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Hoy sé que no te resultará fácil el retorno, la disculpa, el reconocer la falla o el erro... la razón principal del perdón o del intentar proseguir.
Sé, que no habrá presencia tuya cercana a mi portal, el cual, permanece abierto hasta altas horas de la noche aún cuando también sé meditas en tu habitación, sopesas la situación y permaneces en el entendido de que no debes ser tú quien dé el último paso.
Sé que la noche llegará una y otra vez como ya lo ha hecho en los últimos meses sin que nadie lo pueda evitar y, con ella, la misma certeza, la gran amargura, el enorme ego, el rencor y la postura necia que no te dejará tranquila lo que te resta de vida sin que suene a amenaza o a maldición.
Sé, que llevarás en la sangre la tibieza propia de la edad, la gana de seguir y el deseo de que no decaiga tu ímpetu, tu ánimo o tu meta en la vida (si es que aún tienes una) pues, gran parte de tus objetivos, ya se han visto truncados con mi nombre...
Sé, que parece absurdo, pero no he dejado de imaginar tu silueta (que más bien se convierte en fantasma) en mi lecho, en estas cuatro paredes que me han visto crecer, fumar, vivir, atar, fornicar, soñar, dormir o iniciar una nueva etapa, traer conmigo nueva vida y colmarlas de buenas vibras a lo largo de mis días...
Habrá entonces que apegarse al desapego, desterrar algunos nombres, eliminar decenas de imágenes, dejar de describir tu aroma y tu piel y creer en el no regreso, en lo concluído, en la nueva canción y en el nuevo sentimiento desconocido aún.
La única pregunta es: cuándo dejarás de formar parte de mi sombra?
P.D.
Mi tristeza solidaria para la tragedia del Chapecoense. Muy en el fondo sé que amo el futbol como deporte y sé que mi hijo mayor también (así como millones de personas más en el mundo)... las palabras no alcanzan a detallar tanta tristeza por la tragedia.
Mi lágrima está en solidaridad. Sepan perdonar mi osadía.
martes, 29 de noviembre de 2016
sábado, 19 de noviembre de 2016
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Ojalá y pudieras verme hoy fuera del dédalo...
Entender lo mucho que existió entonces de ti en mí y cada tarde que, llorando, supliqué que se sensibilizara un poco tu corazón.
Sí, los tiempos eran otros entonces.
Habíamos cursado esa parte esencial de estudio y, por cierto, aún recuerdo (ya graduados) tu silueta frente al mar nayarita, con ese nublado que asemejaba en mucho mi sentir interno, grisáceo. Supongo que, para esos días aún lloraba tu negativa.
Los compañeros tenían la razón quizá cuando me comentaban textual que "te fueras a la chingada", que no valías la pena mis lágrimas y, acto seguido, me invitaron no una ni dos, sino las cervezas necesarias para llorarte con más sentimiento y terminar más que ahogado a altas horas de la noche sin más que los ojos hinchados y un buen grado de alcohol en la sangre.
Ojalá y pudieras verme hoy fuera del dédalo...
Seguramente recordaríamos un poco aquellos tiempos y volveríamos a "ponernos al día" en cuanto a tu acontecer pues, el mío, jamás imaginé relevante para ti... tu postura y arrogancia fue tal que casi puedo asegurar aún conservas.
Quizá fue por ello que me quedaba sin palabras ante ti siempre que tuve la ocasión de estarlo. Mi corazón en verdad era tuyo y te amé a más no poder que sencillamente no podía coordinar lo que decía con lo que sentía o deseaba hacer.
Mirarte para mí era más que quedar hipnotizado, perplejo, asombrado, y con un mar de impotencia en mi voz o mis manos.
Mi recuerdo más fresco es verme parado a la entrada de tu lar cargando esas rosas que solía darte cada 28 de julio, tarjetas y algunos otros detalles que jamás recibiste sólo para no molestarte más pues algunas ocasiones llegué a pensar que "era demasiado" e, instantes después, me arrepentía de esa sentencia y volvía "a las andadas". No recuerdo cuándo fue que dejé de hacerlo...
Las obras en las calles me orillan a pasar luego de mi trabajo a altas horas de la noche a sólo unos metros del hogar donde te conocí... y descubro que jamás pude olvidarte.
¡Qué ganas de que pudieras encontrarme hoy fuera del dédalo...
Ojalá y pudieras verme hoy fuera del dédalo...
Entender lo mucho que existió entonces de ti en mí y cada tarde que, llorando, supliqué que se sensibilizara un poco tu corazón.
Sí, los tiempos eran otros entonces.
Habíamos cursado esa parte esencial de estudio y, por cierto, aún recuerdo (ya graduados) tu silueta frente al mar nayarita, con ese nublado que asemejaba en mucho mi sentir interno, grisáceo. Supongo que, para esos días aún lloraba tu negativa.
Los compañeros tenían la razón quizá cuando me comentaban textual que "te fueras a la chingada", que no valías la pena mis lágrimas y, acto seguido, me invitaron no una ni dos, sino las cervezas necesarias para llorarte con más sentimiento y terminar más que ahogado a altas horas de la noche sin más que los ojos hinchados y un buen grado de alcohol en la sangre.
Ojalá y pudieras verme hoy fuera del dédalo...
Seguramente recordaríamos un poco aquellos tiempos y volveríamos a "ponernos al día" en cuanto a tu acontecer pues, el mío, jamás imaginé relevante para ti... tu postura y arrogancia fue tal que casi puedo asegurar aún conservas.
Quizá fue por ello que me quedaba sin palabras ante ti siempre que tuve la ocasión de estarlo. Mi corazón en verdad era tuyo y te amé a más no poder que sencillamente no podía coordinar lo que decía con lo que sentía o deseaba hacer.
Mirarte para mí era más que quedar hipnotizado, perplejo, asombrado, y con un mar de impotencia en mi voz o mis manos.
Mi recuerdo más fresco es verme parado a la entrada de tu lar cargando esas rosas que solía darte cada 28 de julio, tarjetas y algunos otros detalles que jamás recibiste sólo para no molestarte más pues algunas ocasiones llegué a pensar que "era demasiado" e, instantes después, me arrepentía de esa sentencia y volvía "a las andadas". No recuerdo cuándo fue que dejé de hacerlo...
Las obras en las calles me orillan a pasar luego de mi trabajo a altas horas de la noche a sólo unos metros del hogar donde te conocí... y descubro que jamás pude olvidarte.
¡Qué ganas de que pudieras encontrarme hoy fuera del dédalo...
domingo, 13 de noviembre de 2016
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No, se suponía que esta noche no debería extrañarte (así como lo hice en cientos de ocasiones atrás), pero esta falta de tener al lado a alguien me orilló a hacerlo y a dejar que se sintiera más la soledad gracias a la lluvia pertinaz y al frío que aumenta en este incipiente otoño.
No, se suponía que no debería inspirarme más en ti (así como lo hice en decenas de ocasiones atrás), pero esta guitarra que me acompaña en solitario está decidida a que nazca una nueva melodía en pro de tu recuerdo...
No, se suponía que no debería sentir eso estando bajo techo (así como lo sentí hoy que estuve en la inauguración de un nuevo lar), pero fue justo por esas paredes recién pintadas, el aroma a nuevo y la limpieza y minimalismo del sitio que me hicieron remontar décadas atrás cuando preparábamos juntos ese, nuestro nido familiar.
No, se suponía que no debería estar en silencio (así como lo estuve en muchas ocasiones frente a ti), pero fue justo esta soledad que me demandó al menos reír sonoramente frente al televisor mientras, afuera, el tejado se quejaba sutilmente con la visita de Tláloc por estos rumbos desde hace tres días.
No, se suponía que no debería pensar más en ti... pero es que dicen que la vida de un hombre acompañado se recuerda más que la del hombre solitario y, es justo aquí, que reparo y miro al lado y me descubro con una postura que yo mismo busqué y donde (en definitiva) no se espera un retorno.
Trataré en lo sucesivo intentar dominar mejor estas sensaciones y carencias que me dejan más de veinte años gratamente acompañado (y otros tantos de suma tristeza, limitantes, cortos de reciprocidad y/o colmados de falta de admiración e interés) ...sin mezclar los altibajos sexuales o sus cotidianeidades.
...pues esos detalles se sienten en otra zona crucial de mi cuerpo llagado.
No, se suponía que esta noche no debería extrañarte (así como lo hice en cientos de ocasiones atrás), pero esta falta de tener al lado a alguien me orilló a hacerlo y a dejar que se sintiera más la soledad gracias a la lluvia pertinaz y al frío que aumenta en este incipiente otoño.
No, se suponía que no debería inspirarme más en ti (así como lo hice en decenas de ocasiones atrás), pero esta guitarra que me acompaña en solitario está decidida a que nazca una nueva melodía en pro de tu recuerdo...
No, se suponía que no debería sentir eso estando bajo techo (así como lo sentí hoy que estuve en la inauguración de un nuevo lar), pero fue justo por esas paredes recién pintadas, el aroma a nuevo y la limpieza y minimalismo del sitio que me hicieron remontar décadas atrás cuando preparábamos juntos ese, nuestro nido familiar.
No, se suponía que no debería estar en silencio (así como lo estuve en muchas ocasiones frente a ti), pero fue justo esta soledad que me demandó al menos reír sonoramente frente al televisor mientras, afuera, el tejado se quejaba sutilmente con la visita de Tláloc por estos rumbos desde hace tres días.
No, se suponía que no debería pensar más en ti... pero es que dicen que la vida de un hombre acompañado se recuerda más que la del hombre solitario y, es justo aquí, que reparo y miro al lado y me descubro con una postura que yo mismo busqué y donde (en definitiva) no se espera un retorno.
Trataré en lo sucesivo intentar dominar mejor estas sensaciones y carencias que me dejan más de veinte años gratamente acompañado (y otros tantos de suma tristeza, limitantes, cortos de reciprocidad y/o colmados de falta de admiración e interés) ...sin mezclar los altibajos sexuales o sus cotidianeidades.
...pues esos detalles se sienten en otra zona crucial de mi cuerpo llagado.
lunes, 7 de noviembre de 2016
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Qué tristeza el seguir topandome con personas que "no dejan desempeñar mi trabajo" o que te exigen que hagas algo "fuera de contexto" sólo porque "ellos creen" que es lo que debe imperar en su establecimiento, sabiendo, que en un restaurante, fondita o café, NO es el lugar indicado para hacer desorden o "ambiente", como ellos lo llaman.
Triste es saber que, lo ecléctico, pasa a tercer término y lo que se quiere es más de arrabal, menos seriedad y otros puntos que, a mi parecer, no son los idóneos cuando, justo observo, los comensales van justo a eso: a comer, y no a bailar, cantar o hacer una especie de fiesta chiquita.
Entiendo que de alguna manera hay que darle gusto a la gente, pero quiero creer que es justo ahí que las personas saben escuchar y adivinar qué pueden sugerirle al trovador en turno al mirarlo solo y con su guitarra o, sencillamente, dejar que éste haga su trabajo y todos pasar un rato con música agradable.
Sí, escribí 'agradable'...
Mi comentario de inicio no es hacia las personas que acuden a estos lugares donde ejerzo mi labor, sino a aquellos patrones que "se meten con tu trabajo", que opinan cual si supieran cómo llevar la labor del músico cuando, se nota casi a leguas, que apenas pueden con llevar su establecimiento y el poco personal a su cargo.
Probablemente sea justo eso (que son dueños del lugar) y gracias a ello optan por "meterse" con la labor de los demás... incluyendo al músico (y/o a quien más se deje manipular).
Es obvio que puedo desempeñar mi labor y que haré lo posible por tener contento a los comensales con mis ejecuciones musicales... no necesito que me digan qué hacer.
Es justo aquí que él como patrón tiene entonces el poder de cambiar al músico, el género, el concepto e incluso todo el personal si no es lo que él desea o lo que determina lo propio para su establecimiento.
En este caso, además, deseaba que en menos de un mes pudiera él determinar quién era mejor para el lugar, el otro trovador o yo... vaya con el tipo!
Ya estuve en un establecimiento por más de cinco años y llegué a considerarme realmente como parte del equipo laboral. La gente me conocía y seguía acudiendo al sitio objetando que les era realmente agradable el fin de semana estar ahí. Sí, me costó meses de trabajo "aclimatar" a esos clientes acostumbrados a otros "guitarrazos" pero, en este caso, el patrón me dio mi lugar y juntos seguimos hasta el cierre del sitio.
Pero, vaya... es por demás aclarar o intentar aclarar algún otro punto aquí, denostar o escribir mi observación... He aprendido a "huír" de personas así y, con su perdón, prefiero quedarme en casa a "tener qué hacerle ver" de algún modo lo que es evidente para muchos en lo que a mi musicalidad y calidad refiere.
(Perdón si no me leo humilde... esta vez merezco enalzarme un poco).
Qué tristeza el seguir topandome con personas que "no dejan desempeñar mi trabajo" o que te exigen que hagas algo "fuera de contexto" sólo porque "ellos creen" que es lo que debe imperar en su establecimiento, sabiendo, que en un restaurante, fondita o café, NO es el lugar indicado para hacer desorden o "ambiente", como ellos lo llaman.
Triste es saber que, lo ecléctico, pasa a tercer término y lo que se quiere es más de arrabal, menos seriedad y otros puntos que, a mi parecer, no son los idóneos cuando, justo observo, los comensales van justo a eso: a comer, y no a bailar, cantar o hacer una especie de fiesta chiquita.
Entiendo que de alguna manera hay que darle gusto a la gente, pero quiero creer que es justo ahí que las personas saben escuchar y adivinar qué pueden sugerirle al trovador en turno al mirarlo solo y con su guitarra o, sencillamente, dejar que éste haga su trabajo y todos pasar un rato con música agradable.
Sí, escribí 'agradable'...
Mi comentario de inicio no es hacia las personas que acuden a estos lugares donde ejerzo mi labor, sino a aquellos patrones que "se meten con tu trabajo", que opinan cual si supieran cómo llevar la labor del músico cuando, se nota casi a leguas, que apenas pueden con llevar su establecimiento y el poco personal a su cargo.
Probablemente sea justo eso (que son dueños del lugar) y gracias a ello optan por "meterse" con la labor de los demás... incluyendo al músico (y/o a quien más se deje manipular).
Es obvio que puedo desempeñar mi labor y que haré lo posible por tener contento a los comensales con mis ejecuciones musicales... no necesito que me digan qué hacer.
Es justo aquí que él como patrón tiene entonces el poder de cambiar al músico, el género, el concepto e incluso todo el personal si no es lo que él desea o lo que determina lo propio para su establecimiento.
En este caso, además, deseaba que en menos de un mes pudiera él determinar quién era mejor para el lugar, el otro trovador o yo... vaya con el tipo!
Ya estuve en un establecimiento por más de cinco años y llegué a considerarme realmente como parte del equipo laboral. La gente me conocía y seguía acudiendo al sitio objetando que les era realmente agradable el fin de semana estar ahí. Sí, me costó meses de trabajo "aclimatar" a esos clientes acostumbrados a otros "guitarrazos" pero, en este caso, el patrón me dio mi lugar y juntos seguimos hasta el cierre del sitio.
Pero, vaya... es por demás aclarar o intentar aclarar algún otro punto aquí, denostar o escribir mi observación... He aprendido a "huír" de personas así y, con su perdón, prefiero quedarme en casa a "tener qué hacerle ver" de algún modo lo que es evidente para muchos en lo que a mi musicalidad y calidad refiere.
(Perdón si no me leo humilde... esta vez merezco enalzarme un poco).
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