viernes, 27 de marzo de 2015

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No sé qué seria de nosotros sin ella. En esta historia que juntos hemos forjado, y de la cual ya han transcurrido años de todo este devenir.
Ella, nos ha aportado cosas súmamente sensibles y, algunas otras las llevo sólo en el recuerdo...

Y es que pareciera que pocas veces le cambia el humor, que disfruta siendo como es y teniendo la vida que tiene. Escasa, muy escasa vez se le escucha gemir y/o renegar por todo lo que tuvo o por todo lo que tiene.

Ciertamente, en días pasados lloraba, y aunque nunca nos dijo el por qué de su llanto, sólo dejamos que transcurrieran algunas horas para ya tener la calma que todo el ambiente hogareño necesitaba.

En dichos días pasados tuvo problemas con algunos vecinos que, en apariencia, pudo sobrellevar y encontrar la total solución a cuanto reclamo o crítica recibió desde ellos y, por ejemplo, hoy canta... sí, canta mucho más a menudo que antes, deja que su melodiosa voz nos invada, nos enamore y colme el recinto tanto de al lado como el nuestro (aunque en gran parte de las ocasiones la selección musical que corea no es tan grata para nuestros oídos y, a pesar de ello, se le escucha disfrutando cada fraseo, cada párrafo, cada intervalo y melodía).

Su risa... qué decir de esa risa inquietante, lúgubre, que se escucha a manera de venganza o la que sólo invita a la misma sonrisa de quien está cercano a ella. Su andar, por otra parte, misterioso, pausado y sereno, algo tan especial de ella que jamás olvidaré.

Su mirada, "escondida" siempre tras esos anteojos, jamás dejó entrever nada incierto o inquisitorio hacia otras personas... y su cuerpo, siempre oculto, tanto cuello como espalda y pies; sin comentario alguno a dicho respecto.


Sí, ella nos ha aportado cosas súmamente sensibles y algunas otras las llevo sólo en un resquiscio del recuerdo pues, hace cientos de días (en verdad y sin exagerar), cientos de días que no ha asomado siquiera su rostro por la ventana o salido al parque a disfrutar del aire fresco matinal o vespertino. Después de aquella fuerte discusión con mi esposa optó por no salir más de su casa.

Existen temporadas (que pueden llegar a sumar meses) donde ni siquiera se le escucha resollar o hablar. Su compañero tiene mucho tiempo ya preparándole sólo licuados y sigue su lar sin muebles de sala, comedor o cilindros de gas para cocinar algo (supongo que no poseen estufa.. para qué?!).
La licuadora es la fiel y leal asesora en lo culinario y la dieta diaria... me pregunto si aún se conserva la mujer con al menos un centímetro de masa muscular (y ruego a Dios que no se le averíe dicho aparato eléctrico... sería triste saber que ella pasaría hambrunas).

Tendré qué esperar no sé cuánto más para vida de verla de nuevo pues, esta mujer sencillamente decidió desconectarse del mundo y, es fecha desde hace al menos tres años, que lo sigue llevando a cabo... y todo, por pelear con mi esposa o renegar con mi hija que en ese entonces tenía pocos años de vida.

Chin! ...no creerán ustedes que mi familia es la culpable directa de la desgracia de ella, verdad?

viernes, 20 de marzo de 2015

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Debido a la cercanía de las vías férreas con el sitio donde vivo, es frecuente mirar a personas originarias de centroamérica pidiendo limosna en cierto par de cruceros por donde habitualmente transito debido a mi trabajo.

Muchas de esas veces son hombres morenos que, sólo por su forma de hablar, se adivina que no son originarios de este país y, "por arte de magia", al día siguiente ya no se miran una vez más en dicho crucero (como normalmente es común para los que suelen limpiar parabrisas o para aquellos otros que suelen hacerlo debido a su incapacidad quizá para trabajar).

Esta tarde el turno fue para una mujer acompañada de un menor al cual no le calculé más de cinco años de edad... más triste no pudo ser la escena.
Con sus ropas sucias y su cabello desaliñado y maltratado por el enorme viaje que seguían realizando pedían dinero para continuar hasta la frontera trepados a manera de "trampa" en el tren y conseguir así llegar al "país de las oportunidades" que tenemos al norte del nuestro.

No pude menos que derramar una lágrima y volver a recapacitar en ese detalle del ofrecer (cosa que no hice) esa mísera parte del enorme gasto que dicho viaje les conlleva, mientras, aquí en casa corren los gastos y el día a día sigue determinado y manejado gracias a lo justo que percibo... vaya, me detuve a darle una moneda y mi interior me lo maldijo al arrancar mi auto con la luz verde pues sí tenía de dicho "excedente" o extra para ellos en lo que a mi economía refiere.

Para este instante en que escribo, recuerdo aún ese cansancio que reflejaba el menor a la vez que seguía a su madre entre los autos y más me deprime mi falta de sentido común, de ayuda al prójimo, a sabiendas, que jamás podré mitigar en todos esta puta falta de dinero en todos aquellos que carecen de él , mientras, los que realmente tienen solvencia, simplemente lo "desperdician" en pendejadas, gastos innecesarios o les importa muy poco lo que al mundo le duela económicamente...


Para este instante en que escribo, tuve lo suficiente para comer, pude poner un poco de gasolina al auto, compré las medicinas que requería para mi familia, un paquete de galletas y unos dulces para mí y mi bolsillo y cartera se vaciaron en totalidad... sí, no tengo nada esta noche conmigo hablando de dinero y me duele más la imagen que quedó atrás en el tiempo en aquel crucero, imagen, que me orilla a llorar un poco y a maldecir mi sentimiento, sensibilidad y posición social... (y a maldecir a la vez ese "pensar más en mí" por un momento que en los demás).

lunes, 16 de marzo de 2015

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Desde el exterior del dédalo leo y escucho a las personas referirse al famoso "febrero loco" de aquellos años pasados cuando, en este marzo, las lluvias llegaron a nuestra ciudad de forma inusitada por más de tres días y se reconsidera la frase una vez más.

Supongo que es sencillamente porque, la "matemática natural" no es la misma desde siempre aunque la quieran ver como "medida" inamovible en el reloj anual del planeta.
Luego, a sabiendas de los ahora ya conocidos eventos como "El Niño y La Niña" (que se presentan alrededor de cuatro años uno tras otro) es por demás obvio que todo se modifica y nada podrá ser "repetitivo" año con año como la gente quiere o espera verlo.

Estonces, qué mejor que disfrutar estos días de lluvias "moja-tarugos" estando en casa bebiendo café, leyendo un buen libro o con los hijos en plena convivencia familiar (aprovechando los días de asueto por los que se atraviesa en el calendario escolar) pues, ni siquiera, se antoja la cerveza, el salir a un parque o a alguna plaza pues, el frío, arrecia con cada día que transcurre húmedo debido a tanta lluvia.

Pero, volviendo al comentario inicial, es preferible saber que la naturaleza no "concede deseos" y hará lo que le venga en gana para intentar sanarse del mal que le hacemos día a día con nuestra acelerada forma de vivir, de producir desechos o de contaminar el aire haciéndonos ver de una forma u otra que, en definitiva, debemos olvidar que existe ya una cronología en los aguaceros, en los cambios de estación o cualquier otro tópico natural que el hombre ha intentado medir en base a los meses.


Por otro lado, más de un video elaborado por computadora en estos días, nos muestra lo minúsculo del planeta comparado sencillamente con nuestro sistema solar (que ni nuestro es) y lo microscópico que se torna el hombre comparado con esto mismo como para quejarnos por problemas o tratar de acaparar bienes o dinero que, en resumen, no significa ni siquiera polvo en la vastedad del todo...

Ahora bien, si sumamos nuestros tsunamis, terremotos, inundaciones, huracanes o cualquier otra contingencia devastadora aquí en la tierra, no significan nada en absoluto frente a lo extremo del clima en cualquier otro planeta de nuestro sistema.

Así que, mejor, no digan nada. Intenten vivir y dejen vivir.

domingo, 8 de marzo de 2015

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Es extraño cuando sucede y, un tanto más, sabiendome fuera del dédalo.
Quiero creer que es justamente por eso: porque "estoy fuera de él".

Y es que en ocasiones me topo con días así donde, por más que se quiera, existen otros factores que "te dejan fuera de la acción" en cualquier ámbito del día o la noche. Aquí, quisero resaltar la noche como tal y que viví anoche donde, por más que me moví y creí estar en el lugar indicado, todo se gestó ajeno a mi voluntad "sacándome del juego" y regresando a casa así, solo, sin éxito, con la gana convertida en fría desgana y con los compromisos echados al traste.

Sabía que la gente se divertía, que las citas se gestaban, que la música se dejaba escuchar aquí y allá, que las tertulias daban textura a lo social de las horas y que las redes sociales crecían en actividad con cada minuto que transcurría mientras yo manejaba de un sitio a otro sin dar con el rincón indicado en la ciudad. Luego, cuando decidí establecerme en uno de ellos, mi actividad inició cuando justo la noche terminaba "quedando fuera" de actividad.

Más tarde me vi en solitario en casa, con un plato de cereal frente a mí y un café más tarde intentó arroparme mientras yacía cansado en cama queriendo conciliar el sueño para olvidar en cierta manera la inope e infructuosa noche. Incluso, ni el sueño mitigó la necesidad sabatina.

Puede observar los rostros de la noche y, en más de alguno, logré percatarme de cierta desazón, de intranquilidad, de molestia o de insatisfacción. No culparía a la luna llena por ello o a la falta de espacios para diversión y/o esparcimiento nocturno pues, las opciones, son muy diversas ya en esta urbe. Sospecho, al final, que probablemente estuve en el lugar equivocado.


Dejaré todo esto como mera reflexión para mí, como una razón más para escribir y como un recordatorio más de que no se puede tener todo en la vida o que sencillamente las cosas no resultarán sólo porque uno quiera.
A veces, nuestra "ley y/o deseo", no aplica en o para todo "el universo".

domingo, 1 de marzo de 2015

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Fuera del dédalo, las cosas comunes cobran sentido, los recuerdos negativos siguen mermando, el paso de los días y otros recordatorios de vida siguen causando similar impresión en mi actividad y, los nuevos encuentros, me dicen y muestran con claridad la diversidad humana... desde los más "pinches" hasta los invaluables.

Qué decir de los cambios que constantemente suceden al derredor; las acciones mal encauzadas, los sucesos que nos ponen a recapacitar, el encuentro con la música o el reencuentro con mi música.
El saberte sobre un escenario y sentir en definitiva que el ambiente entorno "depende de ti"... el volver a entender que la vida sin música es un completo error.

Quién quiere viajar a marte y dar su vida por la ciencia!? Resulta patético el querer descubrir o poblar un nuevo planeta cuando sabemos que aún existen aquí en este planeta cosas por descubrir, hambres que saciar, amores por descubrir, sensaciones por catar, inventos por crear y mejorar todo nuestro entorno y, en pocas palabras, salvar a este mundo de su destrucción debido a nuestro inagotable progreso.

Quién quisiera viajar al pasado para corregir qué cosa de su existencia!? Es mejor y más elocuente el poder aprender de cada erro, de cada logro, de cada intento y de cada pensamiento a sólo creer que con el simple hecho de volver el tiempo se pueda decidir "mejor" cuando, de manera inevitable, todo el destino sería trocado y otros factores influirían en un nuevo devenir que, probablemente, no pueda ser el mejor para nadie.

Quién optaría por dejar lo que está haciendo para cambiar por "algo" que parece mejor?
Quién se sacudiría el polvo y buscaría limpiar su entorno?
Quién querría más estar fuera del laberinto más que yo en este instante? Puedo sostener que a nadie le gustaría quedarse inmerso en su dédalo.


Es acaso que nunca te has despertado por un mal sueño? Querrías mejor seguir inmerso en ese mundo de Morfeo? ...o definitivamente sería mejor el despertar?

Anda... sueña junto conmigo.  Ya nos despertará una pesadilla.