miércoles, 1 de julio de 2015

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Resulta curioso el cómo es que muchas frases se acomodan a nuestro vivir conforme suceden situaciones o nos miramos envueltos en algún viro dentro del laberinto.

Me recuerdo así, haciendo zetas o eses para vida de lograr burlar al menos algunos de los obstáculos que se atravesaron en mi pasado.
Leo escritos de mi pasado y sonrío o muestra mi rostro cierto gesto de inconformidad que sencillamente sólo dibuja eso: un pasado.

Se habla del destino, de los últimos momentos, de las resoluciones y decisiones que destruyen, deterioran o mejoran el haber y estar. La "suerte" se inmiscuye o entromete y al final de cada escrito no se logra llegar a ningún punto en específico y todo tiende a ser un cúmulo de frases que sólo redundan en dicho viro del dédalo.

Mientras todo eso merma nuestro tiempo, el derredor sigue su curso, se mueve, la vida sigue y otra nueva etapa se gesta... qué lamentable resulta entonces el sentirnos "estancados" gracias a ese recapacitar que, si bien es útil, tiende a ser dañino si la espera permanece por mucho.

Y muchas más frases se muestran escritas ante mis ojos gracias las redes sociales y me duele mucho el que tengamos que denostar siempre que "carecemos de frases propias" (pues casi todas las que miro son "de alguien más" y no de quien las publica); carecemos de decisiones propias y "dejamos" que los demás "decidan por nosotros"; pagamos terapias costosas entorno a esto y, al final, seguimos estancados (y sin dinero).

Muchas veces en mi pasado (cuando el bum del e-mail estalló) pedí, casi rogué a mis amistades que no me enviaran esas famosas "cadenas" tanto publicitarias como de "buenos deseos o pensamientos"... pues, para mí, es mucho más valioso algo que emerja desde el interior de la persona y me lo haga saber por medio del teléfono o la misma Internet.
De nada sirvieron mis ruegos... y veo con tristeza que "siguen haciendo lo mismo".

Es entonces que vuelvo a entender que no hemos avanzado nada como personas, como humanos pensantes o como entes plagados de afecto y sentimiento que termina, dados los hechos, siendo reprimido por la mente, por el temor o por "el qué dirán" de esto o aquello que digo, publico o comparto.


Decía un amigo: es triste la tristeza!  ...y, al paso que vamos, quizá debamos decir: hasta la aparente felicidad refleja un gran dejo de tristeza!

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