domingo, 8 de septiembre de 2013

.

Aquel día fue esperado como pocos. La sensación de incertidumbre fue creciendo con el paso de los días al enterarme de que aún no tenía "la gana de salir" del vientre.

Me recuerdo revisando cada determinado tiempo dentro del mismo día el reporte meteorológico de aquella ciudad donde te encontrabas y pasaba largo rato revisando un dato u otro entre tanto ocurría el alumbramiento.
Es obvio que sucedió, y no fue sino hasta días después en que me enteré de la ecatombe de situaciones que se sucedieron en aquel cuarto de hospital... situaciones que se olvidaron con el paso de los años.

Mas no propiamente han quedado enterradas, siempre estan presentes cada que festejamos tu día, César, y que mamá te observa con esa mirada que jamás tendré desde ella pues, tú, fuiste más que una bendición para ambos aquella tarde en que, aferrado a tu bolsa, quisiste salir entero desde su vientre... sin dejar nada dentro.

Dolor, llanto y esfuerzo a raudal dejaste allá; lágrimas de ausencia e impotencia depositaste aquí y, aún sin conocerte, pude reconocer tu voz a través del teléfono a unas horas después que abandonaras el hospital al lado de esa mujer que sigue impactándome con cada año que transcurre y depositando silencios en mi garganta con sólo apreciarla.

Sé que con el paso de más meses crecerás tanto física como intelectualmente, que recordarás mucho de lo que hoy vives y que podrás analizar mejor las cosas y las situaciones... sólo rogamos tu comprensión al no poder darte todo lo que siempre has deseado desde nosotros y sólo para ti... ninguno de tus hermanos ha tenido todo lo que han anhelado debido a nuestras limitaciones.


Sé feliz mientras puedas... supongo que no "te queda de otra".
Siempre te querremos, César... siempre.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario