viernes, 10 de abril de 2015

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Hace unos días aquí en el estado emboscaron a un grupo de policías en una rúa donde, con lujo de saña y abuso de poder, los llamados "Cartel nueva generación" mataron a quince.
La noticia corrió de prisa y, gracias incluso a las redes sociales y a cierta amistad que poseo en dicha red, me enteré de la indignación de muchos.

Hubo quejas muy recientemente por parte de algunos policías entorno a esto pues, decían ellos, "si matan a estudiantes se arma un desmadre y, si los caídos son policías, nadie hace tanto ruido".
Es obvio que esto se presta a diversas vertientes donde la polémica sale a relucir pues, todos, en absoluto todos, podeemos o somos parte de una familia que termina devastada con cada pérdida humana y, eso, justamente era parte del reclamo institucional.

Mas, al punto que quiero llegar, es justo aquel o aquellos extorsionadores que llaman por teléfono para amedrentar, amenazar y, de paso, solicitar dinero engañando a la prole y a ciudadanos como tú y yo.
Hoy me tocó a mí.

Parte de la llamada debí haberla grabado pero, como llamaron a mi número de casa, no pude hacerlo.
El asunto era que este hombre pendejo (que se hacía pasar por licenciado), utilizó una estrategia muy absurda al decirme que, en determinada junta social donde acudió el gobernador del estado (Jorge Aristóteles Sandoval Díaz) le dió instrucciones para que, a sabiendas que yo era un ciudadano pacífico, él, y con ayuda del propio cártel nueva generación, me iban a proporcionar seguridad a cambio de una módica suma de dinero... (pues algunos otros cárteles ya se habían querido filtrar aquí en mi calle y en mi colonia... hágame el re-puto favor!)
Así de mamón! y más bla bla bla...

Sepa usted, querido lector, que, en caso de que me pueda llevar la chingada en manos de este o aquel cártel, eso es algo que no podré remediar en su momento pues, estos sicarios van con todo sobre sus presas y no se tientan el corazón ante nada ni nadie y, en base a esto, si yo soy un blanco próximo, pues qué le hacemos...
Peor aún, ojalá supiera este estúpido licenciado vale verga, que mi trabajo estuvo totalmente truncado en días recientes y, en el instante en que llamó, ni siquiera tenía diez pesos en mi bolsillo para dar de comer a mi familia con lo que, más que preocuparme por "seguridad comprada" o "cuidarme de este o aquel cártel", era sencillamente trabajar para lograr traer el sustento a mi lar.

Cómo le piden peras al olmo?
No tengo dinero, pendejo! y, si lo tuviera, lo invertiría en alimento y medicamentos para mi familia... no en "comprar seguridad" de un cartel tal ni de su puta madre!
...por otro lado, la incoherencia de mencionar al gobernador del estado es por demás patético! ...que, aún que trabajen en contubernio dicho gobernador con este o aquel cártel es cosa que me tiene por demás en el iceberg del valemadrismo pleno pues, mis preocupaciones y problemas, nadie!, sólo yo, las puedo sacar avante!


Y es que, insisto, si caigo en manos de estos culeros, Dios sabrá por qué y cuándo. No podré entonces hacer nada al respecto aún así haya "pagado" o no.
...y me importa siete chingadas de dónde es que este baboso tomó prestado el directorio telefónico de mi ciudad para joder a quien se deje.

Y es que, ni tan baboso o pendejo a fin de cuentas, pues es más fácil para él llamar hasta acá y poder eludir los filtros e identificadores de llamadas locales cuando, su número, indicaba que estaba en la ciudad de Puebla... Vaya usted a saber!

¡En qué buen arista y viro de su puto dédalo me metió este hijo de su rechingada madre!

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