viernes, 21 de marzo de 2014

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Muchas de las veces (y aún estando inmerso en el dédalo) la vergüenza ha sido la que predomina frente a otras personas que provienen de otro estado de nuestra República debido al tipo de gente que habita esta ciudad a la cual "orgullosamente" hemos llamado el rancho... el enooorme rancho.

Muchos eventos importantes en esta ciudad de Guadalajara se han gestado con una factura propia de primer mundo y lamentablemente el comportamiento de mis vecinos y conciudadanos ha sido por demás nefasta, inepta y estúpida a más no poder demostrando con ello que, insisto, forman parte de este enooorme rancho que denominamos ciudad.

Silvio Rodríguez ya lo constató por citar sólo uno de tantos otros ejemplos y, qué tristeza! pues seguirán llegando excelentes propuestas a nuestra creciente ciudad que terminarán por desencantarse al toparse con estos entes de muy poca apertura al arte o al progreso. Al cambio.

Dos compañeros músicos y compositores oriundos de Oaxaca intentaron también en estos días mostrar parte de su trabajo y empeño musical y, no les miento, uno de ellos, Juan Manuel Pérez Castellanos ("el panda") ya cató a esta 'leal ciudad' pues, después de varias presentaciones, su ingreso apenas fue de doscientos pesos (poco más poco menos).
Terminamos siendo los amigos quienes lo acompañaron tanto a él como a Manuel Ballesteros quienes aplaudimos su talento (porque vaya que hay talento en ellos!).

Bromeaban en este día en cierta estación de radio algunas personas al decir que, en treinta años, sí ha evolucionado la ciudad y, para muestra, la catedral metropolitana ya cuenta con alumbrado propio a manera de atracción turística que, con un costo de doce millones de pesos, presumen desde esta noche los apatíos... perdón, tapatíos (cuando, a unas cuantas cuadras más dentro del mismo municipio, no se ha podido reparar tres o cuatro decenas de lámparas del alumbrado público que siguen descompuestas o apagadas desde hace meses...) Ese, justamente ese es nuestro "adelanto metropolitano" (más atole con el dedo!).


¡Quién puta madre gasta doce millones en su instalación eléctrica e iluminación?! El enorme hotel RIU acaso?
Perdón... pero es que la vergüenza no me deja pensar claramente y me ofusco...

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