lunes, 7 de noviembre de 2016

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Qué tristeza el seguir topandome con personas que "no dejan desempeñar mi trabajo" o que te exigen que hagas algo "fuera de contexto" sólo porque "ellos creen" que es lo que debe imperar en su establecimiento, sabiendo, que en un restaurante, fondita o café, NO es el lugar indicado para hacer desorden o "ambiente", como ellos lo llaman.

Triste es saber que, lo ecléctico, pasa a tercer término y lo que se quiere es más de arrabal, menos seriedad y otros puntos que, a mi parecer, no son los idóneos cuando, justo observo, los comensales van justo a eso: a comer, y no a bailar, cantar o hacer una especie de fiesta chiquita.

Entiendo que de alguna manera hay que darle gusto a la gente, pero quiero creer que es justo ahí que las personas saben escuchar y adivinar qué pueden sugerirle al trovador en turno al mirarlo solo y con su guitarra o, sencillamente, dejar que éste haga su trabajo y todos pasar un rato con música agradable.

Sí, escribí 'agradable'...
Mi comentario de inicio no es hacia las personas que acuden a estos lugares donde ejerzo mi labor, sino a aquellos patrones que "se meten con tu trabajo", que opinan cual si supieran cómo llevar la labor del músico cuando, se nota casi a leguas, que apenas pueden con llevar su establecimiento y el poco personal a su cargo.

Probablemente sea justo eso (que son dueños del lugar) y gracias a ello optan por "meterse" con la labor de los demás... incluyendo al músico (y/o a quien más se deje manipular).
Es obvio que puedo desempeñar mi labor y que haré lo posible por tener contento a los comensales con mis ejecuciones musicales... no necesito que me digan qué hacer.

Es justo aquí que él como patrón tiene entonces el poder de cambiar al músico, el género, el concepto e incluso todo el personal si no es lo que él desea o lo que determina lo propio para su establecimiento.
En este caso, además, deseaba que en menos de un mes pudiera él determinar quién era mejor para el lugar, el otro trovador o yo... vaya con el tipo!

Ya estuve en un establecimiento por más de cinco años y llegué a considerarme realmente como parte del equipo laboral. La gente me conocía y seguía acudiendo al sitio objetando que les era realmente agradable el fin de semana estar ahí.  Sí, me costó meses de trabajo "aclimatar" a esos clientes acostumbrados a otros "guitarrazos" pero, en este caso, el patrón me dio mi lugar y juntos seguimos hasta el cierre del sitio.


Pero, vaya... es por demás aclarar o intentar aclarar algún otro punto aquí, denostar o escribir mi observación... He aprendido a "huír" de personas así y, con su perdón, prefiero quedarme en casa a "tener qué hacerle ver" de algún modo lo que es evidente para muchos en lo que a mi musicalidad y calidad refiere.
(Perdón si no me leo humilde... esta vez merezco enalzarme un poco).

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