miércoles, 30 de septiembre de 2015

.

Septiembre 30. Fin de un ciclo mensual, de trabajo, de planes y proyectos quizá consumados o no, día último del mes e inicio de un tiempo de incertidumbre...

Para algunos el mejor mes del año, para otros, uno más que posee el año; y cada uno de nosotros sometido en cierta forma a lo repetitivo que se torna conforme transcurren los días... más aún: tiempo de incertidumbre.

Noveno mes que concluye dejando paso al bello octubre. Bello por sus vísperas, por su luna, por festividades culturales propias del mes e inamovible en su sitio en el calendario... almanaque de recuerdos y tiempo de incertidumbre.

Repetitivo, insisto, colmado de una y otra efemérides que sólo intenta diluír más lo que ha sido nuestra historia y que, en muchas ocasiones, confunde el fin primordial del vivir, del existir, del poder poseer y ser poseído amorosamente... tiempo de incertidumbre.

Y no es porque sea sólo en fin de septiembre o en inicio de octubre, la incertidumbre siempre nos pesca, nos alcanza y nos somete aún con más fiereza (aunque no queramos verla, padecerla o sentirla) y dichoso aquel que la omita de sus aconteceres pues, dudo, se considere terrenal o humano.

Y no es porque carezca de fe, es porque sencillamente nos carcome a todos en el planeta y nadie, nadie en absoluto, puede opinar acerca de la certeza de los sucesos próximos (aún se considere vidente, brujo o deidad)... sólo hay incertidumbre a nuestro derredor.


De no ser así, de creer tú que me equivoco, dime entonces por qué es que la siento en tus palabras, la diviso en tos ojos, la transmiten tus manos y la palpo y cato entre tus propios sueños...?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario