domingo, 6 de diciembre de 2015

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Fuera del dédalo me quedaré con tu sonrisa... aquella primera que conocí desde ti y que atrapó mi mirada, soslayó mi ternura y permitió que gran parte de mis desvelos y hemorragias del corazón fueran sanadas más de una vez.

Buscaré una vez más tu semblante en mi recuerdo... ese mismo que parecía "no verme", que hacía las veces del interés forzoso pero que, en el fondo, sólo demandaba su labor; ese mismo rostro que miraba a lo lejos mientras atendía una llamada o que despedía con su tez aquella luz que demandé por décadas.

Añadiré a mi bitácora tu mirada que, aún sin maquillaje, decía mil frases... frases entendibles sólo para el amor, para la dicha, para el sano esparcimiento, para la duda, para permanecer perenne o para recrear al alma a la hora del sexo... mirada que se escondía tras algún orgasmo y renacía húmeda.

Dejaré tu voz prendada a mi oído... atada a mi tímpano y que coincidieron desde aquellas mañanas añorables tras algunos amaneceres e hicieron revolotear mi imaginación por meses hasta poder tenerte a mi lado y seguir teniéndola por lustros.

Me tatuaría el color de tu piel... borraría cualquier imperfección muy a sabiendas que siempre fue perfecta ante mis ojos; detendría en pleno verano la frescura que despide y conservaría con cada invierno su tibieza. Su tersura, ya catada, la haré parte primordial de mi preferencia.


Fuera del dédalo seguiré soñando con lo simple; con ese observarte, escucharte, sentirte y llenar los espacios, los codos, las aceras, algunas habitaciones, la ducha y otros paisajes donde terminaste el cuadro con tu presencia...

Intentaré dejar en el olvido aquellos otros que me robaron esa parte de ti que jamás tuve, esos paisajes ajenos, esas penetraciones fortuitas o besos robados pues, si bien jamás formarán parte de tu haber en mí, llegué a celarlos como inhumano sin tú darte cuenta.

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