sábado, 18 de febrero de 2017

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Definitivamente el cine, la perspectiva de ideas del escritor y/o director, nos mueve las propias; rebusca en lo más oscuro de ellas y nos transporta a lo que quizá alguna vez soñamos, vivimos o anhelamos.

Y es justo bajo esta perspectiva que sigo sin entender el por qué seguimos "siendo los mismos" cuando tenemos en la pantalla la opción, la vía, el camino o el medio más corto hacia "otro tipo de felicidad", hacia otra forma de estabilizar el entorno o reconciliarnos con el prójimo o la naturaleza.

Es cierto que en el propio filme se enredan y muestran otro montón más de situaciones; modos de vivir, estilos de vida, posiciones sociales, modas y demás que pueden "distraer" el trasfondo que encierra aquella idea primordial que dio origen al celuloide y que terminan por confundir más a nuestro entender aunque, a fin de cuentas, siempre he constatado un gran sentimiento de satisfacción al salir de la sala.
Realmente es un enorme placer el acudir al cine.

Aquel filme que te "deja en qué pensar" y que "obliga" a que tú proporciones el final que mejor te parezca es otro que suele ser muy socorrido. De aquí puedo desprender ciertas inconsistencias quizá del escritor o la poca imaginación que la audiencia pudiera tener dando por resultado una película con poca fuerza o impacto aunque en esencia tenga todos los elementos para poder trascender a lo largo de los años.

Aprecio cuando la película es "redonda", cuando te hace vibrar o descubrir tus instintos, cuando te tiene al filo de la butaca, cuando te hace llorar por más de diez minutos, cuando te remonta a tu infancia y te hace ver que en realidad nada de lo que viviste o podrás vivir vale la pena; aquella donde se te muestra que los valores son exactamente eso: valores, y/o aquellas más donde terminas enamorado del personaje o resumes que sólo somos humanos pasajeros en el tiempo y del mundo. Valga, donde sólo te muestran que lo importante es vivir y dejar vivir.

No, no soy cineasta ni crítico, sólo observo y trato de rescatar desde cada película el mejor de los sentimientos y motivos que pudieran darme una mejor perspectiva de vida. Actual, pues no me gustan las llamadas películas "de época" (aquellas que nos remontan a siglos pasados donde las características sociales eran diferentes o donde los guerreros usaban arietes, sables y demás artilugios con picos o flechas con fuego).


Volveré, en definitiva, a la sala cinematográfica y será seguro que saldré de ella con una mejor perspectiva de vida, con un anhelo un tanto más definido, con la remembranza al filo, con un dejo de sal en alguna mejilla y con más sueños encima... aquellos que podré (de alguna forma) ver plasmados pues, los que ahora acompañan mis citas con Morfeo, sólo me han traído desazón, tristeza y una gana de no dormir.

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