domingo, 20 de agosto de 2023

 .

A mi edad, en muchas ocasiones me llegan imágenes a manera de flash que forman parte de mi remembrar en la vida.

Como el lugar donde estuve cuando nació cada uno de mis hijos; algunos de ellos, recuerdo, donde incluso sentí frío o inutilidad al "no poder hacer nada por mi esposa" en su trance y proceso para traer a alguno de ellos a la vida.

El primer día que conocí a mi esposa, la situación que lo generó y la displicencia que jamás existió de su parte para que nuestro encuentro desembocara hasta culminar en años de relación y convivir.
Bajo este protocolo de recuerdos, cada una de las situaciones que más removieron mi sentir refiriéndome a las demás mujeres que han atravesado por mi vida.
Cada una con el extra del entorno, el clima, mi sensación interior, preocupación, temor, desespero, alegría, deseo y, por qué no, incluso desgana.

Aquellas aceras, tardes, andanzas, vergüenzas o el pavor constante que ha sido siempre el desnudarme sexualmente ante alguna de ellas.

Y no propiamente mi texto en esta ocasión desea resumir mis relaciones con alguna fémina, sino que quiero hacer denotar que cada uno de dichos recuerdos me acompañan en suma cotidianeidad en cada andar, en cada traslado u observando algún detalle, postura, comentario o vestimenta en las personas que me acompañan en el transporte público... qué decir de los aromas.

Qué añadir de las tardes lluviosas, de ese petricor citadino que se suma o hace detonar en mi memoria otras andanzas, otros lugares y habitaciones u otros días o noches de insomnio o con llanto...
Aquel asomar constante a la ventana como queriendo conectar con el entorno sin estar ahí y a sabiendas que "todo está en orden" en el interior del hogar.

La soledad da para tanto recapacitar que muchos de esos días en ocasiones sólo es preferible adentrarse y sumergirse en lo trivial más que cotidiano de cada trayecto al trabajo y el retorno a casa... todo con el fin de no recrear momentos hermosos que sólo podrían anidar tristeza por añoranza o, en gran contraparte, revivir dolor e intransigencias que terminarían por "agriar" alguna tarde-noche o incluso "golpear a Morfeo" y hacerlo huir para no hacerse aparecer en horas...