miércoles, 24 de octubre de 2012

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Por qué será tan vacía algunas veces nuestra estadía en el dédalo?
Por qué no existe ese vínculo perenne, ese "módulo de información" siempre abierto donde poder llegar a indagar sin preocupación alguna de ser rechazados o con la seguridad del poder encontrar un rostro amable que te ayude de manera afable?

Supongo que este tipo de remansos deben ser necesarios para poder entender y disfrutar los otros puntos álgidos pues, de no ser así, los otros sencillamente no existirían... y es entonces cuando descubro que estos también deben ser disfrutables.

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Y, en el entretanto del que ellas demandan ser iguales que los hombres, sabemos todos que no es posible y que, en definitiva, es mejor así.

Sabemos en específico qué es en sí a lo que se refiere dicha frase, esa equidad que solicitan y esa discriminación poder dejarla a un lado en este mundo machista.

Y es que me tocó escuchar a una mujer cantando en un bar el tema "lástima que seas ajeno" y que el buen Vicente Fernandez colocara en nuestra popularidad y, créanmelo, no les queda nada bien a ellas el interpretar este tipo de letras donde es "todo contra ellos" en el sentido que dicha canción describe...

Supongo que las preferiré más calladas, más perceptivas y con ese mismo tacto que poseen tan hermoso para vida de conseguir lo que desean y sin tener qué llegar a ese extremo donde, el hombre, toca fondo abruptamente mucho más frecuente que una fémina.

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Por otro lado, resulta lindo el poder "quejarme" en cierta forma y sin decirlo y, acto seguido, tú tomar las riendas amorosas una vez más y hacerme volar desde o hasta tu trinchera colmada de deseo para luego volver a dejarme a un lado del dédalo, libre, pensativo, quizá dormido, semi desnudo, con el cansancio impreso en la piel... y tú sonriendo.

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