jueves, 2 de febrero de 2017

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Algunas ocasiones siento que he regresado al dédalo y, en la disyuntiva de un camino u otro, es que me encuentro con personas que siguen inmersas en el suyo y me lo comparten; pero, muy independiente de estos últimos, la llamada al primero es rechazada casi de manera automática por mí.

Algunas ocasiones siento que las actividades y recorridos me desgastan tanto como nunca antes y no quisiera culpar a la edad, sino al gran cúmulo de diversidad que me nubla el entender y que absorbe en casi la totalidad mi atención y provoca desvelo, falta de atención o insomnio.

Algunas más han sido llamadas de atención desde diferentes aristas que me encogen y minimizan sobre y ante la sociedad resultado de la apatía tapatía o del propio estrés citadino y de cada uno de quienes conformamos el orbe.

Mas, has de saber, que cada muestra de amor, afecto o cariño que se postra ante mis ojos es siempre tomada en cuenta, es más que elíxir y puedo seguir cantando aquí y allá teniendo aún asida a mi mano la calidez de un saludo o el calor de un abrazo (aunque este me haya sido dado hace años); lo inolvidable, como bien se escribe, no se olvida.

Y no existe la lejanía; nos sabemos terrenales y, en esta minúscula vastedad, es que estás aún y que me encuentro aquí también sólo esperando coincidir en el espacio y tiempo para volver a dar fe de esos votos que jamás hicimos propios de algún papel o pergamino y que simplemente tomamos como cursor en nuestra vida para llevarla a cuestas (sin que sea un lastre) por siempre.

Nada tiene qué ver con un probable dédalo o con algún otro que se asome y postre ante nosotros para provocar desvarío; a mi edad, pues, la gran mayoría del todo sencillamente tiene ya su lugar...
¿Dónde crees que no estás citado tú en mis grafías si sé perfectamente que me lees?
¿A dónde crees que arrojo ese cariño si no es, como ya dije, que lo cargo conmigo?
¿Por qué crees que "arrojo cuestionamientos al vacío"?  ...sé perfectamente que personas como tú los pescarán y los traerán de vuelta a la superficie con más de diez colores... con más vertientes de un nuevo laberinto.


Entonces es que me percato que sigue un dédalo u otro postrándose ante mí a manera de escaparate y sigo aprendiendo de todos ellos, sigo desgranando perspectivas y constato que soy portador de nuevas para cualquier otro ente que me indague acerca de su disyuntiva o laberinto propio.

Gracias a ti, que me lees, y que aportas la mayor gama de segmentos de piso por donde poder andar, que atas afectivamente y que, reitero, otorgas lozas de concreto para que alguien más se apoye en ellas en su camino después de haber servido yo mismo a manera de puente o mediador.

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