sábado, 29 de diciembre de 2018

.

Sí, ya sé que dije que en ocasiones sólo callaba y dejaba que transcurriera el tiempo para que éste trajera consigo la cordura y razón... sólo que en contadas ocasiones resulta imposible, lamentablemente imposible.

No ha sido una vez o dos que me han dicho que soy terco u obstinado, que no entiendo de razones y otras frases alusivas a la necedad... pero resulta más reprochable recibirlas de quien se jacta de no serlo y brilla siéndolo.
Lo peor radica justamente en no querer reconocerlo.

Sé que no soy ni acercadamente un modelo a seguir por o para la sociedad, pero considero que existen algún par de razones para sí poder imitar o aplicar para la vida de todos dicho par de puntos positivos (obvio, haciendo a un lado mi necedad) y sólo entonces: Bingo! la vida puede resultar ser más placentera para todos.

Hace más de trece años perdí a una de mis hermanas por una postura necia... y, si bien tampoco pertenezco a una "familia modelo", es muy lamentable vislumbrar que, probablemente, pierda a un elemento más por la "misma causa" (o, al menos, por poseer una "postura" que asemeja a necedad, negligencia o falta de gana por reconocer "estar en un error").

Mucho más triste es volver la vista y toparte con compañeros de trabajo que también se aferran a posturas que sólo benefician en lo particular y "desechan" casi en totalidad el "hacer la labor en pro de todos los implicados".
El llamado "valemadrismo", como cómplice, sólo trae desgana y frustración.


Me recordé esta tarde-noche con esos sentimientos de antaño... de hace tres años o poco más donde, la decepción, desgana y frustración, le ganaron a todo lo que se había fincado en mi "castillo"...
Hoy, lloro ciertamente, mi estómago está peor que revuelto y no encuentro ninguna vía al menos para ser escuchado pues, la necedad y/o postura de "no querer escuchar o reconocer" de la contraparte, daña más la situación y la coloca en un delgado hilo que, quizá, se rompa y quede así, roto, hasta la muerte.

"Es triste la tristeza", decía un amigo... qué difícil es escuchar la verdad cuando duele, aseguro.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario