viernes, 24 de mayo de 2013

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...Ya tienes mi lectura contigo, cuentas uno a uno los días que transcurren y puedes de nueva cuenta soslayar el alba a mi lado, remembrar lo vivido e intentar lidiar juntos como siempre lo hemos tratado mas, muy sin embargo, quedamos a un paso del saberlo todo pues, resulta mucho más fácil el sólo decir que "todo sigue igual" aquí y allá para no meternos al antiguo laberinto o manchar de líneas saladas nuestro rostro.

El asunto es que "no queda tanta tela de dónde cortar" y concluye de prisa la conversación.
Puedo aceptar que gran parte está en mí y que no podría soportar aún el que nos adentraramos demasiado a ese estrecho del dédalo de donde provienes y que me ha tenido en vilo desde hace un poco más de dos meses pues, por mucho que lo intenté, definitivamente no pude con él y el sentimiento se fue apoderando poco a poco de mi entereza hasta volverla incertidumbre... supuse entonces que había un intruso en mí, quizá también en ti, en nuestro entorno.

Y me pregunto cuánto más podré soportar este estar, cuándo podré disfrutar de nuestra miel como quizá tú ya lo haces y desde donde sólo recojo amargura...
Cuánto más, incluso tú, podrás soportar mi dilema en silencio para después hacer estallar el envase que lo contiene e intentar derramarlo sobre una mesa desde donde ambos beberemos amargamente e infectarnos así del todo.

Sé que el momento es sólo mío, que he sido yo quien lo gestó, provocó y motivó para que así fuera y, perdona, pero no encuentro freno a esto desde el mismo momento en que ocurrió y que seguirá ocurriendo muy a costa de todo, de todos o de mí... y es justo cuando el indiferente asoma, cuando el frío aflorece, cuando cierto estanque se seca o cuando las notas no concuerdan con lo escrito.

Es difícil el no "llevarlo a la práctica" y el pensarte "sucia"... Es difícil lo que parece sencillo... Es por demás el que diga que "ya lo olvidé" y que descubras con cada mes que no es así...
No puedo decir que "lo aprendí de ti" pues sería injusto el buscar a un culpable extra cuando ya he asegurado que soy sólo yo quien lo gestó, provocó y se sumerje en ello y, tristemente, el perdón no acude... o debiera decir "el olvido"?


Qué injusta es la vida marital en ocasiones... qué lamentable que, como humano, tenga qué perderme en pequeñeces y ahogarme tan fácil en un minúsculo charco...

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