jueves, 22 de febrero de 2024

 .

Aquella ocasión quedé impactado por una frase escuchada en una canción de autor desconocido que rezaba: "...y esta tarde no será sino otro recuerdo".
En aquel entonces mi vida se gestaba con suma naturalidad, con gran tesón y con el desenfado de vivir el día a día "como viniera" afrontando cuanto obstáculo se presentaba y librarlo altanero, capaz.

Y no fue sino hace algunos días que recapacitaba en dicha frase, melódica, con su cadencia adecuada a manera de nostalgia y donde se hacía mención al amor de pareja y que bien puede acentuarse en cualquier ámbito o índole.

Recapacité entonces que todo se mantenía siempre en un pasado (incluso, mientras tú, querido lector repasas estas líneas, ya forman parte de un recuerdo)... todo! excepto quizá una acción "constante" (por decirlo de una forma pues si digo que "estoy corriendo", y lo hago mientras estoy corriendo, no deja de ser "un presente constante, en acción".  Es por demás decir que, al dejar de correr, ya no estoy corriendo, sino que corrí... y entonces se justifica ese "vivir en un pasado siempre".

No quiero decir que entonces todo se torna una paradoja al desear "alcanzar nuestros sueños y descubrir con ello que siempre se tornan inalcanzables"... en el juego de "ir hacia el futuro" terminamos siempre "con o en un pasado".

Y entonces: ¿qué es el presente? ¿De qué diablos sirve pensar en el futuro?
No me quiero leer negativo ante la vida y lo atados o dependientes que nos encontramos al tiempo mismo... que aún "el tiempo" (y como tal) es un 'invento' del hombre (no del universo) al desear medir todo.


Y así me siento en estos días... sumergido con cada instante en un pasado, donde todo habita en un remembrar, donde todo transcurre cual compás tras compás de una canción y desde donde no se atisba ningún futuro... sólo "el momento que se presenta, se ejecuta y donde tanto la mañana, como la tarde o la noche no será sino otro recuerdo..."