martes, 28 de febrero de 2012

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Si la frase reza que "si quieres las rosas también debes aceptar las espinas" resulta ser más que elocuente estando frente al dédalo... incluso estando paralelo a él.

De manera lamentable, pocas veces entendemos del todo esto y, como siempre, sólo deseamos lo hermoso, lo aromático, lo dulce de las cosas cuando, la realidad de las cosas, es que el todo encierra eso precisamente: todo.

La falta de tolerancia juega un papel primordial en nuestros tiempos en que, cualquier detalle "indeseable", tiende a ser más que malinterpretado y provocar con ello más que desilusión.

Y ha sido justamente en este andar paralelo al laberinto que me he topado con muchos de estos detalles y han hecho más que escabroso el andar. Subrayando, que ha sido mi esposa la más afectada cuando, se supone, ella cuenta con su propio dédalo y no es "mi menester" el interferir en él.

A pesar del todo, he logrado (por fin) el poder retener algunas grafías en su nombre y sentir y, aunque no son las más deseadas para leer, pude entender un tanto su trasfondo y catar desde ellas esa gana de "deshacerse de las espinas del rosal".

Supongo que seguiremos andando cada quien en su cada cual y los detalles seguirán surgiendo. Es por demás decir que existirá una vida perfecta aún superado lo más escabroso del laberinto y tanto ella como yo tendremos que padecer llegado el momento de esas situaciones adversas que son provocadas por nosotros mismos aún y cuando cada cual cuente con la debida tolerancia hacia el otro.


...incluso, el toparnos con otro de esos dichos populares para volver a recapacitar en él dadas nuestras actitudes y/o acciones.

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