miércoles, 11 de diciembre de 2013

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Las cosas se suceden independientemente de saber que, casi para todos, diciembre no resulta ser un mes favorable en este año: las cuentas no resultan, las deudas crecen, los regalos aminoran, el trabajo no fructifica como en diciembres anteriores.

Ya se ha comsumido en totalidad en tres ocasiones la enorme veladora que se coloca al pie de Santa Cecilia y sólo atina a hacerme creer que vendrán días de mayor abundancia laboral... y sólo se me ha plantado una afección en mi garganta que no termina por dejarme cantar cuan plácido acostumbro.

Por otro lado (por lo inmerso del dédalo) descubro tristeza en ti, desazón, aburrimiento y, en verdad no quisiera decirlo, pero creo que te lo has ganado a pulso, a base de toda tu "ardua" labor de pareja... en pocas palabras: lo que siembras, cosechas.
Y es que termina uno por "infectarse" de toda la gana que se mueve en casa por estos días... súmale!

Más allá de la frontera los problemas que se acercan un tanto a nosotros y dan pie a más preocupación... en verdad que espero no terminar mal tú y yo gracias a terceros aún a sabiendas que, de no corregirse, sí mermarán en nuestro desempeño marital.


Y es que una cosa no deja que mire otra... y es que otra no deja que se acerque una... y así sucesivamente, así paulatina, sorpresiva, insistente e inacabablemente.

El clima mejora un poco y empeora al día siguiente, la vida parece que se "compone" y al rato está "descompuesta"; nuestro idilio se enriquece poco y empobrece mucho y las cosas que nos sorprendían hoy parecen más que triviales...

A veces me pregunto quién de los dos está más fuera del dédalo...?

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