domingo, 30 de junio de 2013

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En un día 30 podré quizá tener igual cantidad de palabras para ti, horas por esperar semanalmente para hacerte el amor o sencillamente para estar a tu lado y esperar el arribo de un nuevo día.

En un día 30 como hoy, el fin de mes anuncia el desgaste del año, la mitad de lo que ha resultado en su transcurso y la expectativa de lo que podrá suceder entretanto sigamos en la lucha y no luchando entre nosotros.

En un día 30 como este, flores de igual cantidad podrán florecer en tu lecho gracias al estado etílico u otro que pueda modificar tu visión y percepción pues, las que pudiera depositar a tu lado adquiridas en algún lugar, no podrían determinar que estarán ahí siempre.

En un día 30 los años rebasan nuestro acontecer, la madurez adquirida está por encima de una simple fecha y los temores tienden a desaparecer lentamente gracias a ti, a mí, al entorno y a pesar de esta sucia incertidumbre que nuestra situación económica nos impone.

En un día 30 como hoy, desearé tener igual cantidad de caricias para ti y desde ti aunque, la mayoría de las ocasiones, sea sólo en mi imaginación y en sueños pues, cuando ha sido posible, mi felicidad no se puede medir.

En un día treinta como este, sigo escribiendo por mí, para ti, desde mí, por encima de ti, a pesar de lo que me mueve y a costa de lo que me ofreces que, sin ningún agravio, tiende a darme una extraña estabilidad que jamás imaginé y que, sorpresivamente, sigue en desarrollo aún con la suma de más días.


Seguro habrá más días treinta que compartir y que dejar en el olvido y, en verdad te lo digo, los quiero todos, todos contigo.

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