sábado, 17 de diciembre de 2011

.

Me ha parecido hasta cierto punto "increíble", el cómo es que, fuera del dédalo, he podido sacar más lágrimas de mi interior que estando inmerso... esto, es algo que en verdad no me ha gustado del todo pues, considero, debí haber llorado eso aún dentro.

Y me refiero a esas lágrimas que debí mostrar basado en el amor, la entrega, la dicha de tener conmigo todo y no haberlo tomarlo en cuenta y/o considerarlo hasta hoy.

Lágrimas de añoranza, de certeza, de sentimiento puro, de esa sensibilidad que me caracteríza y de la que "presumo" tanto mientras escribo o interpreto alguna canción que me remonta justo hasta esos días que, desgraciadamente, ya se han ido y que resulta por demás el decir que jamás volverán.

Sin embargo, todo esto suma más amor, más añoranza, más entrega y mucha más dicha al reentender lo que tengo conmigo, al mirar a un lado y encontrar al amor una vez más (a pesar de suponer a veces que se disfraza, se esconde por momentos o sencillamente viaja y se traslada hasta otra latitud donde no existo).

No he podido trabajar "entero" en estos días debido a eso y, lágrimas de suma tristeza, impotencia y las otras tantas de los motivos que enumeré un poco antes, hacen acto de presencia para sorpresa mía y de quienes están cerca del escenario escuchando mi canto e interpretación...

Qué decir de los recuerdos que se agolpan uno a uno hasta crear una aparente muralla firme que después termina por caer pesadamente una vez más sobre mis ojos, mi amor propio corroído en estos días y todo cuanto signifique estar dentro mío o porte mi nombre.


Tú, que sigues dentro del laberinto... serías tan amable de acercarme un pañuelo desechable al menos para secar tanta sal que pulula en mis ojos hoy?

...que, mañana, no sabré con certeza quizá el por qué de mi llanto.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario