lunes, 27 de febrero de 2017

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Yo no sé cómo es que, en determinados momentos, la mierda que portamos algunas personas en el cerebro se mueve dentro y bloquea o permite con mejor fluidez el que las ideas claras y coherentes se muestren. Muchas de esas veces, o al menos las que más recuerdo con tristeza, son todas esas donde he estado bloqueado y he cometido los peores erros de mi vida.

Lo peor viene cuando es Morfeo quien te los recuerda y dejas la cama para terminar dando vueltas en la habitación a inusuales horas debido a ello... mientras las frases o las imágenes provenientes de ese mundo imaginario se revuelcan en tu entender o al menos intentan remover una pequeña parte de dicha mierda que seguro se ha estado petrificando ahí arriba bloqueando la razón.

Es seguro que no es tarea sencilla el que se pueda erradicar o remover en gran parte todo ese estiércol para poder hablar y/o actuar con la coherencia que la vida requiere, con la determinación que un momento preciso demanda y, a pesar de tener "a la mano y en primera fila" el mejor de los caminos o la opción ideal de vida, optamos por sólo observar y dejar que el todo pase, fluya y será entonces el silencio y/o el arrepentimiento quien predomine a lo largo de los días.

Nunca me he considerado perfecto y he observado con detenimiento el actuar o la resolución de decenas de personas a lo largo de mi vida. Algunas de ellas pudieron hacer a un lado parte de la bazofia cerebral y corregir su rumbo e interacción humana y social mientras que otras más siguen mostrándola desde el preciso momento en que hablan y es notoriamente perceptible desde su aliento... y, si bien debe importarme un bledo lo que los demás piensen de mí, es aquí donde justo creo que mi vaho me delata.

Morfeo fue duro conmigo esta mañana (o sincero, si lo miramos desde otro ángulo). Me mostró el paso de los años y a tres personas que fueron muy relevantes e importantes en mi vida, que aportaron lo suyo y que creí "maestros" en mi afán por entender o corregir mi camino vivencial y mundano... el "colado" fue uno de mis hijos que reacomodaba las piezas o las partes a placer en mi vano entender. La muerte rondaba cercana y era motivo para recapacitar aún más hacia dónde era que el dios de los sueños quería llevarme.


Y no, no terminé por entender... quizá la misma mierda que nubla mi razón aún sigue tan aferrada a mi cerebro que no deja que mire más allá y sólo termine con ideas abstractas y burdas que me llevarán a ningún lado y será, como la mayoría de las veces, un sueño más que pasará al olvido, un sueño más que intentó modificar por un momento mi existir, un recordatorio más de que estoy con vida o la invitación desde el más allá a ser mejor, a no cejar en los intentos y a saber perdonar a todos quienes me han hecho daño poniendo atención en el presente con mejores miras al futuro...

Y, mientras escribo esto, parece ser que sí, sí sigue la mierda ahí arriba... (ella asomó en gran parte de mi texto). Sepan ustedes perdonar.

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