domingo, 20 de abril de 2014

.

Supongo que, mientras crecemos, nuestra manera de ver la vida y de llevarla a cabo suele ser moderada, desinteresada y/o con ciertos dotes de menosprecio o atención. Todo puede ir intrínseco en ese camino hasta llegar a nuestra mayoría de edad.

Las cosas que nos suceden nos van formando de manera tal que podemos discernir mejor, que cada experiencia nos dota de razón y ecuanimidad para seguir corrigiendo los que suponemos sólo son detalles y así terminar siendo más personas, más humanos o más valiosos tanto para nosotros mismos como para nuestro derredor... pero, qué tan dispuestos seguimos por la vida para continuar corrigiendo esto o aquello?

En los dos últimos días esto ha salido a colación desde una amistad u otra y, quizá lo peor, es que no me lo han dicho directamente, sólo lo han comentado entre quienes están cercanos a mí dejandome en cierta duda del si realmente sigo optando por mejorar o intentando hacer lo correcto con cada día que pasa.

Sigo, por ejemplo, buscando ese equilibrio tan importante ante mi esposa determinando qué es lo mejor para ambos y fundirnos en uno solo (aunque, al final del "estira y afloja" sólo uno de los dos salga lastimado) y ella opta por hacer lo mismo hacia mí; vaya, nuestra búsqueda sigue vigente y con buenos y sanos resultados a la fecha.

Atrás (al parecer) han quedado gruesas discusiones que hoy sólo tienden a ser recordatorios de "lo que no debemos hacer" por bien mutuo mas, frente a los demás (y aquí hablo solo de mí) pareciera que, haga lo que haga, no termino por convencer a nadie del qué pretendo, del quién soy realmente o del cómo es que podría reaccionar ante una u otra situación y, al final, descubro que sigo errando en el corregir de las cosas.

Esto no debería importarme del todo. La gente tiende a especular demasiado temprano y a criticar y juzgar más pronto que las oportunidades mías de demostrar lo contrario a su ya arraigada aseveración dejandome muchas veces tan desarmado ante el todo que culmina en defraudarme y en menear mi cabeza en ademán negativo... y, pues, a fin de cuentas, parece que sí me importa.


Cuánto más pues he de soportar seguir luchando contra cualquier ente que osa a juzgar sin antes conocer y, cuánto más podré corregir hoy día y a mi edad del todo lo que me falta por resarcir tanto de mi temperamento como de mi profesión y/o persona?

Cuánto más...? ...más, sabiendo que sólo "uno debe salir lastimado" y no muchos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario