martes, 10 de enero de 2012

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Tendría qué encontrar ese punto intermedio para equilibrar las emociones y no estar deprimido más tiempo que estable... y, quiero decir "estable" al menos.

Tendría qué sostener el recuerdo con una mano y con la otra hacer las suertes musicales para no terminar sólo aferrado al peso de la remembranza y olvidar las "otras mieles" que la música sabe otorgar a quien le es fiel...

Tendría qué, al menos, asomar un poco a aquel dédalo de donde fui abruptamente echado pero, sospecho, que no habrá (al menos de momento) ese recoveco por dónde poder hacerlo...

Tendría qué perderme entre dibujos, entre hojas de un diario, entre pétalos marchitos de rosas que, deshojadas, lograrían enterrarme hasta el cuello y "suavizar" en cierta forma cada caída que tristemente pudiese dar...

Tendría qué poseer ese garbo, ese acento en mis palabras propios del extranjero que elude, que atrae, que envuelve, que excita y, al simple hecho de saberme cual soy, una lágrima asoma furtiva e intenta perderse convertida en humedad gracias al viento o al calor propio de mis ojos...

Tendría qué sonreír sencillamente y olvidar; dejar pasar este invierno cual frío que ha sido conmigo y eludir a Aldanaí con algunas suertes que sólo el amor me puede brindar... que sólo tú puedes en mí depositar.


Tendré, en todo caso, qué escribir más positivamente y dejar de intentar entrar otra vez en el laberinto... pues, casi aseguro, será él quien me atrape de nueva cuenta sin quizá percatarme.
Y, probablemente sea, cuando no encuentre salida una vez más de este trance...

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