domingo, 12 de octubre de 2014

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Miles de historias desfilarán esta noche frente a una figura de poco menos de 33 centímetros, de poco peso y que millones de personas veneran cual deidad.
Otras tantas miles sólo buscarán el estar fuera de casa para sólo eso: buscar el pretexto preciso para no estar ahí, para desentenderse de las ocupaciones caseras u hogareñas mientras, el clero católico, estará feliz de seguir teniendo seguidores a costa de dichas imágenes.

Poco más de dos mil días han transcurrido desde aquellas noches del Rojo y cerca de un par de miles más desde mi desvío, desde mi más grande erro marital y, en consecuencia, quizá algunos miles de señalamientos y desórdenes personales que han quedado en quien acompaña aún mis días... supongo que, también, hay un buen de gana de recibir perdón desde entonces pues no hemos sino sólo supervivido a todo aquello.

Millones de personas acompañarán pues a la virgen de Zapopan en su regreso a su basílica; habrá misas, danzas, oraciones, cantos, sacrificios, mandas, robos, abusos, vendimias, alcohol, tumulto, apretujones, desvelo y un sin fin de lágrimas desde los devotos...
En mi caso, habrá descanso, sobriedad, seriedad, desnudez, indiferencia, café al amanecer, un cigarrillo más y un tanto más de sacrificio conyugal que probablemente termine pronto de no ser que exista una mejor solución.

Qué bueno que nunca se sumaron miles de días a mi ausencia (y que, sostengo, sólo ocurrirá con mi muerte), qué bien el saber que sólo fueron algunas semanas en aquel ayer.
Qué bueno el estar aún aquí y entender que cualquier día podrá ser el último; qué mejor que dejar al destino que "haga su trabajo" y no forzar demasiado al porvenir o al devenir.
Qué bueno el seguir recibiendo tus misivas desde tan lejos y el poder contar con esos amigos que aún aman mi música... qué bueno el poder seguir haciéndola.


Son ideas que rondan mi entender; son fantasmas que se postran frente mío y sólo dejo que pasen, que sólo se muestren como tal y "sigan su camino".
Son momentos que han sido desde miles de días atrás y que seguramente estarán ahí por millones más en el actuar de algunas personas.
Son situaciones que me hacen recapacitar una vez más sin llegar a convertirse en miles... son miles de palabras ya escritas, millones quizá y, a fin de cuentas "quién presume de contar"?

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