martes, 15 de noviembre de 2011

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Paralelo al dédalo, puedo sentir claramente la mentira, el desamor, la injusticia, de nueva cuenta la mentira y una vez más el desamor; cualquier otra señal de engaño e, incluso, lo ficticio del dolor plasmado en aquellos quienes sólo desean vivir a costa de los demás.

He tratado de sonreír frente a esto y, en definitiva, supongo que tendré qué hacerlo pues, no existe nadie en estos momentos en quién pudiera apoyarme.
No ha sido una vez que me han dicho que acuda a terapia psíquica o de pareja y, la verdad, en ocasiones pienso que ni siquiera el terapeuta será capaz de encontrar interés en mí o en nosotros... Dinero llama a dinero.

Qué queda entonces?
Buscar la rendija por donde incrustarse de nueva cuenta al laberinto habiendo observado el mejor de los caminos de manera inmediata o a corto plazo...
Llamar de alguna manera a aquel ángel que cuidó de mí por años para no meter la pata o para no cometer estupideces como las que ahora cometo a raíz de su ausencia...
Seguir en pie de guerra "ahora sí" por mis hijos y dejar que aquella quien solió acompañar mis días haga y deshaga con su boca, su cuerpo, sus palabras... su vida toda.

Y es que es ella quien aún me mueve paralelo a su mundo, es ella quien "tiene la última palabra" y es ella por quien decidí seguir con vida...
Qué lástima y tristeza que hoy día ya no le importe más...

Seguiré, en todo caso, preguntándome el qué debo hacer con mis días y mi vida pues, parece ser que a fin de cuentas, mi vida con ella ya se ha estirado al máximo y no desea ella la resolución final que nos mantenga unidos.

Y, miren... no quería comentar nada de esto en este espacio y sucedió...

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