sábado, 21 de septiembre de 2013

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Muchas ocasiones terminamos quejándonos por una situación u otra que, para otros tantos, resultan ser mínimas comparadas con las que, severamente, ellos padecen y caemos en la exageración de nuestro dolor o desdicha.

Digo esto por todos aquellos que han resultado afectados por los ciclones Ingrid y Manuel de este mes y que, en mi humilde opinión, están sufriendo enormemente al perder desde un ser querido hasta la totalidad de sus bienes o fuentes de trabajo quedando así más que a la intemperie física, moral y económicamente por decirlo de alguna manera.

Y es que, desastres como estos debido a contingencias naturales, resultan fáciles de apreciar desde nuestro prisma cuando, los verdaderamente implicados, saben a la perfección lo que es el padecer y lo que es sufrir.
En mi caso, la comodidad (o suerte) que sigo teniendo debido a mi posición geográfica sobre el territorio mexicano me sigue brindando la opción de no poder quejarme y, sin embargo, sigo haciéndolo debido a mi falta de dinero o de esa tranquilidad que el tener trabajo nos brinda... Esto es, termino viendo sólo por mis intereses particulares.

Así, como muchos, terminamos haciendo lo mismo y nos olvidamos de que aquellos requieren de ayuda a raudales y no somos capaces de aportar ese grano de comodidad para quienes lo demandan con urgencia.
No quiero culpar aquí a políticos y demás que, con sus onerosos sueldos, más que desfalcar al país caen en la ridiculez mundial al decirse mexicanos y no hacer nada por minimizar ese desfalco... (y a pesar de decir que no quiero culparlos aquí, ya lo hago).

Mas, reitero, quienes tengan a bien ayudar (al menos moralmente) háganlo! Manden al averno a políticos corruptos, mediocres e insensibles que jamás verán por quienes padecen y hagamos que este país renazca en confianza por quienes lo habitamos (y no propiamente por quienes nos gobiernan).


El tiempo nos hará merecedores de dicha confianza y el pueblo terminará por levantarse en armas ante tanta chingada opresión, ante tanta pendejada e impuesto tras impuesto; ante tanta puta reforma que más que beneficiar sólo daña a quienes, como yo, necesitan llevar ese sustento al hogar y viven al día (a pesar de que tanto estúpido comercial radiado nos quiera "meter" lo contrario en la cabeza.

Reconozco en mi país a un México cansado y a punto del quiebre... Ojalá pueda formar parte de alguna solución.
Mis condolencias a aquellos que lo han perdido todo.

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