martes, 24 de enero de 2012

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Cuán necesarias son las "pausas en el camino"...

Cuán mágico resulta cada murmullo en ese inter, cada sueño, cada añoranza.
Cuán importante la esperanza, la nueva ilusión y el poder echar a la mierda cada fantasma que sólo se ha encargado de oscurecer mi estar fuera del dédalo.

Cuán importante este recapacitar de las cosas, de las situaciones; este valorar de cada momento, de luchar contra los sonidos que emanan desde boca de otros... sí, dije "sonidos" pues, palabras, no he podido entender debido a tu imagen y reflejo en cada actividad que precisa de mi tiempo y ocupación.

Cuán poderoso tu roce... tu sonrisa invitándome de nueva cuenta a sumergirme en el laberinto y hacer las eses dentro de él con cada viro.
Cuán impactante tu mirada... esa misma que se agolpa en mi recuerdo y no me orilla sino a sólo llorar o saberme en toda ella.

Cuán fuerte tu silencio... Tu amor entero que me sigue atando a ti y que, de vez en vez, aprietas con sus nudos el mío para extraerle toda la inmovilidad que necesitas para saberte única en mí... y gozar de tu gozo, susurrar para ti, saberte con el logro en manos y entregarlas a mí para que yo también les ate amorosamente.

Cuán extraña cada recaída...
Cuán silente la tristeza, tu tristeza... Cuánta entrega existe aún en tu cuerpo que sigues acercando al mío para que lo tome cual si fuera la primera vez...
Cuánto silencio al despertar y entender que todo es un sueño, que las lágrimas acudirán y que sólo estarás esta tarde en mi recuerdo...

Cuán necesario, oportuno o preciso ha sido este estar fuera del dédalo?


Será mañana quizá, cuando deje de soñar, que lo sabré.

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