido.

Aquellos "dimes y diretes", las frases denigrantes, los detalles obsoletos, todo lo aparentemente logrado, lo avanzado y un sin fin de etcéteras, todo, todo se ha venido a mostrar ante mí de una manera lastimera, triste, vacía, sin sentido, con gran peso y me he podido mirar al espejo una vez más.

Ha sido enormemente triste y por demás lastimero lo que he observado en dicho espejo... la negrura del fondo, el río que corre a mi costado a raíz de cientos de lágrimas que han sido derramadas, ningún logro, trofeo o recompensa y lo demacrado de la imagen que aparenta ser la mía cuando, más allá de dicha imagen, sólo aparece la de ella... superior, con gran brío, sonriente y dispuesta.

El detenerme en mi observar ha sido preciso y, paralelo aún al dédalo pero observándole detenidamente, los caminos que ahí se muestran siguen "ocultos", continúan con su misterio y es por demás el querer encontrar el rumbo ideal para descifrar lo que aquel viro que dudé en dar me pudo ofrecer.

Lo cierto es que estoy aquí ahora, en una nueva encrucijada que, sin duda, optará por transformar mi derredor de una manera sustancial ella será portadora de mi incertidumbre hasta que. poco a poco, intente accionar cualquier gatillo que detone algo en mi suceder.

Ha sido todo tan complejo, tan doloroso, que el simple hecho de intentar "aterrizarlo" hace que concluya en un accidente más aparatoso, más riesgoso, más incierto...
Ha sido todo tan complejo y tan doloroso que el simple hecho de atisbarlo a través de aquel espejo donde me miro reflejado me orilla a derramar más lágrimas que se revuelven en aquel río principal que, hace veinte años, no estaba ahí.

Habrá acaso alguna tregua para todo y para todos? ...ojalá que llegue esta y que, por compasión, se apiade de mí principalmente... de lo contrario, mi único deseo podría ser el que me llevase la muerte.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario