lunes, 15 de agosto de 2016

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Ya no sé si sigo paralelo a aquel laberinto... aquel que solía, aquel que gestaba, aquel que proponía.

Sólo sé que regresé a mis raíces; a aquel sitio donde todo nació, donde tuve ilusión, donde tuve niñez y donde las ausencias dejaron su huella.
Desde aquellos pequeños y mismos mosaicos puestos en el baño por mi padre, hasta aquellos otros restos de mi hermano que aún siguen vigentes tanto en conversaciones como en ciertos rincones de este lar.

Sé que regresé aquí donde, algunos, me han dicho que no debería y otros sencillamente han dado el mismo paso que yo. Aquí, donde los aromas ya no son míos, donde las mañanas se ausentan y las lluvias parecieran ensañarse cuando debo trasladarme para ir a mi trabajo. Aquí, donde crecí como soñador y viví con cierta plenitud que hoy sólo augura pero no asegura.

Sé que todo mundo comenta que no hay retornos y lo constato en los diversos cambios debido a la edad, a la madurez, al fracaso o a las ausencias mismas y, sé, que principalmente son dichas ausencias las que sustentan que no hay retorno... Son sencillamente las madejas viejas las que me hacen recapacitar, las lozas antiguas, los ventanales rotos, las paredes demacradas o sucias, la visita nocturnal del cucaracherío que inquieta el estar...

Sé que estoy aquí donde gran parte de mi vida comenzó, donde dejé quizá mi huella y que otros pudieron sentir mientras no estuve... y, eso, es algo que no he podido visualizar por cuenta propia.
Allá afuera, sí, veo caras nuevas; personas que en apariencia llevan su vida acorde a sus ideales y que no se les mira preocupación alguna; al menos no en un primer atisbo.

Sé que, entonces, probablemente estoy donde no debería más estar o donde irremediablemente debería regresar para continuar... continuar de alguna forma o para terminar un ciclo, cerrar un círculo o entender en definitiva que sólo me perdí en el dédalo y regresé al mismo punto de partida desde donde, ahora, debo elegir el "otro viro", aquel que está sin ser explorado aún y no permanecer inamovible.


Sé que quizá y requiera de una fuerza aún mayor que la primera utilizada o, en su defecto, valorar, apreciar, sostener, saber lidiar, humanizar y extender mi experiencia para aplicarla en mi nuevo camino.

Deseenme suerte...

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