martes, 10 de febrero de 2015

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No niego que, aún estando dentro del dédalo, me he topado una y diez veces con esos jóvenes que creen que "lo pueden todo" en cuanto a lo musical refiere.

Algunos compañeros músicos, como yo, nos hemos topado incluso con personal en los diversos lugares donde trabajamos que suponen que nuestra labor es más que excelente bien remunerada tanto por el tiempo que nos emplean como por lo "desgastante" de nuestro trabajo que, según ellos y en apariencia, es muy poco.

Muchos escritos desde diferentes músicos han sido posteados en las redes sociales haciendo notar a todos que, en realidad, no resulta "tan sencillo" el ser músico y, aún así, existen muchas personas que siguen pasando por alto cada detalle que concierne a nuestra labor creyendo que es "de lo más cómodo" en cuanto al desempeño refiere.

Y así, puedo seguir mencionando algunos otros detalles más y, volviendo a mi principal comentario, algunos jóvenes siguen creyendo que "pueden con este mundo" que miran como "de lo más sencillo para ejercer".
Bajo esta premisa, se malbaratan en los bares o restaurantes y merman y denigran con esto el salario y trabajo de todos los demás (y aquí hablo de nosotros que tenemos responsabilidades en base a un sustento familiar, mientras que, ellos, sólo lo ven como simple diversión, distracción, pseudo pasión o para tener una vida más adicta al alcohol, las mujeres, las relaciones sociales y, por qué no, hasta los desmanes a altas horas de la noche).

Mas, hoy, recibí una llamada esta tarde de un hombre que me quería contratar en un restaurante que abriría en breve y lo primero que indagó de mi persona o perfil fue mi edad. En verdad creí que sería una especie de broma pero, al decírsela, al poco me comentó que en realidad buscaba a un hombre más joven para que desempeñara el trabajo.
Mi primer instinto fue el de apoyarle a encontrar al músico idóneo para su local pues, por fortuna, conozco a gente joven en el medio y con seguridad alguien respondería apoyado en las redes sociales.

Sólo uno respondió. Admiré su valor al hacerlo y, a la vez, sentí que sencillamente me dijo (sin hacerlo) "hazte a un lado, viejo, deja que nosotros los jóvenes nos hagamos cargo del mundo musical y de su curso" aplicado a bares y/o restaurantes locales.
No quiero ir más a fondo. No quiero mencionar que muchos compañeros (y no músicos) comentaron negativamente la postura de aquel patrón y su preferencia por la edad del que pretendía emplear. No quiero creer que en verdad sólo tengo contactos seniles... pero sí debo comentar que, sólo los seniles, saben lo que consumirán tanto en bares o restaurantes y no será menor el gasto a cien pesos por persona (sólo por dar una cifra).


No puedo creer en verdad que aún existan personas que crean que la imagen del músico debe ser joven y lozana importando poco la experiencia, el filin', la calidad interpretativa y la vastedad de repertorio que posee un músico de mayor edad (eso sin contar la calidad y costo del equipo que nos demanda usar).
Vaya aquí mi más profunda tristeza hacia esas personas y, hacia mis compañeros jóvenes, la gana de que puedan valuar, incluso en este tiempo, la labor tan loable que resulta ser la del músico y no se dejen engañar que "pueden" con todo el paquete sólo por su edad y apariencia.

Y sí... ya sé que me estoy volviendo viejo... pero eso a mí me dice que soy más y mejor en todo... no sólo en la música.

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