lunes, 15 de abril de 2013

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Hoy debería ser un buen día para escribir, para dejarme llevar por cualquier acontecimiento y hacerlo más que mío, para dejar entrever entre líneas el sentido amoroso que pudiera encontrar en cierta hora de la tarde o noche y mostrarla a todos ustedes...

Hoy debería estar tras algún bastidor, sobre cualquier escenario, jugando con las notas intentando vestir con música la noche y permanezco aquí, inmerso en cierta soledad frente al ordenador, con la desgana sexual, con la añoranza extraviada, con una lágrima seca en alguna de mis mejillas y con lo salado del alimento que logré poner esta tarde en mi boca...

Hoy debería saberme fuera del laberinto y, de cierta forma, no me he descubierto ni dentro o fuera de él; los sueños que me ha mostrado Morfeo han sido sólo para despertarme a cada hora a lo largo de tres noches ya y, mi semblante, se extravía aún más entre las horas con luz solar y la actividad...

Hoy debería mostrarme contento de no tener conmigo aún ese extremo que me orille al desespero, de aún tener un poco de dinero en el bolsillo y apagar el hambre de quienes dependen de mí; debería intentar quizá el emigrar...

Hoy debería extrañarte mucho más que ayer o que hace una semana y, me descubro, más ensimismado, más con básico, más con la indiferencia que me tranquiliza y me quita ideas estúpidas de mi cabeza, ideas, que bien pueden sumergirme en el desespero, en la desdicha o en la preocupación que sólo estaría conmigo...

Hoy debería llenarme de regocijo tu nombre y, por desgracia, sólo consigo adivinar, especular y entender cuán frágil resulta el todo, cuán efímero es el todo, cuán pequeños e insignificantes somos para el planeta... qué decir para la galaxia o el cosmos...


Cómo es posible que terminemos por refugiarnos en estupideces y pensamientos que no logran trascender en nada ni en nadie debido a lo minúsculo de nuestro ser y entender del todo?
Cómo es posible que terminemos tan preocupados por "nada", tan dolidos por "algo", tan sumergidos en "enormes problemas" cuando, el propio universo, ni siquiera se percata de nuestra existencia.

Hoy, debería, mantenerme quizá mucho más al márgen de cualquier situación o destierro de ideas.

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