jueves, 15 de marzo de 2012

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Todos sabemos ya que el estar fuera del dédalo trae diversas consecuencias... se puede entender de cierta manera que el rumbo se ha perdido, que es por demás el que se vaya andando o que lo incierto será lo que predomine en definitiva en la vida.

Sin embargo, existen seres que, a pesar de haber provocado en nuestro laberinto el peor de los panoramas, pueden, de alguna forma, dar ese aire nuevo, ese rumbo que parece ficticio o quizá hasta falso y, así, volver a colocarnos en cierta forma en ruta al devenir, al porvenir.

En lo personal, agradezco a aquellos quienes lo han hecho, a quienes se han acercado y, con su ejemplo o sus palabras, han podido otorgar este nuevo rumbo en mi vida.
Por segunda ocasión no daré nombres, pues ellos saben a la perfección lo que en mí han hecho y, al leer esto, sencillamente sabrán que hablo de cada uno de ellos.

...todo esto, independientemente de cada trance nuevo que debo superar, de cada nudo que debo desatar, de cada emblema por plasmar, de cada beso por robar, cada lágrima secar o cada frase entender.

...todo esto, independientemente de cada trance nuevo que pudiera provocar, de cada nudo que debiera atar, de cada sino por colocar, de cada beso por sugerir, cada lágrima derramar o cada frase aseverar.

...todo esto, independientemente de cada trance derogar, de cada nudo conservar, de cada emblema o sino descifrar, de cada beso negar, cada lágrima entender o cada frase aceptar.

...todo esto, independientemente del amor que debo derramar, del que estoy dispuesto a aceptar, del que pudieras derramar y del que estés dispuesto a asimilar.

...todo esto, entre muchas otras cosas.

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