martes, 28 de julio de 2015

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Algunas veces no sé qué hacer con las fechas.
Ellas, inexorables y repetitivas año con año, representan en ocasiones ser como agujas en el recuerdo y, eso, en definitiva me orillan a desencajar un tanto mi semblante por horas.

La vida del músico debería ser más desenfadada pero, dada esta naturaleza, el alma se sensibiliza en demasía y todo al derredor duele llegado el momento del recuerdo.
Esto es algo que seguramente quien compartió mi vida en un pasado lo sabe pues, si bien he dejado huella (humildemente dicho) en alguien más, dicho "alguien más" también ha marcado con su presencia tanto mi piel como mi interior.

Así pues, en esta fecha (en ocasiones pasadas) ya he escrito acerca de aquella que redunda mi pensamiento (por cierto) desde hace algunos días y, dicho remembrar, no me ha llevado "a ninguna parte" tratándose del desgranar de las situaciones, de aquel recorrido sentimental y, sobre todo, del extraño desenlace que tuvo con lo que, así nomás, una aguja tras otra se clava y la siento a pesar de poder sacar una a una sin mayor conflicto.

No quiero decir aquí que "el daño ya está hecho" pues todo se hizo en su momento, rogué enormemente, intenté de una forma u otra y el desenlace llegó inexorable.
No quiero escribir aquí el "cómo sería" pues sencillamente nunca existió una esperanza sólida en aquellos años y, recapacitando esto, parece absurdo que su recuerdo me llegue pasados poco menos de treinta años.

Ella ni siquiera intuyó cuánto amor derramé entonces, cuánto lloré por meses luego de su negativa rotunda o cuánto soñé con tenerla a mi lado... y lo único que gané de todo esto fue una visita suya una noche previa a la navidad para "robarme un beso" con aliento alcohólico después de un par de años de lo nuestro acontecido.


Mi "colección de agujas" sigue creciendo con cada año que transcurre gracias al calendario repetitivo y otras "colecciones" se suman mientras sigo con vida aunque, fuera del dédalo, suponía que podrían perderse aquellas más longevas...

Hoy miro y reparo tristemente que no es así.

lunes, 20 de julio de 2015

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No fue sino hasta que se miró fuera de su zona de confort cuando supo a ciencia cierta lo que ocurría en su reducido espacio amoroso, sentimental y incluso humano.
De manera obvia es que mi percepción de ello era esa pues él mismo se cerraba su círculo y se mantuvo así por algún par de meses.

Apareció de pronto un "salvavidas" en su laberinto y poco a poco comenzó a retomar ese brío, ese impulso que lo movía aunque su semblante aún mostraba las dagas provocadas por los despojos, por las ausencias y demás llagas que brinda un mal desenlace amoroso.

Dicho "salvavidas" pudiera bien haber sido un ángel pues, probablemente a esta hora en que escribo, se encuentre ya degustando las mismas mieles de la recesión de amor que apenas parecía le sonreía proveniente desde una gran persona.

Mas, el tema, no es este ángel, sino aquel quien, con pocos lustros, ya ha recibido la impresión más grande que sólo el hombre puede tener a lo largo de su vida y que es justo la que ata, la que limita, que castiga bellamente al corazón proveniente desde el sexo opuesto.

Su semblante hoy es otro; su sonrisa revela satisfacción, su palabra fluye segura, su piel sigue erizada desde aquella su primera noche en pro del deseo y/o atracción a primera vista... del enganche, del "conecte", de ese vibrar al unísono tanto estando frente a ella como debajo o por encima de las sábanas una de esas noches memorables.

Las palabras están de más cuando dos almas se funden en una sola aún y cuando apenas intentan reconocerse o muy a pesar de la brevedad de los encuentros...
Qué alegría el poder ser partícipe de la felicidad de aquel y, aunque suene contradictorio, de la tristeza de aquel ángel que mencioné líneas arriba.

La vida no es un azar, no es algo que maneje propia y/o exclusivamente el destino; tampoco creo que fue el momento de ambos para que uno brille y el otro fenezca en apariencia.
La vida misma ofrece esos trances, esos arriba y abajo de y en todos y, a pesar de lo que se diga o se piense, escribí claramente que en este cúmulo de texto existen algunos personajes y, el que más suele resaltar, es el del ángel...


Será por su labor, será por lo divino... será sencillamente por ser quien es.
Sólo espero que pueda mirarse al espejo en días venideros y que sepa con certeza lo que es.
Sólo así todos terminaremos felices esta etapa del cuento... este viro del dédalo.

lunes, 13 de julio de 2015

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Supongo que se puede ser lo que uno es capaz de ser. Nuestra capacidad ciertamente es mucha y, en base a trabajo, trabajo y mucho trabajo (empeño y disciplina) es que se logra casi todo.
En ocasiones nos llevará una vida... algunos casos, otro par de ellas.

Tener a un bebé basta con una noche de sexo y nueve meses más... nos llevará una vida el verlos crecer y desarrollarse como personas (tanto de bien como de mal... eso -casi sostengo- no lo decidimos nosotros como padres).

Beber alcohol hoy, mañana y un tercer y cuarto día consecutivo nos dejará una gran resaca y problemas en el organismo a la larga... jamás, ni aún con siete vidas (o cien) podrías terminar de beber "todo" el vino del planeta.

Nuestra limitación humana nos deja elegir qué podemos ser en base a lo mundano si físicamente se habla... en lo esotérico y espiritual no existe ninguna frontera... el problema podría radicar en querer llevar toda la vida la misma bandera.

Para aquellos otros seres con capacidades limitadas las opciones se reducen , aunque, ya más de alguno de ellos nos ha demostrado ampliamente que no existen límites aún a pesar de su capacidad reducida... y aunque ellos llevan así toda su vida, viven!


En el juego de palabras es que la vida asoma, es que me gustaría verte integrada, que asomaras un poco, sólo un poco, a tu pasado y entendieras cuan importante eres, fuiste y puedes ser para quien tú deseés; que la vida se "acomoda" a tu propia necesidad y capacidad, que no se puede convertir el deseo en amor pues son muy diferentes y que llegará el día en que tu final ocurra.

Supongo que, para ese entonces, ya sabrás con certeza si "deseas otra vida" para concluír con lo inconcluso, para desterrar lo que no desterraste, para amar más de lo que amaste, para sanar lo que no pudiste o para perdonarte a ti mismo (a)...
De no ser así, sencillamente te habrás convertido en un ángel y probablemente quieras sólo estar cerca de alguien en "tu regreso".

lunes, 6 de julio de 2015

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He vuelto aquí... al inicio de las cosas, de mi vida.
Al mismo lugar que me vió llorar por primera vez plagado de añoranza, nostalgia y remembranza al dejar a todos aquellos quienes formaron parte esencial de mi infancia y que seguramente no volvería a ver en años.

Volví, sintiéndome ajeno, un tanto derrotado y con la incertidumbre de los días, del trabajo en equipo o del seno que costosamente se construyó a lo largo de muchos años y donde, al parecer, no pude dejar una buena huella en quien más quise, en quien más idolatré o en quien más confié mi vida entera.

Volví, y la luna se acercó a mí, me llenó de su luz y me hizo recordar lo hermoso que resultó vivir aquí, lo incipiente de mi amor, los gritos de un pasado e incluso lo apagado que estuve en años cuando la amargura amorosa me estrujó con sus fuertes brazos que pude vencer con sólo llorar y "hacer de cuenta" que "nada está perdido".

Volví, a los cuatro muros que conocieron la primer música que brotó desde mi interior, que conocieron los logros, los desatinos, las luchas constantes y los primeros llantos de mi primer hijo.
Muros que se sienten "renovados" conmigo aquí y que intentan acoger mi corazón de la misma manera como lo hicieron en inicio.

Volví, donde mi niñez dejó su huella perenne que vuelvo a considerar; mi amor descansa en un sitio donde nadie lo puede de momento lastimar y mi música renace aquí con más de cuatro lustros de ausencia, diferente, sentida, dolida... especial.
Los llamados definen y marcan diferencia, el humo de mi cigarrillo sofoca y el café acompaña amablemente mi aparente soledad...


Aparente, pues incluso los fantasmas que solía haber aquí, me dieron cierta bienvenida al no mostrarse uraños y dejar que mi persona pudiera descansar la cabeza sobre el humilde lecho que me tendió este destino azaroso... Aparente, pues de cierto sé que ya no pertenezco aquí, que mi corazón anida en otro lugar y que necesitará de más de alguien para ayudarlo a mostrarse de nueva cuenta en quien amo.

No es sólo mi volver, no es sólo mi sentir o mi padecer... es mi vida que se siente confundida incluso en este seno que me vio crecer o dentro de estas cuatro paredes que nunca me extrañaron pues, sabían, que al ausentarme de ellas tendría un mejor futuro...
Futuro que se encuentra hoy en pausa y que en cierta forma me agradece tal.

miércoles, 1 de julio de 2015

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Resulta curioso el cómo es que muchas frases se acomodan a nuestro vivir conforme suceden situaciones o nos miramos envueltos en algún viro dentro del laberinto.

Me recuerdo así, haciendo zetas o eses para vida de lograr burlar al menos algunos de los obstáculos que se atravesaron en mi pasado.
Leo escritos de mi pasado y sonrío o muestra mi rostro cierto gesto de inconformidad que sencillamente sólo dibuja eso: un pasado.

Se habla del destino, de los últimos momentos, de las resoluciones y decisiones que destruyen, deterioran o mejoran el haber y estar. La "suerte" se inmiscuye o entromete y al final de cada escrito no se logra llegar a ningún punto en específico y todo tiende a ser un cúmulo de frases que sólo redundan en dicho viro del dédalo.

Mientras todo eso merma nuestro tiempo, el derredor sigue su curso, se mueve, la vida sigue y otra nueva etapa se gesta... qué lamentable resulta entonces el sentirnos "estancados" gracias a ese recapacitar que, si bien es útil, tiende a ser dañino si la espera permanece por mucho.

Y muchas más frases se muestran escritas ante mis ojos gracias las redes sociales y me duele mucho el que tengamos que denostar siempre que "carecemos de frases propias" (pues casi todas las que miro son "de alguien más" y no de quien las publica); carecemos de decisiones propias y "dejamos" que los demás "decidan por nosotros"; pagamos terapias costosas entorno a esto y, al final, seguimos estancados (y sin dinero).

Muchas veces en mi pasado (cuando el bum del e-mail estalló) pedí, casi rogué a mis amistades que no me enviaran esas famosas "cadenas" tanto publicitarias como de "buenos deseos o pensamientos"... pues, para mí, es mucho más valioso algo que emerja desde el interior de la persona y me lo haga saber por medio del teléfono o la misma Internet.
De nada sirvieron mis ruegos... y veo con tristeza que "siguen haciendo lo mismo".

Es entonces que vuelvo a entender que no hemos avanzado nada como personas, como humanos pensantes o como entes plagados de afecto y sentimiento que termina, dados los hechos, siendo reprimido por la mente, por el temor o por "el qué dirán" de esto o aquello que digo, publico o comparto.


Decía un amigo: es triste la tristeza!  ...y, al paso que vamos, quizá debamos decir: hasta la aparente felicidad refleja un gran dejo de tristeza!