domingo, 22 de noviembre de 2015

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No cabe duda que detrás de una profesión se encierra un círculo tan estrecho que en ocasiones nos aprieta demasiado hasta sofocar... y, sin embargo, existen otros aristas donde el descanso y el amor prevalecen y fortalecen todo cuanto se puede hacer en pro de.

Dichos aristas comulgan de una manera especial, tal, que termina por sorprenderme y por amar aún más esta que es la que me compete: La música.

Y es que muy lejos de las pendejadas que dicen ciertas personas acerca del que es sólo un pasatiempo o una buena forma de aprovechar el rato de ocio, quienes estamos en esto sabemos que ni siquiera es sencillo; que, si bien traemos la música en el alma y se nos otorgó dicho don al nacer, nos topa y colma hasta casi perder el piso en ocasiones.

Nos da para comer, sí, pero nos aleja de quienes amamos por muchas horas; nos acerca a muchas personas y nos aleja de las más importantes; nos otorga un poco de fama y luego ella misma tiende a pisotear cada peldaño escalado... los reveses son drásticos... las horas de estudio no bastan y siempre terminamos siendo un tanto mediocres para algunos.

Los aristas, insisto, varían mucho, tienden a agrandarse, a modificarnos de raíz, a apreciar mejor, a amar más profundamente y a desear un mejor porvenir para toda la humanidad... Es pues la sensibilidad nuestro motor que muchas veces libra su batalla con el todo, con lo mundano, con lo existencial y hasta con la misma música o las letras.

En fin... el arista que quiero denostar aquí es en base a la celebración del día del músico donde, simplemente, aquel quien lo vive lo entiende y fue sólo uno quien, personalmente, acudió hasta mi lugar de trabajo para abrazarme y hacerme ver en él como alguien sumamente importante cuando, para mí, él es mucho más que grande, mucho más que maestro y, hoy día, la muestra palpable de que al menos alguien me quiere fuera del matrimonio o la familia consanguínea.


Gracias, Memo... tu abrazo fue más que una muestra ferviente de cariño y respeto que valoraré siempre y atesoraré como a esta profesión que me sustenta y da vida... No necesité más que eso para entender cuánto amo el ser músico y contar con personas cercanas, nobles y sinceras como tú.


A: Guillermo Pacheco Aceves.

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