miércoles, 3 de diciembre de 2014

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Rescato semblantes desde alguno de los tantos lugares donde me presento.
Cada uno de ellos tiene "lo suyo", su "fachada", su "qué decir" aún sin que se cruce palabra alguna entre él y yo.

Hace unos días me topé con uno, uno femenino. Por lo general son los semblantes femeninos los que más me "dicen algo".
Este en particular me decía (de una manera u otra) "mírame". No había otra palabra que le definiera.
La sonrisa que esbozaba, la mirada que poseía y el encanto que le acompañaba el ir y venir de sus manos sobre dicho semblante era toda una sinfonía de matices... matices que me recordaron de manera inevitable a quien acompaña mis días.

Quise desgranar el por qué es que buscamos, preferimos o "peleamos" tanto por tener un rostro así a nuestro lado, una mujer así (a quienes gustamos del sexo opuesto). Supongo que forma parte de ese pensamiento filosófico del "tener al lado un hermoso rostro cada vez que despertamos a su lado"... "sueños guajiros" de alguna forma (como comúnmente llamamos y decimos aquí en México).

Y sigo pensando en ello aún hoy, luego de casi diez días de aquel encuentro.
Pensé también en eso porque tengo personas cercanas a mí que poseen consigo una pareja que sencillamente raya en lo feo y, sdebe ser seguro, que el estar a su lado es determinado por el "otro todo" y no por el simple aspecto.

Sabemos que cada uno de nosotros nos esmeramos (al menos un poco) por bien parecer, por mejorar nuestra sonrisa, por cuidar nuestro físico, asearnos y lucir las prendas que mejor nos van tanto en color como en moda... pero, y el resto?

En estos días nos "peleamos" mi esposa y yo por el temperamento que muestra uno de nuestros hijos que sencillamente no le beneficia en nada para poder ser tan social como se quisiera pero, sospechamos, que a su novia "no le preocupa eso" pues, muy a pesar de todo eso, se les mira tan enamorados como pocos.
Culpamos ya de eso a la edad e, incluso, ya conversé con él respecto a que sepa diferenciar el amor del egoísmo y de la posesividad, cosas que casi siempre confundimos cuando somos jóvenes.

Yo sé que él también "buscó" un rostro bonito, una sonrisa agradable y un cuerpo deseable que, por obviedad, con el paso de los años terminará por demacrarse y entonces saldrá a relucir el verdadero temperamento de quien está inmerso en ese cuerpo que él alguna vez amó... mas, quiero creer que también todos tenemos esa oportunidad de aprender, de buscar, de poder decidir entre un rostro bonito, un cabello sedoso, unas manos hermosas y maquilladas o un verdadero esperpento para compartir nuestros días.


Es obvio que tú pensarás en espejo este mismo asunto y tendrás tus conclusiones.
Yo, de verdad, aún no quería escribir a este respecto pues, en verdad, me ha inquietado mucho el por qué es que nos llama tanto un rostro bonito cuando, debería ser, un alma hermosa la que nos llame.

No quisiera resumir que maldigo a este mundo físico que nos tiene tan "dominados" y limitados a lo tangible.

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